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Twitter abandona el código de buenas prácticas contra la desinformación de la UE
Una de las promesas de Elon Musk, en su llegada a Twitter, fue que la red social se iba a convertir en la fuente de información más precisa del mundo. Claro, sonaba tan bien como otras muchas de sus promesas, como que la conducción autónoma de los Tesla alcanzaría el nivel 5 a finales de 2021 (recordemos que, a mitades de 2023, todavía sigue en nivel 2, y con no pocos problemas), o cuando afirmó que su Hyperloop era el futuro del transporte público (posteriormente se ha demostrado que era solo humo, y que lo dijo para evitar la construcción de un sistema ferroviario en California que podría haber afectado a las ventas de Tesla).
Los que ya tenemos a Musk como una fuente de información falsa, nos hicimos pocas ilusiones cuando afirmó que la fiabilidad de la información de Twitter se iba a elevar a los sacrosantos altares de la verdad pura. Y eso que tenía un plan para acabar con un elemento clave de las actuales técnicas de desinformación en las redes sociales en general, pero particularmente en Twitter: los bots. Así, con su flamante plan bajo el brazo, decidió acabar con la API gratuita y hacer que todo el mundo, por solo ocho euros al mes, pudiera comprar la insignia de verificado de la red social. Un plan sin fisuras…
Sin embargo, podemos entender que sus planes se vieron, no sé, digamos que interrumpidos cuando tuvo que asumir otras tareas de la máxima prioridad, como cambiar el cartel de su sede de San Francisco, subastar mobiliario y decoración de dicha oficina (al tiempo que dejaba de pagar el alquiler por la misma), o confirmar su compromiso con la libertad de expresión expulsando a periodistas de Twitter. Claro, estaba tan ocupado con esas, que no pudo asignar recursos para combatir los mensajes de odio en la red social, que como todos sabemos es algo mucho menos importante esas otras cosas que sí que hace.
No andaba desatinada la Unión Europea cuando, antes incluso de que se completara la operación de compra, ya advirtió a Elon Musk sobre lo que esperada de Twitter en esta nueva singladura. Y cuando pudo comprobar que sus previsiones eran correctas, envió un mensaje de aviso a principios de marzo. ¿Y cuál ha sido la respuesta de Twitter a la posición de la Unión Europea? Retirarse del Código de Buenas Prácticas en materia de Desinformación, suscrito por la red social, en su actualización de junio de 2022, junto a otras 33 compañías, según ha confirmado el comisario europeo Thierry Breton… sí, a través de un mensaje en su cuenta de Twitter.
Twitter leaves EU voluntary Code of Practice against disinformation.
But obligations remain. You can run but you can’t hide.
Beyond voluntary commitments, fighting disinformation will be legal obligation under #DSA as of August 25.
Our teams will be ready for enforcement.
— Thierry Breton (@ThierryBreton) May 26, 2023
El mensaje del comisario es bastante claro y contundente:
«Twitter abandona el Código de prácticas voluntario de la UE contra la desinformación.
Pero las obligaciones permanecen. Puedes huir, pero no esconderte.
Más allá de los compromisos voluntarios, la lucha contra la desinformación será una obligación legal en virtud del #DSA a partir del 25 de agosto.
Nuestros equipos estarán preparados para hacer cumplir la ley.»
Es cierto, y Breton lo menciona al principio de su tweet, que la adhesión al mismo es voluntaria, pero justo tras ese punto el comisario recuerda que las obligaciones establecidas por el marco legal de la UE son de obligatorio cumplimiento para toda empresa que quiera operar en el espacio común, y que por lo tanto, haya o no haya adhesión al Código de Buenas Prácticas, las administraciones comunitarias responderán ante cualquier incumplimiento.
El problema es que, al menos de momento, no da la sensación de que Twitter se esté preparando para tomar las medidas necesarias para el cumplimiento de dichas normas, y el imcumplimiento de las mismas se podría traducir en sanciones multimillonarias o, llegado el caso, incluso en la prohibición para la red social de operar en la Unión Europea. Y a diferencia del caso de OpenAI frente al marco regulatorio europeo, con Sam Altman girando por Europa en busca de colaboración y consenso, cuesta imaginar a Musk con una actitud similar. La única esperanza a este respecto es que el multimillonario se haga a un lado y que la nueva CEO, Linda Yaccarino, sea capaz de revertir la situación, normalizar las relaciones con la UE y garantizar la persistencia de Twitter en la Unión Europea.
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