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Guía SSD: formatos, interfaces, modelos y precios (Mayo 2019)
SSD es el gran nombre en soluciones de almacenamiento interno para almacenamiento de consumo. Sus ventajas frente a los discos duros son tan importantes que su uso se ha estandarizado en todo tipo de equipos, sean portátiles o sobremesas donde al menos la unidad principal está basada en almacenamiento sólido.
Si su utilización por los fabricantes en equipos nuevos es masivo, lo mismo podemos decir para renovaciones, donde una unidad de estado sólido es una de las mejores actualizaciones de hardware que un usuario puede realizar para mejorar equipos antiguos. Sea reemplazando el disco duro en un portátil o instalando una SSD (sola o junto a ellos) en un ordenador de sobremesa, los beneficios son tangibles desde el primer minuto en el apartado de rendimiento, pero también en su menor ruido, emisión calorífica o consumo, derivados de su base en memorias NAND flash y la ausencia de partes móviles.
La mejora de su robustez y resistencia a fallos en las últimas generaciones; la llegada de nuevos formatos más pequeños y rápidos y una bajada constante de precios, ha añadido atractivos adicionales para convertir a las SSD en el gran estándar para almacenamiento masivo. Las ventas de discos duros destinados a almacenamiento interno caerán un 50% en 2020. Un síntoma evidente de la popularidad de SSD, si bien los discos duros todavía tienen vida por delante en el mercado empresarial (servidores y centros de datos) y en el de consumo pensando en almacenamiento externo, sea un NAS o un disco externo, donde precisamente podemos aprovechar las unidades que reemplacemos por las SSD.
Hoy actualizamos nuestra Guía SSD con las novedades del último trimestre y una selección de modelos actuales y sus precios, repasando su funcionamiento, formatos, interfaces y todo lo que un usuario debe conocer sobre este tipo de unidades.
Cómo funciona una SSD
Para entender por qué son tan útiles esta unidades conviene entender cómo funciona la arquitectura de la memoria de una computadora y cada una de sus partes: la caché, la memoria RAM y la unidad de almacenamiento masivo. La memoria caché es la unidad de memoria más interna, mientras que la RAM es el punto intermedio. La unidad de almacenamiento es donde se almacenan todo el resto de datos que necesitan persistencia y en ella se almacenan los datos del sistema operativo, aplicaciones, juegos, archivos de configuración y todos los ficheros de usuario, documentos, vídeo o música.
Hay una gran diferencia de rendimiento entre las tres. La memoria caché es rapidísima, pero de baja capacidad. La RAM también opera a velocidades de nanosegundos, pero es muy cara y su capacidad es limitada. Frente a ellas, una unidad de disco duro tradicional funciona a velocidades de milisegundos. Como resultado, el sistema de almacenamiento ha sido un gran cuello de botella para el rendimiento de todo el PC. Y aquí es donde entran las SSD, mucho más rápidas, lo que reduce significativamente el tiempo de carga de programas y procesos, consiguiendo que tu computadora se sienta mucho más rápida.
Las SSD o “unidades de estado sólido” tienen el mismo propósito que un disco duro: almacenar datos y archivos para uso a largo plazo. La diferencia es que las SSD modernas (desde 2010) usan un tipo de memoria flash (asimilables a las utilizadas en la RAM) pero a diferencia de ellas están basada en puertas NAND que no borran los datos cada vez que se apaga la computadora. Los datos en una SSD persisten incluso cuando no tiene energía. Al ser memorias no volátiles, no requieren ningún tipo de alimentación constante ni pilas para no perder los datos almacenados, incluso en apagones repentinos.
Frente a un disco duro típico con placas magnéticas, platos giratorios y una aguja de lectura, la estructura de una SSD cambia por completo. No tiene partes mecánicas ni móviles y usa un sistema de celdas eléctricas para enviar y recibir datos rápidamente. Con ello, y además de otras ventajas, incluso las SSD de menor rendimiento triplica el rendimiento en transferencia de datos que ofrece un disco duro.
Formatos SSD
El formato más popular y versátil es el que utiliza los mismos estándares que los discos duros, 2,5 pulgadas. Si lo vas a montar en un ordenador portátil tienes que asegurarte que su altura sea soportada, porque existen unidades de 9,5 mm y 7 mm de grosor. Para ordenadores de sobremesa, te sirven todos los existentes. Puedes utilizarlos tal y como se entregan aunque lo ideal es comprar un adaptador a 3,5 pulgadas para un mejor montaje en una torre de PC.
