Científicos chinos hacen un raro descubrimiento en la Luna que lo cambia todo
Para entender mejor la importancia del descubrimiento de estos científicos chinos es necesario tener primero algo de contexto, y para ello debemos remontarnos a la misión Apollo. Cuando los astronautas llegaron a la Luna recogieron numerosas muestras de la superficie, y su estudio en la Tierra confirmó que nuestro satélite era una bola polvorienta y seca.
Un estudio publicado en Nature Astronomy, y realizado por científicos chinos, indica que esa teoría podría estar equivocada, ya que tras analizar y aislar alrededor de 1.000 fragmentos de minerales de la Luna, obtenidos por la misión Chang’e-5 en 2020, se ha encontrado un cristal muy peculiar conocido como «ULM-1» que contenía moléculas de agua atrapadas dentro del mismo.
En total, las moléculas de agua representaban el 40% de la masa de esa muestra, una proporción importante que ha generado mucha expectación. Para asegurar que los resultados eran correctos se comprobó que la muestra no estaba contaminada con residuos de ningún tipo, ni terrestres ni con restos de combustible.
El estudio dice que este hallazgo sugiere que las moléculas de agua pueden persistir en áreas de la Luna que reciben luz solar de forma directa, pero en forma de sales cristalinas hidratadas. Esto nos da nueva información de gran utilidad relacionada con las limitaciones características del agua en satélites como la Luna.
Para los científicos encontrar evidencias reales de la existencia de agua en nuestro satélite ha sido uno de los objetivos más importantes de las últimas décadas. La misión Apollo generó una enorme decepción en este sentido, porque como dije anteriormente no hizo más que reforzar la teoría de un satélite totalmente seco.
Esa teoría empezó a cambiar con los descubrimientos de la Chandrayaan-1 en 2009, que detectó señales de mineral potencialmente hidratado y de moléculas de agua en regiones lunares iluminadas, y dio pie a nuevas teorías que se vieron reforzadas en 2020 con el descubrimiento de agua en el cráter Clavius, según las observaciones realizadas a través de infrarrojos.
Ahora no solo tenemos los datos de esas observaciones, también tenemos muestras reales con solo unos pocos años de antigüedad que podremos estudiar a fondo para conseguir nueva información sobre la Luna, incluyendo temas tan importantes como su formación, su composición y su evolución.
China todavía tiene muchas muestras que estudiar, ya que hace solo un mes volvió a la Tierra la misión Chang’e-6, que vino cargada de muestras extraídas de la zona más vieja y profunda del lado más alejado de la Luna. El estudio de esas muestras podría darnos más de una sorpresa sobre nuestro satélite, que tiene la particularidad de ser todavía un conocido «muy desconocido».
Imágenes: NASA.