¡Hola, mundo! ¿Por qué fracasan muchos proyectos?
Hace unos días, al recordar el 60 cumpleaños de BASIC, recurrimos al clásico ¡Hola, mundo! para mostrar la sencillez de este lenguaje de programación. Hola, mundo (con o sin coma, y con o sin admiraciones) es un ejercicio clásico de toma de contacto cuando empezamos a aprender un nuevo lenguaje y, aunque la interpretación del significado del mismo puede variar en función de la cosmovisión de cada persona, en todos los casos, evidentemente representa una voz, un mensaje, con el que nos damos a conocer entre el resto del mundo.
Puede parecer un detalle menor, pero no lo es en absoluto. Muy al contrario, lleva implícita la intencionalidad de que lo que estamos haciendo y lo que vamos a hacer llegue a más personas, a tantas como sea posible, idealmente a todo el mundo (bueno, a todo el mundo que sea potencial destinatario de lo que estamos haciendo, claro). Lo que me lleva, claro, a que tras entonar el primer ¡Hola, mundo!, en muchos casos olvidamos esa premisa y concentramos el 100% de nuestras capacidades y recursos en hacer un buen producto, uno que brille sobre su competencia. Ya sea una app, un libro de recetas de cocina, un despacho profesional o un servicio de asesoría sobre árboles frutales, nos centramos en nuestro «bebé» y se nos olvida que, por defecto, solo nosotros somos conscientes de su existencia.
¿Por qué fracasan muchos proyectos? No es la única razón, claro, pero he conocido muchos casos en los que faltó entonar un ¡Hola, mundo! Es más, yo mismo me involucré, en el pasado, en algún proyecto en el que faltó esa parte. En una ocasión fue con otras personas, y en otro proyecto de manera individual. En ambos casos, como mencionaba anteriormente, se puso el foco en que lo que íbamos a hacer fuera muy bueno, y confiamos en que los potenciales usuarios nos estaban buscando y nos encontrarían. Spoiler: eso nunca ocurre.
Así, parto de la base de considerar que el tuyo es un buen proyecto, que te has esmerado para que destaque con respecto a sus principales competidores, que aporta algo nuevo y, claro, que esa novedad eleva su valor. Aunque hay diferentes criterios en este sentido, la media afirma que ya tienes hecho el 50% del trabajo. El otro 50%, como seguramente ya habrás imaginado, pasa por la comunicación, es la parte del ¡Hola, mundo! Así, estas son las herramientas con las que cuentas, y que deberías emplear de manera muy activa:
- Redes sociales: las redes sociales se han convertido, en los últimos años, en un formidable canal de difusión que, bien empleado, puede proporcionarnos un alcance espectacular. Eso sí, debemos definir algunos aspectos clave antes de lanzarnos a las mismas, o corremos múltiples riesgos. Debemos definir el tipo de perfil que mejor encaja con nuestro proyecto (profesional, informal, humorístico, provocador, etcétera), debemos asegurarnos de contar con los recursos necesarios para mantener una frecuencia de actualización y una tasa de interacción razonables y, claro, también debemos buscar a nuestros potenciales usuarios/compradores. Repito lo que indicaba antes, ellos no nos van a encontrar, especialmente al principio.
- Email marketing: este es otro aspecto muy importante que, sin embargo, suele ser descuidado en muchos casos. El contacto directo con el potencial cliente-usuario, en el que encontramos el equilibrio (ni demasiada frecuencia ni demasiada poca, el tipo de contenido que le aporta algo, un lenguaje adaptado al contexto pero cuidado, etcétera), puede proporcionar un nivel de engagement excepcional. En este punto, eso sí, no debemos cometer nunca el error de pretender gestionar estas comunicaciones con un cliente de correo normal y corriente. En su lugar, lo más recomendable es recurrir a servicios de email marketing. En este punto, y por experiencia propia, puedo recomendar MailRelay, que además de contar con todas las herramientas que puedas imaginar (e incluso algunas que no sabías que existían), ofrece cuentas gratuitas que permiten hasta 80.000 envíos mensuales hasta a 20.000 usuarios.
- Página web (con blog): una página web es, desde luego, un medio más pasivo de difusión que unos perfiles en redes sociales, pero sin embargo juega un papel clave en la imagen, pues una vez que hemos generado curiosidad, serán muchas las personas que querrán saber más, y ahí es donde una página web juega un papel muy importante. ¿Y por qué con un blog, que obviamente se debe actualizar de manera frecuente? Porque aporta la parte activa de la que carece, per se, un sitio web normal. Eso sí, lo de frecuente juega un papel clave, pues lo único peor (a efectos de imagen y potencialmente comerciales) de una página web sin blog es una página web con un blog cuya publicación más reciente ya tiene telarañas.
¿Y qué debo contar?
Este es otro punto importante, muy importante. Dado que hablamos de dar visibilidad a nuestro proyecto, es probable que lo primero que nos venga a la cabeza es optar por una estrategia de «producto, producto, producto, compra, compra, compra», dedicarnos exclusivamente a promocionar de manera salvajemente directa aquello que nos traemos entre manos. Esto es de lo más común y, desgraciadamente, también de lo menos efectivo, pues la velocidad a la que podemos acabar aburriendo a nuestros potenciales clientes-usuarios haría palidecer de envidia a los corredores de Formula-1.
La comunicación debe ser activa y frecuente, sí, pero también debe ser, y lo pongo en mayúsculas y en negrita para enfatizar su importancia, INTERESANTE. Seguro que hay muchos contenidos, más o menos relacionados con lo que estás haciendo, que pueden atraer el interés. Estas son algunas ideas al respecto:
- Diario de desarrollo: ¿tú proyecto todavía se está gestando? Estupendo, seguro que son muchas las personas a las que les puede interesar un diario de desarrollo en el que vayas contando los avances, los problemas a los que te has enfrentado, posibles cambios de criterio que surjan del propio desarrollo… Ya sea un juego, un servicio online, un libro, etcétera, seguir el desarrollo de un proyecto puede generar mucho engagement entre los usuarios interesados en el mismo.
- Petición de feedback: ¿sabes qué genera todavía más engagement que vivir el desarrollo de un proyecto que te interesa? Poder aportar tu opinión sobre el mismo. Obviamente, se entiende que tienes claros los puntos clave del proyecto, pero durante su desarrollo probablemente te surgirán mil dudas menores. ¿Y qué mejor que preguntarle, precisamente a las personas a las que se dirige el mismo?
- ¿Por qué estás llevando a cabo el proyecto? En el entorno empresarial se suele hablar de Misión, Visión y Valores, elementos muy importantes a la hora de definir cualquier proyecto. Es probable que, aunque de una manera informal, tú ya lo hayas hecho, pese a que no lo hayas verbalizado. Dale forma y, a continuación, utiliza tus canales de comunicación para, como dicen los anglosajones, spread the word.
Estas son solo unas ideas, que seguramente podrás completar tú en base a tu proyecto y el perfil de comunicación que hayas definido. Recuerda, por lo tanto, que debes empezar siempre con tu ¡Hola, mundo!, pero que tras el mismo deben llegar todas las comunicaciones que, desde ese momento, se esperarán de ti.