El segundo formato más importante a valorar es el denominado M.2, con ventajas en tamaño, peso y consumo sobre los que usan el estándar de 2,5-3,5 pulgadas con unas dimensiones de 80 x 22 y 3,5 mm. Una variante de ella es mSATA, aún más pequeña con unas dimensiones de 50,8 mm x 29,85 mm x 4,5 mm, pero menos soportada. Entre sus desventajas, podemos citar un ligero mayor coste y menor versatilidad ya que no todas las placas base lo soportan. El apartado de rendimiento es idéntico a las anteriores si utilizan SATA, aunque es muy superior al utilizar PCIe como luego veremos. Es el formato que se está imponiendo y el recomendado a utilizar en placas nuevas que lo soporten.
Un tercer formato que podemos encontrar para equipos de sobremesa es el de tipo tarjeta pinchada directamente en un slot PCI de la placa base. En este formato se incluyen las unidades que montan sus chips directamente en la tarjeta o si ésta se utiliza como accesorios para poder montar las M.2 anteriores en placas que no tengan un conector especializado.
Interfaces SSD
Otro elemento distintivo a la hora de comprar una SSD es el bus de conexión a la que se conectan. Las unidades de 2,5-3,5 pulgadas se conectan a la interfaz SATA (no compres nada que no soporte SATA-III – 6 Gbps), mientras que M.2 se pueden conectar tanto a SATA como a PCIe. Éstas últimas son las más extendidas y las que marcan la diferencia en rendimiento.
Sin embargo, no todas las SSD ofrecen el mismo rendimiento incluso bajo el mismo bus de conexión, derivado de las memorias utilizadas y especialmente de su controlador. El usuario que compre hoy un SSD, no debería conformarse con menos de una unidad que no alcance los 500 Mbytes por segundo sobre SATA en velocidades de transferencia de datos tanto en lectura como en escritura. Hay SSDs muy baratas que rebajan este dato especialmente en escritura. Evítalas, no merecen la pena.
Las M.2 que utilizan PCIe son las unidades más rápidas que vas a encontrar en almacenamiento sólido de consumo. Utilizan la interfaz nativa PCI-e para disparar su rendimiento hasta un máximo teórico que llega a multiplicar por cinco el de las unidades de estado sólido conectadas a SATA y por quince el de los discos duros. Aunque en sus inicios su precio era prohibitivo para el gran consumo, las distancias frente a SATA se han reducido enormemente como verás al final en la guía de compra de SSD. Si te lo puedes permitir, no lo dudes, por ellas pasa el futuro del almacenamiento en PC.
También conviene conocer que las nuevas generaciones de SSD M.2 PCIe soportan el estándar NVM Express, diseñada desde cero aprovechando la baja latencia y el paralelismo de los SSD PCI Express, ofrecen un rendimiento espectacular y convierten la unidad en arrancable, permitiendo prescindir completamente de otras unidades de almacenamiento. Si vas a comprar este tipo de SSDs para reemplazar por completo disco duros, asegúrate que tu placa soporta o puede ser actualizada para soportar el protocolo NVM y convertir la unidad en arrancable. De lo contrario, no podrás utilizarla como unidad principal para instalar en ella el sistema operativo, aunque sí utilizarla para almacenamiento de datos.
Capacidad de almacenamiento SSD
Hay una diferencia importante entre la forma que manejan los datos una SSD y un HDD. Una SSD escribe datos en trozos llamadas “páginas”. Un grupo de páginas se denomina un bloque y con el fin de escribir nuevos datos en un bloque ocupado, todo el bloque tiene que ser borrado primero. Para evitar la pérdida de datos, toda la información que existe en el bloque primero debe ser trasladado a otro lugar antes de que el bloque se puede borrar. Una vez que los datos se mueven y el bloque se borra, sólo entonces se pueden escribir.
Este proceso es casi instantáneo pero requiere espacio libre vacío para que funcione correctamente. Si no hay suficiente espacio libre el proceso pierde eficiencia y se ralentiza. Comentamos este apartado técnico porque afecta a la capacidad cuando realizamos la compra de una SSD. Para lograr su máxima eficiencia deberíamos dejar libre aproximadamente un 20 por ciento de la unidad.
De ahí que -actualmente- recomendemos la compra de una unidad de al menos 250 Gbytes si la queremos instalar en un ordenador portátil para reemplazar el disco duro instalado. Evitaríamos las unidades de 128 y 64 Gbytes, exceptuando si el presupuesto es crítico o si el portátil cuenta con doble espacio de instalación y queremos combinar la SSD con un disco duro. O una SSD PCIe M.2 y una SSD SATA, algo que es posible en muchos portátiles y en todos los sobremesas nuevos.
