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Intel activa por defecto un mecanismo de telemetría en sus drivers gráficos
La última actualización de los drivers gráficos de Intel para Windows ha traído una novedad que a buen seguro va a enojar a los defensores de la privacidad: ha activado la telemetría por defecto. El instalador de la versión 101.4578 beta de los controladores ha incorporado el suministro de un componente llamado Programa de Mejora de Computación (CIP/Compute Improvement Program) que, al menos de momento, se encuentra habilitado de manera predeterminada y se encarga de recopilar datos en segundo plano de todo el rendimiento del PC y no solo de la gráfica.
La intención de Intel es, al menos oficialmente, usar los datos recopilados con la telemetría con el fin de mejorar sus productos. El gigante del chip ha insistido en que CIP “no recopila su nombre, dirección de correo electrónico, número de teléfono, información personal confidencial o ubicación física (excepto el país)”, por lo que se supone que recolectará casi exclusivamente datos técnicos, cosa que posiblemente no se pueda asegurar al 100% en caso de que el mecanismo sea privativo.
AMD es la que aparentemente maneja este asunto de una manera más correcta, ya que el software de Adrenalin presenta una opción que permite evitar que la telemetría se habilite después de finalizar la instalación del driver independientemente del modo seleccionado. Es cierto que la casilla está marcada de manera predeterminada para hacer funcionar la recopilación de datos, pero el usuario tiene la posibilidad de desmarcarla antes de terminar la instalación.
La situación del CIP de Intel parece similar a la de AMD viendo el pantallazo compartido por el medio TechPowerUP, fuente de la información que estamos dando, pero su inhabilitación debe hacerse después de mostrar las opciones de la instalación personalizada debido a que es introducido por defecto si el usuario selecciona la vía típica. Por su parte, NVIDIA tiene pinta de ser la que peor lleva el tema de la telemetría al no ser posible inhabilitarla ni siquiera a través de una instalación personalizada del controlador mediante las vías oficiales. Y es más, su desactivación tiene que realizarse a través de la manipulación del propio Windows o con herramientas de terceros.
Veremos cuál es la reacción de los usuarios ante este tema, pero parece que Intel no es la que tiene la peor forma de proceder entre los fabricantes de tarjetas gráficas. Por otro lado, el propio Windows está muy cuestionado en términos de privacidad viendo cómo lo gestiona Microsoft desde la versión 10. El giro hacia los servicios del gigante de Redmond ha derivado en la implementación de mecanismos, servicios y aplicaciones cuya presencia es más que dudosa, y a pesar de ello no se puede decir que eso le haya supuesto un gran coste a nivel de cuota de usuarios.
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