Así afectan las extensiones al desempeño de tu navegador web, llámalo Chrome
Las extensiones se han convertido en una parte fundamental de la experiencia de los navegadores web, una vía con la que ampliar la funcionalidad y adaptar la herramienta a los gustos y necesidades del usuario… Pero ¡ay! no hay nada gratis en este mundo y las extensiones no son una excepción, pese a que la gran mayoría de ellas son, en efecto, gratuitas. El «pago», obviamente, se realiza de otra manera.
No es nada que no supiéramos ya: las extensiones pueden ser poderosas aliadas, pero también lastrar la experiencia de uso en más de un sentido, por ejemplo a nivel de seguridad, de estabilidad o de rendimiento, como es el caso que nos ocupa, basado en un estudio del equipo de DebugBear en el que han analizado el impacto de las extensiones de Chrome en el rendimiento de los sitios web o, más en concreto, en su procesamiento.
Para llevar a cabo su estudio, han puesto a prueba al navegador Chrome (por lo que los resultados pueden ser extrapolables a otros navegadores) con y sin extensiones instaladas y el primer fruto de este ejercicio es, quizás, el más obvio: las extensiones aumentan la carga en el procesamiento de los sitios web y, cuantas más extensiones se tenga instaladas, más aumenta dicha carga. Todo correcto hasta este punto.
Hablando de datos concretos, el estudio de DebugBear ha encontrado que aunque la mayoría de extensiones -de las que han probado- no tiene una incidencia significativa en el procesamiento de los sitios web, las hay que añaden hasta 500 ms o más al tiempo de carga en el caso de páginas sencillas, y hasta de 2.000 ms en sitios más complejos, que a día de hoy son los más populares (comunicaciones, redes sociales, contenidos multimedia, etc).
Lo peor de todo es que el impacto negativo es acumulativo y a mayor cantidad de extensiones instaladas, mayor gasto energético, mayor penalización de rendimiento en el procesamiento de los sitios web y cuantas más páginas se abran, el círculo vicioso se retroalimente a sí mismo… Y nunca mejor dicho. Todo esto afecta asimismo a la velocidad de arranque del navegador, como también es sabido.
Las pesquisas de DebugBear recogen extensiones específicas que conviene evitar, aunque vale la pena ampliar la advertencia a las categorías a las que estas pertenecen. Por ejemplo, extensiones de compras (análisis de productos, cupones, etc), asistentes de inteligencia artificial (resumen de páginas, asistentes de consultas, etc), herramientas de seguridad (antivirus, antimalware, etc), complementos de personalización de los temas de colores…
Pero no todas las extensiones suman. Las hay que restan y estas también son tradicionalmente conocidas: los bloqueadores de publicidad, algunos de ellos al menos, son capaces de reducir el tiempo de procesamiento de los sitios web, al impedir la ejecución de elementos, reduciendo a su vez la carga en memoria. Sin embargo, no actúan todos del mismo modo, por lo que hay que ser cuidadoso con lo que se instala.
Así, el estudio determina que bloqueadores realmente efectivos, como uBlock Origin, ScriptSafe o Privacy Badger, y los hay que empeoran el rendimiento, como el clásico AdBlock Plus. Pero es que también los hay que van según como les dé. Para muestra, Malwarebytes, que lo mismo ayuda, que perjudica y, por supuesto, depende de muchos factores que actúe de una forma u otra. Ante la duda, pues, lo mejor es evitarlo y optar por una alternativa.
Sea como fuere, hay que señalar que es posible instalar cuantas extensiones se desee, pero activarlas solo cuando se necesite. Además, en el tema de los bloqueadores, cuantas más cosas bloquean, mejor su ejecución, claro. Pero igual de malo es quedarse corto que pasarse, porque al final el tiempo de procesamiento es solo un factor más en la experiencia de usuario. En el equilibrio está la virtud.
O lo que es lo mismo: usa las extensiones con cabeza, porque más no es mejor en este caso. Y si tienes problemas… con un clic lo reseteas. Y vuelta a empezar.