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Ha nacido una estrella
No, no temas, no voy a hablar ni de Judy Garland, ni de Lady Gaga, sino de uno de nuestros gadgets predilectos, el James Webb, nuestros nuevos ojos en el espacio, que ahora comparten protagonismo con los del veterano y siempre querido Hubble, que durante décadas nos ha permitido ver el Universo y, más importante aún, pues lo nuestro es simple deleite, ha revolucionado la historia de la astronomía a lo largo de sus 33 años de servicio (y sumando). Ahora, para nuestra suerte y la de la comunidad científica, ambos telescopios espaciales nos permiten ver muchísimo más allá de donde llega la vista.
Como recordarás, ya han pasado algo más de cuatro meses desde que, finalizado el largo y complejo proceso de puesta en servicio del James Webb, pudimos finalmente observar (con la boca abierta, al menos en mi caso) las primeras imágenes finales capturadas por el telescopio. Y sí, digo finales porque previamente la NASA ya había compartido alguna imagen previa, pero correspondían a pruebas de funcionamiento y de la calibración de los diversos instrumentos que lo forman.
Desde entonces, y pese a los incidentes, el James Webb ha estado trabajando a pleno rendimiento. De hecho su agenda de trabajo tiene overbooking, pues es la manera de sus responsables de asegurarse de que, si por cualquier razón no imputable al telescopio no se puede llevar a cabo una tarea programada, el James Webb no se quede «de brazos cruzados», desaprovechando de este modo el tiempo que tenía asignada dicha tarea en la planificación.
De las imágenes que hemos podido ver hasta ahora, sin duda la más icónica es la de Los Pilares de la Creación, que ya fueron capturados por el Hubble allá por el lejano 1995 y que, con los modernos instrumentos del James Webb, se muestran todavía más espectaculares. Y es que más allá de su belleza, se considera que es una importante fuente de creación de estrellas. Si no conoces su historia, te recomiendo encarecidamente la lectura del artículo de nuestro compañero Juan que he enlazado en este mismo párrafo.
Pues bien, si Los Pilares de la Creación nos muestra una «fuente» de estrellas, la última captura publicada por la NASA nos lleva del bosque a uno de los árboles. Y es que lo que ha capturado el James Webb y estamos presenciando es el nacimiento de una estrella. Más concretamente, vemos una protoestrella dentro de la nube oscura L1527. Hablamos de una estrella bastante joven, ya que L1527 tiene solo unos 100.000 años. Por hacer una comparación cercana, debemos recordar que el Sol tiene unos 4.600 millones de años.
La de protoestrella es la fase más temprana de formación de una estrella. En esta fase aún no generan energía mediante la fusión nuclear de hidrógeno, está envuelta por una gruesa y oscura capa de polvo y gas y todavía tendrá que recorrer un largo camino hasta que alcance el estado necesario para ser considerada una estrella. Por lo tanto, gracias a esta nueva captura del James Webb, la comunidad científica podrá avanzar sustancialmente en el conocimiento sobre el proceso de formación de las estrellas.
Imagen: NASA, ESA, CSA y STScI. Procesamiento de imágenes: J. DePasquale, A. Pagan y A. Koekemoer (STScI)
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