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Arecibo: adiós al radiotelescopio que nos ayudó a buscar vida extraterrestre
La primera vez que supe de la existencia del radiotelescopio de Arecibo fue cuando, siendo todavía un niño, leí por primera vez Contact, la novela de Carl Sagan. Y digo que lo creo porque han pasado ya muchos años, y no me siento con la seguridad de afirmar que realmente se mencionaba en el libro, y no solo en la película de Robert Zemeckis, que vio la luz 12 años más tarde, en 1997. Quizá el recuerdo del libro se me mezcla con el de el mensaje de Arecibo, fruto de un tiempo en el que el ser humano no dejaba de mirar al cielo. Un espíritu que ha perdurado parcialmente, y que dio lugar a proyectos como el muy recordado SETI@Home.
Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, que se decía en La Verbena de la Paloma, pero en algunos aspectos, y por una mezcla de mala suerte y dejadez, en ocasiones damos pasos hacia atrás. Esto es lo que está ocurriendo con el radiotelescopio de Arecibo, Puerto Rico, que va a tener que ser demolido de urgencia, tras muestras claras de agotamiento de parte de los materiales de su estructura, más concretamente de los cables de los que cuelga el receptor que se sitúa a cerca de 140 metros por encima del plato 305 metros de radio.
Para que el receptor se mantenga suspendido sobre el plato, el radiotelescopio cuenta con tres torres de las que salen varios cables de acero que lo sostienen. Sin embargo, en agosto se rompió uno de estos cables, algo que no solo amenazó a la integridad estructural, sino que además produjo daños en el plato. En ese momento, los responsables de Arecibo empezaron a trabajar en la sustitución de dicho cable, al tiempo que se encargaron algunos estudios sobre el estado general de la infraestructura.
Todo parecía más o menos controlado, hasta que hace unos días, ya este mes de noviembre, se rompió un segundo cable, una señal de que a falta del que ya se rompió en agosto, la infraestructura que sujeta el receptor se encontraba por encima de su capacidad máxima. Una exploración visual de los cables restantes, permitió comprobar que, tal y como cabía esperar, los cables restantes se están rompiendo, poniendo en peligro el radiotelescopio y, más importante aún, la seguridad de todo el personal que trabaja en la icónica instalación de Arecibo.
Desde la rotura del segundo cable todo pintaba bastante mal, y finalmente el organismo responsable del radiotelescopio de Arecibo, la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, ha confirmado que el radiotelescopio será demolido próximamente, y en condiciones de seguridad tanto para el personal como para el resto de instalaciones que han operado, todos estos años, alrededor del enorme receptor. Y es que, según ha informado la entidad, su intención es que aunque el radiotelescopio desaparezca, el resto de elementos de Arecibo, como el LIDAR con el que se estudian la atmósfera superior y la ionosfera, sigan operando con normalidad finalizada la demolición.
¿Qué ha ocurrido en Arecibo?
Aunque ahora lo más importante es, sin duda, la demolición segura del radiotelescopio, también tendrá que llevarse a cabo una investigación de lo ocurrido en Arecibo (y es por esto por lo que hablaba de dejadez al principio). La razón de ello es que se supone que se han llevado a cabo estudios periódicos del estado de la infraestructura, y ninguno de los efectuados hasta agosto de este año apuntó a que hubiera algún problema con los cables. Dicho de otra manera: en base a esos estudios, esto no debería haber pasado.
Es cierto, y nadie lo pone en duda, que las condiciones climatológicas de Arecibo son duras para determinado tipo de materiales e infraestructuras, pero este es un factor que debemos dar por sentado que se tenía en cuenta en las citadas revisiones. ¿Cómo es posible, por lo tanto, que no se detectara ni la más mínima señal? ¿Cómo es posible que el primer cable se rompiera de la noche a la mañana, sin dar señales previas de estrés y fatiga? No digo que sea imposible, pero sí que resulta extraño, y por lo tanto creo que deberían evaluarse la fiabilidad de dichas comprobaciones periódicas y, por lo tanto, de sus responsables.
Y es que, de haberse detectado estos problemas en una fase temprana, habría sido posible sustituir los cables deteriorados y tomar medidas adicionales. Ahora, sin embargo, hay que demoler el radiotelescopio de Arecibo lo antes posible y en condiciones seguras, lo que resulta bastante complejo, ya que hay riesgos tanto de que se rompan más cables y el receptor termine por caer, como de que los cables restantes sí que resistan, pero por el desequilibro en la distribución de la carga sean las torres de las que penden los cables las que se derrumben.
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