A Fondo
Cuatro alternativas a Chrome basadas en Chromium y una más para alejarse de Google
Chromium es la tecnología de renderizado que ha conquistado la web. La gente usa, con gran diferencia, su principal derivado, Chrome, pero a estas alturas nuestros lectores ya sabrán que existen muchos derivados de éste, empezado por el actual Microsoft Edge y continuando con Opera, Vivaldi y Brave. Si bien pocos cuestionan la calidad de Chromium a la hora de hacer su trabajo, lo que ha preocupado a muchos es el abuso de posición dominante que ejerce desde hace años, con un Firefox que se ve incapaz de remontar a pesar de haber mejorado mucho en los últimos tiempos.
Chromium es una base tecnológica y a la vez un navegador web en sí mismo. Como base tecnológica no solo ha sido empleado por la gran cantidad de derivados que existen, sino que también está presente, al menos parcialmente, en Electron, el conocido framework que facilita la creación de aplicaciones multiplataforma empleando tecnologías web.
Electron, a pesar de recibir muchas críticas por su pobre rendimiento y la gran cantidad de recursos que acapara en comparación con un software compilado, ha ido ganando terreno con el paso de los años para estar presente en todas partes, incluyendo las aplicaciones oficiales de Discord y Skype, entre otras muchas. Posiblemente el punto más triste es el hecho de que muchas aplicaciones Electron no ofrecen nada de valor en comparación con la colocación de un marcador en un navegador web de verdad.
Como navegador web, el uso de Chromium en su estado original está bastante extendido entre los usuarios de Linux, sobre todo entre las personas que buscan un navegador de código abierto y que esté algo alejado de las garras de Google. Sin embargo, en los últimos tiempos ha tenido que enfrentarse a Ungoogled Chromium, una variante totalmente desprovista de las tecnologías del gigante del buscador (o al menos aquellas susceptibles de quebrantar la privacidad), y Brave, que es el único gran derivado que está publicado como software libre.
Un poco de la historia de Chromium
Chromium nació como un navegador web y un proyecto de código abierto bajo el paraguas de Google, que a día de hoy sigue siendo la principal desarrolladora. La cantidad de líneas de su base de código no ha parado de aumentar para situarse en la actualidad en más de treinta millones.
La cantidad de líneas de código puede sonar un tanto exagerada, pero hay que tener en cuenta las cosas que hacemos con un navegador web hoy en día, ya que no solo reproducimos texto e imágenes, sino que desde hace años consumimos buena parte de la multimedia a través de este medio o realizamos tareas como ofimática, videollamadas, trabajo, etc. Todo eso ha contribuido a hinchar los navegadores web hasta convertirlos en mastodontes capaces de ocupar varios gigabytes de RAM con tan solo abrir unas pestañas.
Chromium nació el 2 de septiembre de 2008 prácticamente en paralelo con su principal derivado, Chrome, con el que tiene algunas diferencias evidentes. Para empezar, Chromium está publicado principalmente bajo la licencia BSD de tres cláusulas, la cual es bastante laxa y permite crear derivados privativos. Aquí es donde entra Chrome, cuyo código fuente está cerrado y no puede ser auditado libremente por un tercero, lo que le permite a Google poder introducir modificaciones que, al menos sobre el papel, no son fáciles de detectar o auditar. ¿Qué cambios introduce Google en Chrome? Como pasa muchas veces con el software privativo, es difícil de saber con exactitud, y sin duda esa una buena razón para acusar a Chrome de ser un spyware.
A pesar de que en la actualidad muchos ven a Chromium como una tecnología maligna, la realidad es que en un principio fue todo un soplo de aire fresco. Por un lado fue pionero a la hora de sacar provecho de unos procesadores multinúcleo que por entonces empezaban a extenderse. La ventaja de Chromium en este frente era todavía más manifiesta sobre un procesador con cuatro núcleos o más, ya que la tecnología originaria de Google era y es capaz de aprovecharlos todos con el multiproceso, mientras que la competencia, con Firefox e Internet Explorer a la cabeza, tendía a ejecutarse sobre un único proceso y un único núcleo.
Otro aspecto en el que Chromium se mostró superior a sus rivales de entonces es en la reproducción de multimedia, en especial en lo que respecta al soporte nativo de HTML5 para ese menester. Su superioridad aquí, principalmente a través de Chrome, fue manifiesta hasta prácticamente la aparición del Microsoft Edge original, que fue sustituido tiempo después por otro navegador del mismo nombre, pero basado en Chromium.
