RISC-V, el nuevo campo de batalla digital entre EE.UU. y China
El Departamento de Comercio de EE. UU. está investigando lo que dicen son los «riesgos» de que China acceda a la tecnología de RISC-V, la plataforma de fabricación de chips libre, abierta y con uso sin pago de royalties, que cada vez tiene más importancia en la industria tecnológica.
RISC-V es el proyecto más prometedor en la búsqueda de lo que llaman el procesador Open Source. O lo que es lo mismo, un nuevo diseño de chips de código abierto basada en la arquitectura RISC que ofrezca una forma más económica (y abierta) de fabricación de semiconductores para aplicaciones actuales y todas las nuevas tecnologías que han llegado (y están por llegar) en vehículos autónomos, Inteligencia Artificial, Realidad Virtual o centros de datos.
Surgido en la Universidad californiana de Berkeley, hoy está en manos de una Fundación con sede en Suiza, hacia donde se mudó desde Estados Unidos en 2019 para lo que dijeron era «librarse de las garras de Donald Trump». Hay que señalar que entre los centenares de empresas, entidades y organismos de la Fundación, hay muchas sociedades fuera de Estados Unidos como el fabricante de chips europeo NXP Semiconductors, el gigante del comercio electrónico chino Grupo Alibaba o Huawei Technologies.
RISC-V, un futuro enorme que algunos quieren controlar
Los legisladores estadounidenses llevan tiempo intentando controlar lo que será una alternativa consistente a las plataformas actuales, x86 y ARM. Aunque por el momento la plataforma no es popular en los productos informáticos convencionales, el estándar tiene un potencial altísimo para la mayoría de los casos de uso de procesadores. Y quieren limitar el acceso de China:
«El PCC (Partido Comunista Chino) está abusando de RISC-V para eludir el dominio estadounidense de la propiedad intelectual necesaria para diseñar chips», aseguró el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes en su primer ataque al acceso de China a RISC-V. 18 legisladores estadounidenses de ambas cámaras del Congreso presionaron a la administración Biden para adoptar planes que evitaran que China «lograse ser dominante en tecnología RISC-V y aprovechar ese dominio a expensas de la seguridad nacional y económica de Estados Unidos». No es la primera vez, como decíamos, de unos intentos de bloqueo que ya surgieron en la era Trump.
Los argumentos son los mismos y también los riesgos. El Departamento de Comercio también señaló que tendría que actuar con cuidado para evitar dañar a las empresas estadounidenses que forman parte de grupos internacionales que trabajan en la tecnología RISC-V. Los controles anteriores sobre la transferencia de tecnología 5G a China crearon obstáculos para esas empresas que trabajaban en organismos de normalización internacionales en los que China también participaba, poniendo en riesgo el liderazgo estadounidense en este campo.
Además, desde la dirección ejecutiva de RISC-V International se ha recordado el valor de los estándares abiertos sin obstáculos: «RISC-V es un estándar abierto y ha incorporado contribuciones significativas de todo el mundo. Como estándar global, RISC-V no está controlado por cualquier empresa o país». El cambio de sede de la Fundación RISC-V hace ya un lustro, precisamente se llevó a cabo para evitar el control de ningún país y el mantenimiento de sus señas de identidad: fabricación de chips libre, abierta y sin pago de royalties.