La Starliner se vuelve a quedar en tierra
La CST-100 Starliner (Crew Space Transportation) no lo está teniendo fácil estos últimos tiempos. Aunque, en realidad, sería más acertado decir que sed mantiene firme en su, ¿podemos calificarlo ya como tradición?, de concatenar retrasos y lanzamientos frustrados. Y es que debemos recordar que, ya desde su primer vuelo, programado inicialmente para mitades de 2019, vivimos algunos retrasos que llevaron a que este lanzamiento no se efectuara hasta noviembre de aquel mismo año.
Para su siguiente vuelo, el segundo, que pretendía llevar la Starliner hasta la Estación Espacial Internacional, tan solo hubo que esperar un mes y medio pero, por un problema con el software de la nave, que provocó un consumo excesivo de combustible en la fase de establecimiento de la órbita, no se alcanzó el objetivo previsto. Eso sí, la nave se pudo recuperar pues, recordemos, la CST-100 es una nave reutilizable. Desde ese momento tuvieron que pasar casi dos años, y varias suspensiones, hasta que, en mayo de 2022, se repitió la prueba, esta vez de manera exitosa, pues la Starliner fue capaz de volar hasta la ISS, acoplarse a la misma y, posteriormente, regresar sana y salva a la Tierra.
Con esos mimbres, el siguiente paso era (y sigue siendo, a día de hoy) repetir la gesta, pero en esta ocasión con tripulación por primera vez en su historia (la de la Starliner, se entiende). Esto, claro, conlleva unos riesgos que no se han tenido que afrontar hasta ahora (principalmente la vida de sus tripulantes), pero también supondrá la confirmación de que el proyecto, firmado conjuntamente por Boeing y Bigelow Aerospace para la NASA, es capaz de ofrecerle a la agencia espacial estadounidense una alternativa a las Crew Dragon de Space-X.