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Nuestros lectores hablan: ¿Vas a actualizar a Windows 11 o te quedarás en Windows 10?
Windows 11 ha sido una auténtica sorpresa. Desde que Microsoft presentó Windows 10, se confirmó el salto de este sistema operativo al modelo de servicio, un cambio importante frente al modelo de producto que el gigante de Redmond había mantenido desde el nacimiento de Windows. Ya os explicamos las diferencias entre ambos conceptos en este artículo, así que os invito a echarle un vistazo si no tuvisteis la oportunidad de leerlo en su momento.
Ahora que conocemos todas las claves de Windows 11, y que sabemos los requisitos que deberemos cumplir para poder instalarlo, tenemos sobre la mesa todo lo que necesitamos para decidir si nos atreveremos a dar el paso, es decir, si actualizaremos a Windows 11 cuando esté disponible, o si por el contrario nos vamos a quedar durante un tiempo en Windows 10. Ambas opciones son perfectamente válidas, y de hecho tengo claro, tras mi última experiencia con las actualizaciones de Windows 10, que ser de los primeros no siempre es bueno.
Windows 11 lleva un tiempo en fase de pruebas, y su lanzamiento no se producirá hasta finales de este año, lo que significa que Microsoft tiene bastante tiempo para terminar de pulir esos errores subyacentes y esas «cosillas» que no siempre se ven a la primera. Sin embargo, al tratarse de una actualización tan importante, y tan grande, tengo claro que lo mejor va a ser esperar a ver cómo llega al usuario final, y una vez que comprobemos que no presenta ningún error importante, podremos actualizar sin miedo.
En mi caso, voy a esperar un poco para actualizar a Windows 11
La verdad es que Windows 11 me ha dejado sensaciones positivas, y me gustan los cambios de interfaz que ha introducido Microsoft, pero a pesar de todo tengo muy claro que no voy a ser de los primeros en actualizar. Esperaré un tiempo prudencial para ver en qué estado llega dicho sistema operativo y evitar posibles problemas derivados, casi siempre, de una falta de revisión en el canal Insider.
Esa es, precisamente, la actitud que he adoptado siempre con las actualizaciones en Windows 10, a pesar del desliz que derivó en la instalación del controlador problemático que me obligó a reinstalar para «recuperar mis SSDs», y es el enfoque que voy a mantener con Windows 11. Mi PC es mi herramienta de trabajo, y no puedo estar jugándomela con actualizaciones que no sé, realmente, en qué estado llegarán, ni qué daño le podrían hacer a mi equipo.
Una vez que confirme que Windows 11 está lo suficientemente maduro, y que no presenta ningún tipo de conflicto, me lanzaré a actualizar, y lo mismo haré con el resto de equipos que tenemos en casa, incluido mi veterano portátil, un Lenovo IdeaPad Z500T con Core i7 3632QM y 16 GB de RAM, que tuvo una segunda vida cuando lo actualicé con un SSD SATA III manteniendo, eso sí, el HDD de 1 TB como unidad secundaria.
Ahora os toca a vosotros, ¿vais a ser de los primeros en actualizar a Windows 11 o lo vais a dejar en segundo plano un tiempo? Los comentarios son vuestros, nos leemos.
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