En un PC de sobremesa las necesidades de capacidad de almacenamiento son mayores tanto si reemplazamos todos los discos duros (caro pero más efectivo) como si hacemos convivir la SSD (como primera unidad de arranque para el sistema y aplicaciones) con el/los discos duros instalados. Las posibilidades son muy amplias.
Montar una SSD de baja capacidad y precio que funcione junto al disco duro es una buena opción para no gastar demasiado. Si tu presupuesto es más amplio y quieres lo mejor, puedes apostar totalmente por SSD. Unidades con 1, 2 y 4 Tbytes son ya comunes; Fixstars tiene a la venta modelos con 6 Tbytes; SanDisk o Samsung comercializarán unidades de 8 Tbytes este año, lo mismo que Intel de la mano de Micron ofertará modelos con 10 Tbytes.
¿Cuánto dura una SSD?
A pesar de sus componentes mecánicos, los discos duros siguen siendo “norma y seña” en cuanto a resistencia de unidades de almacenamiento y de ahí su uso masivo en centros de datos 24/7 donde prima la fiabilidad por encima de todo. Además, requieren pruebas y certificaciones que pueden durar meses y por ello la entrada de SSDs ha sido hasta ahora bastante tímida.
A diferencia de los discos duros, las SSD no tienen partes móviles lo que les otorgan una gran ventaja en cuanto a imposibilidad de fallo mecánico. Por contra, los SSD son más propensos a fallos de energía eléctrica mientras que la unidad esté en funcionamiento, provocando corrupción de datos o incluso el fallo total de los dispositivos. Además, los bloques de memoria en un SSD tienen un número limitado de operaciones de escritura.
Afortunadamente, las nuevas generaciones han mejorado muchísimo en fiabilidad. Todas las SSD incluyen células de memoria adicionales libres para cuando las otras fallen no perder capacidad, reasignando sectores dañados. Pruebas de resistencia han confirmado este aumento de fiabilidad con algunas series de unidades sobreviviendo después de soportar una prueba masiva de escritura por encima de los 2 petabytes. Una cantidad de datos enorme que un usuario en condiciones reales (normales de uso) tardaría decenas de años en completar
Sí conviene señalar que en las últimas generaciones de SSD, los fabricantes están apostando por las memorias flash NAND TLC, de triple nivel por celda, y las QLC o cuádruple núcleo por celda serán las siguientes. Esta tecnología aumenta la densidad de almacenamiento y rebaja costes, pero reduce la resistencia de formatos anteriores como MLC y especialmente SLC, Single-Layer Cell, que solo almacena un bit por celda y que ya no verás en el mercado de consumo.
Para compensarlo, los mejores fabricantes han aumentado la garantía hasta 5 años en unidades de consumo, mientras que hay modelos profesionales con hasta 10 años de garantía. La vida media oficial de una SSD se estima entre 5 y 7 años.
Guía SSD Mayo 2019 – Novedades
Cualquiera de los grandes fabricantes (Samsung, Kingston, OCZ-Toshiba, SanDisk-WD, Crucial, Seagate…) nos van a ofrecer modelos interesantes, variados en formatos, rendimiento y capacidad. Y, siguen las buenas noticias en cuanto a su coste, a precios más baratos que en el mes de enero donde actualizábamos por última vez esta guía porque el precio de SSD ha caído a niveles históricos: alrededor de 10 céntimos/GB e inferiores. De hecho, se espera que el precio de SSD siga cayendo en 2019, especialmente en formatos PCIe. Desde ahí, las novedades han sido interesantes. A destacar:
- WD Blue 3D con 4 TB: la capacidad de SSD sigue aumentando.
- Samsung subió el nivel con la SSD 970 PRO de 2 TB.
- SSD también se usa en almacenamiento externo, especialmente portátil. Lexar SL100 Pro es una de las novedades.
- Sony también presentó SSD externas resistentes y de alto rendimiento.
- Patriot Viper VPN100, otra SSD PCIe ultra rápida.
- La serie WD Blue da el salto al protocolo NVMe: SSDs de alto rendimiento.
- Crucial BX500, con 1 TB y supereconómica.
- Micron 1300, alta capacidad y rendimiento con un precio asequible.
