A Fondo
¿Cuándo podré comprar una tarjeta gráfica a precio normal? Tenemos malas noticias
¿Has intentado comprar una tarjeta gráfica recientemente? Si lo has hecho, te habrás dado cuenta del caos que impera en el mercado, y de que es imposible encontrar una unidad a un precio mínimamente razonable.
No es algo que haya pasado de la noche a la mañana. Comenzó a gestarse con el despegue del Bitcoin, y se consolidó a lo largo del mes de diciembre, una fecha en la que ya era casi imposible encontrar una tarjeta gráfica de nueva generación a su precio recomendado. En aquél momento, un amigo me pidió ayuda para conseguir una tarjeta gráfica, y al final tuvo suerte y acabó haciéndose con una RTX 3060 Ti personalizada por 455 euros, un poco más del precio del modelo Founders Edition de NVIDIA, que posiciona en los 419 euros.
El impacto que ha tenido el minado de criptodivisas en el sector de las tarjetas gráficas de consumo general ha sido masivo, tanto que puedo confirmaros que fue peor que el que se produjo durante la anterior burbuja del Bitcoin, que alcanzó su punto álgido en 2017, y explotó a principios de 2018. A finales de dicho año tocó fondo, ya que pasó de haber rondado los 20.000 dólares a valer «solo» 3.200 dólares.
Por qué no puedo comprar una tarjeta gráfica: un poco de contexto
Ya hemos señalado un culpable, el auge del Bitcoin, y de las criptodivisas en general. Su valor no ha dejado de crecer durante los últimos meses, y de una manera muy marcada, lo que ha hecho que el interés en la minería haya desatado una auténtica fiebre que ha acabado drenando prácticamente todo el stock de tarjetas gráficas del mercado. No se han salvado, ni siquiera, los modelos de las generaciones anteriores.
Fijaros un momento en la gráfica adjunta. Esta refleja el valor que ha tenido el Bitcoin desde finales de 2013, con poco más de 100 dólares, hasta el día de hoy, que ronda los 51.390 dólares (al momento de escribir el artículo). El primer gran pico que vemos en la franja anterior a 2018 representa la primera burbuja que vivió dicha criptodivisa, y que produjo una enorme escasez de tarjetas gráficas en el mercado de consumo general.
A partir de 2018, se inició un largo proceso de normalización que tardó bastante tiempo en completarse, es decir, no fue pinchar la burbuja y ya está, stock y precios normales, nada más lejos de la realidad, recuerdo perfectamente que hubo que esperar unos meses hasta que esa normalización, tanto a nivel de precios como de stock, empezase a notarse de verdad. De hecho, en abril de 2018, cuando el pinchazo ya era evidente, hablábamos de una normalización parcial de las GTX 10 de NVIDIA.
Lo ocurrido con la burbuja anterior nos dice muchas cosas sobre lo que podemos esperar de este nuevo repunte del Bitcoin, pero antes de entrar en materia vamos a seguir mirando esa gráfica, ya que todavía hay otra cosa importante que quiero dejar clara. Mirad la fecha en la que se produce el nuevo crecimiento explosivo del Bitcoin. El punto de partida es octubre de 2020, y en noviembre de dicho año su valor prácticamente se había doblado.
Ahora pensemos, por un momento, cuándo hemos dicho que se hizo evidente la escasez de tarjetas gráficas, en diciembre de 2020. No es casualidad, las fechas cuadran perfectamente, y señalan al principal culpable de la falta de stock y de los precios inflados. Sí, la explosión de valor que ha vivido el Bitcoin, y la locura por la minería que ha venido detrás, son los culpables de que no puedas comprar una tarjeta gráfica.
¿Cuándo se normalizará la situación? ¿Podré comprar una tarjeta gráfica este año?
Me gustaría decirte que sí, pero la verdad es que lo veo muy complicado. La anterior burbuja del Bitcoin nos enseñó algo muy importante, y es que, aunque el valor de esta se reduzca hasta tal punto que podamos hablar de una burbuja pinchada, la normalidad tarda, como mínimo, unos cuantos meses en llegar.
Debemos tener en cuenta, además, que en aquél momento ni NVIDIA ni AMD tenían los problemas de escasez de chips, y otros componentes clave para la fabricación de una tarjeta gráfica, que tienen ahora mismo. Tampoco se encontraban en auge los especuladores dedicados a la reventa, lo que nos deja una conclusión clara y simple, y es que es muy probable que el stock y los precios no se normalicen hasta 2022, y suponiendo que concurran una serie de factores importantes, entre los que destacan:
- Un aumento muy marcado de la producción de tarjetas gráficas.
- Una caída importante en la demanda.
- Un pinchazo, o una pérdida de valor importante, de las criptodivisas que desaliente a los mineros.
Incluso en el caso de que acontecieran esos tres factores, cosa poco probable, todo sea dicho, la normalización del mercado no sería inmediata. El stock tardaría en reponerse a niveles aceptables, sobre todo por esa escasez de chips y otros elementos a la que hemos hecho referencia, y los minoristas seguirían siendo reacios a una bajada inmediata de los precios de venta. Esto último ya ocurrió en la burbuja anterior.
Por otra parte, hay que tener presente que los especuladores seguirían intentando mantener un cierto control sobre los precios de venta para hacer negocio hasta el final, lo que podría alargar y complicar todavía más esa recuperación.
¿Qué puedo hacer si necesito una tarjeta gráfica? Esperar, y armarte de paciencia
No hay otra opción, salvo que estés dispuesto a aceptar los precios abusivos que piden los revendedores a través de plataformas como eBay, donde podemos encontrar unidades que se venden a un precio que parte de los 1.700 euros, y que puede superar, en algunos modelos, los 3.000 euros. La situación ha llegado a un nivel tan absurdo que hasta se están vendiendo notificaciones de reposiciones de stock por 5 euros.