Los avances de la tecnología impulsada por Google fueron los cimientos que han permitido jubilar definitivamente al abominable Flash, una tecnología que en su momento fue un mal necesario para dotar a la web de soporte multimedia, pero que, independientemente del veto a su aparición en iOS y su fracaso a la hora de desembarcar en Android, ya se mostraba como un lastre debido a sus constantes problemas de seguridad y lo ineficiente que era tanto en el consumo de recursos como de energía. Si bien no empezó con buen bien, el soporte de reproducción de multimedia de los navegadores web mediante HTML5 es mucho más eficiente que Flash desde hace mucho.
Después de explicar brevemente la historia de Chromium, voy a mencionar cuatro derivados y un invitado especial para aquellos que busquen algo que se aleje, aunque sea un poco, del cuestionado imperio de Google.
Microsoft Edge
El ejemplo más fácil si tenemos en cuenta que es el segundo navegador web más popular, aunque a años luz de los números de Google Chrome. Después de descartar su propia tecnología, la cual no tuvo la acogida esperada entre los usuarios, Microsoft decidió “unirse al enemigo” para poder beneficiarse de sus virtudes a la vez que añade cosas propias. De todas formas y como ya he dicho, la licencia BSD de tres cláusulas permite cerrar el código fuente en todo software derivado.
El gigante de Redmond pretende ofrecer un navegador web moderno, rápido y seguro con características como Defender Smartscreen. Además de usar la tienda de extensiones de Microsoft, es compatible con las de Chrome, y frente a sus rivales sobresale por su soporte de multimedia al menos en Windows. Oficialmente está está disponible también para macOS, Linux, Android e iOS.
Brave
¿Un navegador web que te paga por ver publicidad? Pues eso es precisamente lo que te ofrece Brave, pero si eso no te interesa, siempre tienes su otra gran característica para justificar su uso: es el principal derivado de Chromium publicado como software libre, ya que emplea la misma licencia que Mozilla Firefox, la MPLv2.
Brave fue creado por el “padre” de JavaScript y ex-CEO de Mozilla, Brendan Eich. Si bien bloquea los rastreadores por defecto, no actúa como un simple bloqueador de publicidad al ofrecer en realidad un enfoque más matizado. Siendo más concretos, realiza un seguimiento de los sitios web que más visita el usuario y le paga utilizando los tokens en su billetera virtual. Con este enfoque lo que se pretende es brindar un mayor control sobre la privacidad y la publicidad.
El bloqueador de Brave es bastante potente, lo suficiente como para ir sobrado para aquellos usuarios que no tienen los conocimientos necesarios para lidiar a fondo con uBlock Origin y soluciones similares. Oficialmente está disponible para Windows, Linux, macOS, Android e iOS.
Opera
Opera es todo un veterano que en el año 2013 cambió su propio motor de renderizado, Presto, por Chromium. La transición fue muy criticada debido a que durante el proceso se perdieron muchas características que hacían de Opera un producto único, porque más que un simple navegador web, era más bien una suite de aplicaciones para Internet con cliente de correo y otras posibilidades.
Pese a la decepción inicial, Opera ha ido evolucionando con el paso de los años para volver a tener características que le dan valor frente a Chromium en su versión original y Chrome. El navegador de origen noruego tiene su propia tienda de extensiones, funciones ligadas a redes sociales y servicios de mensajería como WhatsApp y Facebook Messenger, además de proporcionar una VPN gratuita. Otro aspecto que merece la pena resaltar es que, con el paso de los años, su interfaz ha ido evolucionando para diferenciarse cada vez más de la de Chromium y Chrome. La base tecnológica impulsada por Google sigue ahí, pero al menos en apariencia ya no es un simple clon.
Opera basado en Chromium ofrece un potente soporte multiplataforma que abarca Windows, Linux, Mac, Android e iOS, además de poner a disposición Opera Mini para Android. También andan por ahí Opera GX, una navegador web orientado a gamers con compilaciones para Windows, iOS y Android; Opera One, proyecto con el se pretende introducir cambios profundos a nivel diseño y funcionalidades; y Opera Neon, que pone énfasis en las funciones relacionadas con la multimedia e integra un reproductor de música y video.
Vivaldi
Vivaldi es un navegador web basado en Chromium fundado por Jon Stephenson von Tetzchner, quien en un pasado fue CEO de Opera. Su objetivo es recuperar el espíritu del Opera original, pero empleando un motor de renderizado mucho más moderno. Como consecuencia tenemos un producto que ofrece muchas características, enormes posibilidades de personalización y que está fuertemente orientado a los power users o usuarios avanzados.
