FIFA 14

Los aficionados al buen fútbol saben que, para jugar bien de verdad, la que tiene que correr rápido es la pelota. Esa máxima resulta la gran novedad del sistema de juego de FIFA 14, que sin perder nada de lo bueno que aportó la versión anterior del título propone una simulación más pausada y realista. Analizamos una nueva edición del rey del fútbol virtual.

Resulta complicado analizar los cambios de FIFA 14 sin jugar muchos partidos, especialmente si somos acérrimos de la saga y hemos ido probando todas sus iteraciones. EA Sports ha incluido sutiles retoques a la IA (se notan mucho en los desmarques, la presión y las opciones de juego al controlar el balón de espaldas); además, se notan importantes modificaciones en el motor de físicas para dotar de más «peso» a la pelota y bajar el ritmo de carrera de los jugadores. El Impact Engine que estrenó FIFA 2012 llega a su punto culmen en este título y es espectacular ver cargas junto a la banda o saltos en busca de la pelota en el corazón del área.

El resultado es que ya no tenemos la sensación de correcalles y fútbol imprevisible que muchos criticaron en la edición anterior. FIFA 14 premia al jugador que busca espacios y quiere elaborar las jugadas, manteniendo la posesión y lanzando un pase en profundidad justo en el momento adecuado. Gana importancia el físico de los jugadores y ahora un central alto o un mediocentro defensivo fuerte pueden pelear en igualdad de condiciones con los extremos y delanteros más rápidos.

Tras muchos partidos podemos decir que FIFA 14 es un juego más fácil de abordar que sus predecesores. Proteger la pelota es más efectivo que nunca (se dedica el gatillo izquierdo a esa tarea) y los regates se hacen con el stick derecho, sin necesidad de ningún botón modificador. Los que aterrizen en el online sin un poco de práctica notarán como rutinas que eran muy útiles en FIFA 13 ya lo son tanto, especialmente los movimientos basados en la velocidad y los pases elevados a la espalda de los centrales. Lejos de decepcionar, esto supone un reto para mejorar en cualquiera de los modos de juego que ofrece el título.

No todo son buenas noticias para FIFA 14. En primer lugar, la evolución de los gráficos es menor de lo esperado. Es posible que la llegada de la next-gen (recordemos que la versión de FIFA para PS4 y Xbox One aparecerá en pocas semanas) y la necesidad de dar un salto tenga parte de culpa, pero lo cierto es que las nuevas animaciones apenas se notan y, aunque se agradece que cada vez tengan más caras reproducidas, no nos parece precisamente revolucionario. El otro apartado que consideramos atascado es el juego offline: hasta el nivel profesional, los partidos son más o menos equilibrados pero cuando el jugador domina ese nivel y da el salgo a clase mundial o leyenda se encontrará con una IA que hace trampas, anticipándose siempre a nuestras acciones y realizando una presión afisiante e irreal que rompe con todos los principios del título.

EA Sports ha realizado un importante esfuerzo en los últimos años por ampliar la vida de FIFA más allá de los modos clásicos. Así, Ultimate Team se ha convertido en uno de los favoritos para muchos usuarios, que encontrarán una versión muy mejorada en esta edición. También nos parecen interesantes y divertidos los nuevos juegos de habilidad (fantásticos para ir ganando soltura) y la opción Temporadas (ahora con opción cooperativa). En lo relativo al modo Carrera se ha mejorado la interfaz y se añade la nueva «Red Global de Ojeadores», una opción más espectacular que práctica y que necesita mejorar.

Conclusiones

FIFA 14 es la mejor experiencia de fútbol virtual que podemos disfrutar hoy día. Posiblemente sea el título que mejor se amortiza a lo largo del año, con cientos de horas en los modos offline solos o con amigos y virualmente infinitas en el online. No hay cambios radicales en lo técnico, pero sí pensamos que desde el punto de vista jugable hay mejoras suficientes para recomendar una compra que se convierte en casi obligatoria para aficionados a los juegos deportivos. Sobresaliente sin paliativos, a la espera de lo que nos depare la próxima generación.