Seguir de cerca a minoristas de confianza y estar atento podría ayudarte a conseguir una unidad, pero lo más probable es que esta no tenga un precio razonable y que acabes pagando de más. Si es una cifra razonable, como en el ejemplo de la RTX 3060 Ti que te puse anteriormente, adelante, en caso contrario, espera.
El mercado de segunda mano no se ha quedado ajeno a esta situación, y por desgracia los precios también se han inflado a niveles de locura. Una RTX 2060, que no debería costar más de 200 euros tras el anuncio del lanzamiento de la RTX 3060 por 329 euros, se está vendiendo en el mercado de segunda mano por precios que rondan entre los 300 y los 400 euros. Si buscamos modelos superiores, podemos encontrar cifras mareantes «ad nauseam» que, obviamente, son inaceptables.
Sin embargo, todavía tenemos algunas opciones. En esta guía os ofrecimos cinco alternativas económicas e interesantes que podemos encontrar a un precio razonable en el mercado de segunda mano, y que os pueden ayudar a salir del paso. Buscar modelos que no son rentables para minado, pero que siguen rindiendo bien en juegos, es la mejor manera de salir del paso si tenemos una urgencia.
Así, por ejemplo, si se te ha roto la tarjeta gráfica y necesitas una sí o sí, ahora mismo es mejor comprar una unidad de segunda mano que cubra, aunque sea de forma justa, nuestras necesidades que pagar precios de locura. Las GTX 970 y GTX 980 son modelos «comodín» por lo bien que siguen rindiendo en juegos, y lo asequibles que resultan. En caso de que necesites algo más potente, lo tienes muy complicado, ya que hasta las GTX 10 han subido mucho de precio.
¿Estamos ante un problema cíclico o se trata de casos aislados?
Después de todo lo que hemos hablado, creo que esta es la pregunta clave con la que mejor podemos terminar este artículo. Obvia decir que no hay nada definitivo, y que todo lo que os voy a decir a continuación es fruto de un análisis personal basado, eso sí, en la realidad que nos dejó la burbuja anterior, la realidad presente y en una estimación del papel de las criptodivisas en los años venideros.
La burbuja de 2017 nos cogió por sorpresa, y nos hizo pensar que no íbamos a volver a vernos en esa situación, sobre todo cuando el Bitcoin se hundió hasta los 3.200 dólares. Sin embargo, el crecimiento exponencial que ha vivido esta criptodivisa nos ha enseñado que estábamos muy equivocados, y ha puesto de relieve que las criptodivisas llegaron para quedarse.
Tanto NVIDIA como AMD fabrican tarjetas gráficas para cubrir las necesidades de un mercado concreto que tiene, a pesar de sus cambios, una demanda relativamente estable. Cuando esa demanda se ve anormalmente incrementada, se produce una falta de stock que no puede resolverse de la noche a la mañana, ya que ambas compañías necesitan chips y otros componentes para fabricar tarjetas gráficas, y estos se obtienen mediante pedidos que, en algunos casos, pueden tardar meses en completarse.
TSMC, por ejemplo, trabaja bajo un estricto régimen de pedidos, y necesita varios meses para completar ciclos de producción que fueron, además, planificados con mucha antelación sobre un proceso de fabricación determinado. ¿Qué quiere decir esto? Pues muy simple, que AMD no puede obtener de la noche a la mañana un suministro mayor de chips para fabricar más tarjetas gráficas.
Con todo esto en mente, es fácil entender que la capacidad de respuesta que tienen los grandes del sector ante una demanda anormalmente grande es muy limitada, y que no están preparados para hacer frente a este tipo de situaciones. Ya lo vimos en 2017, y lo estamos viendo a día de hoy. Por tanto, la conclusión es clara, no estamos ante casos aislados, sino ante una realidad que se irá repitiendo siempre que concurran las circunstancias idóneas para ello.
Ni a NVIDIA ni a AMD les sale rentable fabricar una cantidad anormalmente grande de tarjetas gráficas en periodos normales, así que una explosión en el valor de las criptodivisas siempre cogerá desprevenidos a ambas compañías, y tendrá un impacto muy grande en el mercado de consumo general. Su duración dependerá de los tres puntos que hemos visto anteriormente, y puede que comprar una tarjeta gráfica acabe siendo algo «imposible» durante bastante tiempo.
Dado que las criptodivisas no se van a ir a ninguna parte, al menos a corto y medio plazo, y que incluso Tesla ha apostado por el Bitcoin con una inversión de mil millonaria, creo que la historia se cuenta sola, estamos ante un problema que nos acompañará durante mucho tiempo, aunque lo haga de forma intermitente y con periodos de mayor o menor intensidad.
¿Quiero decir con esto que no hay solución posible? Podríamos pensar que sí, lanzar equipamiento específico para minado que sea más rentable que comprar una tarjeta gráfica, y comercializarlo a gran escala. Sin embargo, incluso en este escenario, ese tipo de equipamiento podría acabar siendo menos atractivo para los mineros, ya que tiene un grado de especialización que le quita valor de reventa. Si se produjera un pinchazo masivo, los mineros lo tendrían más fácil para vender tarjetas gráficas en el mercado de segunda mano que para recuperar parte de su inversión en equipamiento especializado.
No hay una solución plenamente efectiva y satisfactoria, pero poniendo en práctica todo lo que hemos ido viendo en este artículo sería posible aliviar, en parte, la realidad actual, y no resultaría tan complicado comprar una tarjeta gráfica en el mercado de consumo general a su precio normal.
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