Su orientación a usuarios avanzados convierte a Vivaldi en un producto bastante nicho, más si vemos que los navegadores web han tendido al minimalismo desde la irrupción de Chrome. Esto hace que un usuario común y con pocos conocimientos pueda verse saturado y/o perdido por la gran cantidad de posibilidades que pone a disposición, mientras que otros posiblemente lo vean como un producto de otra época, en clara referencia a lo que fue el viejo Opera.
Entre las características más destacadas de Vivaldi están un gestor de espacios de trabajo, un potente gestor del historial de navegación con estadísticas, un cliente de correo, una aplicación de notas, un traductor integrado, un aplicación de correo y un lector de feeds. La interfaz soporta altos niveles de personalización para dejar la aplicación al gusto del usuario.
Mozilla Firefox
Y cerramos la lista con el invitado especial: Mozilla Firefox. Es cierto que mencionar a este navegador como alternativa a Chromium es un poco manido, pero es, dejando aparte a un Safari que ya no se prodiga fuera del ecosistema de Apple, la única alternativa real a la tecnología impulsada y desarrollada principalmente por Google.
A pesar de que existen derivados de Chromium que intentan poner distancia de Google, seguir empleando dicha tecnología es, en cualquier caso, contribuir a que el gigante del buscador siga erigiéndose como el gran dictador de la web, sobre todo en lo que respecta a cómo tiene que funcionar.
Otra cuestión que está ahí es hasta dónde podrán aguantar los derivados de Chromium sin tener que pasar por los aros de Google. Aquí entra el cuestionado Manifest V3, cuya implementación definitiva en sustitución de la versión 2 ha tenido que ser pospuesta debido a que, según la versión de sus detractores, supone un riesgo para la privacidad, la seguridad y la innovación. De hecho, Opera, Vivaldi y Brave ya mostraron su oposición a las intenciones de Google, pero como ya he dicho, habrá que ver hasta dónde aguantan.
Algunos posiblemente hayan pensado en una bifurcación de Chromium, pero el mantenimiento de un mastodonte con más de treinta millones de líneas de código es algo que requiere de muchos recursos, unos recursos que solo están alcance de una empresa al menos relativamente grande. Por otro lado quedaría la cuestión de la compatibilidad con el proyecto original.
Mozilla Firefox ha cumplido con su palabra de adoptar Manifest V3, pero sin tragar con las partes más polémicas, así que extensiones como los bloqueadores de publicidad deberían de funcionar como siempre. Aquí entra en juego el hecho de que Firefox no tiene más vinculación tecnológica con Chromium que la de aceptar algunas de sus especificaciones, las cuales son implementadas bajo los criterios de Mozilla.
Dejando atrás el domino de Google sobre Chromium, otro aspecto importante es el motor de renderizado, que es posiblemente el punto que hace que esta tecnología goce de una clara posición dominante de la que, obviamente, abusa. Que Chromium fagocite la web significa que Google tendría el poder de dictaminar cómo tiene que funcionar la web a todos los niveles, y de hecho la compañía ya ha maniobrado en ese sentido con propuestas como el fallido FLoC y el hecho de que sus servicios solo garantices un correcto funcionamiento sobre una navegador Chromium.
Aparte de un movimiento de resistencia frente un claro abuso de posición dominante, Mozilla Firefox ha mejorado enormemente en los últimos años y hoy en día no es un navegador tan inferior a Chromium como en tiempo pasados. Quantum ha ido madurando para ser una tecnología que realmente rivaliza cuando se trata de velocidad de renderizado, sin embargo, posiblemente Linux sea el único sistema en el que supera de manera clara a su archirrival en algunas facetas, sobre todo en aspectos como la reproducción de multimedia por hardware y el soporte de Wayland.
Conclusión
Como vemos, hay opciones para alejarse de Google, y aquí solo hemos mencionado las más conocidas, las cuales por lo general suelen ser las más recomendables debido a que, al menos sobre el papel, son las que tienen un desarrollo más activo y un mejor mantenimiento.
A pesar de que haya opciones dentro de Chromium que intentan poner cierta distancia del gigante del buscador, de poco va a servir su lucha, ya que el punto importante es la diversificación del mercado de renderizadores web para que así la W3C pueda mantener su autoridad en lo máximo posible.
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