Starliner: Varada en la Estación Espacial Internacional
Parece mentira, pero ya han pasado más de 15 años desde que Boeing empezara a trabajar en el proyecto de la Starliner, una nave espacial reutilizable diseñada para el transporte de tripulaciones a estaciones espaciales como la ISS. Este tipo de proyectos, por su complejidad, siempre tienen tiempos de desarrollos medidos en años, por lo que en principio no debería extrañarnos, pero lo cierto es que desde finales de la década pasada ha ido acumulando retrasos y problemas que en algún momento han llegado a poner en duda su viabilidad.
La muestra más evidente de estos retrasos la encontramos en que, inicialmente, su primer vuelo tripulado estaba previsto para algún momento de 2017, pero finalmente no tuvo lugar hasta hace unas semanas, el pasado 5 de junio, después de varios retrasos, como el de principios de mes. Con anterioridad, su último vuelo se había producido en mayo de 2022, cuando la Starliner (sin tripulación) fue capaz de volar hasta la Estación Espacial Internacional, acoplarse a la estación y, posteriormente, realizar el vuelo de vuelta y aterrizar sana y salva en nuestro planeta.
Con todo listo, el 5 de junio la Starliner llevó, en un vuelo de algo más de 24 horas, a los astronautas Barry Wilmore y Sunita Williams a la ISS, pero durante dicha travesía se produjeron algunos problemas, como ciertas fugas de helio y, en la aproximación a la Estación Espacial Internacional, el fallo de cinco propulsores (que, debido a la precisión necesaria en el procedimiento de aproximación y acoplamiento a la estación, resultan críticos). Tras un reinicio de los sistemas (sí, no estoy bromeando, apagar y volver a encender) cuatro de los cinco propulsores funcionaron adecuadamente, por lo que fue posible completar la operación de manera segura.
Este vuelo de prueba, necesario para que la nave obtenga la certificación de la NASA, iba a tener una duración de poco más de una semana, pues el retorno de los astronautas estaba previsto para el 14 de junio. Sin embargo, debido a los problemas detectados durante el vuelo de ida, el retorno de la Starliner y su tripulación a la Tierra ha quedado pospuesto hasta nueva orden,y algunas voces señalan que esto podría alargarse por más de un mes, aunque con la información disponible actualmente esto es pura especulación.
La situación es, sin duda, compleja, pues Wilmore y Williams dependen de la Starliner para poder volver a la Tierra, pero con muy buen criterio, ni la NASA ni Boeing quieren exponerlos a más riesgos de los absolutamente imprescindibles, de modo que antes de planificar el retorno, sus equipos de ingeniería están volcados en la identificación de las causas de los problemas ya identificados y la resolución de los mismos, y podemos entender que también analizando los datos del vuelo de ida para identificar otros potenciales problemas que aún podrían no haber aflorado. Y es que tanto la NASA como Boeing se juegan mucho, por lo que la fiabilidad de la nave, y aún más la seguridad de sus tripulantes, no puede quedar en entredicho por un accidente en el vuelo de vuelta.
No es la primera vez, recientemente, que una nave se queda varada en la Estación Espacial Internacional. Como quizá recuerdes, la Soyuz responsable de la misión Soyuz MS-22 quedó también varada en la Estación Espacial Internacional a finales de 2022, en este caso tras recibir un impacto de un micrometeorito o algún objeto de basura espacial, que provocó la pérdida de líquido refrigerante. Tras varios meses, finalmente se empleó otra Soyuz para que la tripulación pudiera volver de manera segura a la Tierra, y la nave dañada, vacía, pudo retornar con éxito a nuestro planea.