Guía SSD Mayo 2019 – Mejores modelos y precios
Si estás dispuesto para la compra, te ofrecemos una selección de la oferta actual de unidades de estado sólido, con diferentes capacidades. Los separamos por los formatos SATA y PCIe que hemos visto en el artículo. No te vas a equivocar; hay muchísima oferta de todos los fabricantes y repetimos, con amplia rebaja de precios desde el último trimestre especialmente en las de mayor capacidad y rendimiento.
SSD SATA
- Samsung EVO 860. Una serie que ofrece gran rendimiento y múltiples capacidades. La más interesante ahora mismo la de 500 GB por 77 euros. Tienes versiones de 1, 2 y 4 Tbytes por 142/294 y 669 euros respectivamente.
- Kingston SUV500. Gran velocidad, cifrado y 5 años de garantía y un precio muy atractivo, con 480 GB de capacidad por 70 euros y 960 GB por 137 euros y una buena rebaja este trimestre. Si necesitas más, la unidad de 2 TB cuesta 325 euros.
- Crucial BX500. Novedad reciente, ofrece versiones de 240 GB y 480 GB con precios sobresalientes: 34 y 62 euros. La unidad de 960 GB solo cuesta 117 euros, tras una rebaja del 50% desde enero.
- SanDisk SSD Plus. Otra de las grandes del sector, adquirida por WD, con una serie de consumo a muy buen precio, que ofrece versiones de 240 GB por solo 39 euros, 480 GB por 57 euros y la versión de 960 GB por solo 120 euros, tras otra rebaja de precio espectacular. (Costaba en enero 180 euros)
- Toshiba TR200. Lo mismo podemos decir de la serie TR200, disponible en capacidades de 240, 480 Gbytes por 39 y 65 euros, respectivamente. La versión de 960 Gbytes cuesta 140 euros.
- WD Blue SSD. Muestra de la entrada de los grandes fabricantes en el sector de las SSDs son las nuevas unidades de Western Digital, con capacidades de 250 y 500 Gbytes por 55 euros (costana 92 euros el pasado enero) y 137 euros. La unidad superior con 1 Tbyte cuesta 181 euros.
- Seagate Barracuda. Otra novedad reciente del otro gran fabricante de discos duros, con 250 GB por 68 euros; la de 500 GB por 93 euros y la de 2 TB por 350 euros.
SSD PCIe – NVMe
- Samsung 970 EVO. De lo más vendido del segmento ofrece 3.200 Mbytes por segundo en modo lectura. Mantiene precios en la unidad de 250 GB por 79 euros, el modelo de 500 GB cuesta 154 euros y la versión de 1 Tbyte por 244 euros. La versión de 2 TB cuesta 446 euros.
- Samsung SSD 970 EVO Plus. Novedad del trimestre anterior. La versión con 500 GB ha bajado un 40% hasta 115 euros, mientras que la versión con 1 Tbyte cuesta 237 euros. Más rápidas que las anteriores y a mejor precio ahora mismo.
- WD Black SN750. Otra de las grandes novedades de 2019 con versiones de 250 GB, 500 GB y 1 TB por 78, 124 y 245 euros, respectivamente, tras una bajada de precio del 15%. Como novedad, está a la venta una versión de 2 TB por 547 euros.
- WD Black NVMe SSD. De las mejores SSD PCIe que se pueden comprar. Con 256 Gbytes solo cuesta 76 euros y con 512 GB por 113 euros. Como novedad este trimestre, tienes la versión de 1 Tbyte por 244 euros.
- Kingston A1000. Otra de las series de M.2 recomendables (de menor rendimiento que las anteriores, pero más baratas). con velocidades de hasta 1500 MB/s en lectura y 1000 MB/s de escritura. Ofrece un adaptador HHHL opcional para pincharlo en slot PCI si no tiene un conector M.2 dedicado. Tienes la versión de 960 GB por 158 euros. Si tienes bastante con su rendimiento es una de las más baratas SSD PCIe. También la analizamos y va sobrada para cualquier usuario.
- Corsair MP500. Utiliza memorias de Toshiba y es muy rápida según nuestro análisis propio (3.000 / 2.400 MB/s). En formato M.2, ofrece versiones de 240, 480 y 960 Gbytes, con precios respectivos de 78, 100, 211 euros. Todas han vuelto a bajar de precio, incluida la versión de 2 Tbytes por 358 euros.
- Toshiba OCZ RDV400. Toshiba ofrece un modelo MLC NAND con memorias propias de 15 nanómetros y buen rendimiento. La variante de 256 GB cuesta 99 euros.
- Intel 660p. Baratísima unidad M.2 con 1 Tbyte por solo 133 euros, tras una caída de precio monumental. Su rendimiento es medio, como las Kingston A1000.
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