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Este nuevo material podría mejorar muchísimo los relojes inteligentes y otros gadgets de vestir
Un grupo de científicos de la Universidad de California ha desarrollado un material flexible y conductor de la electricidad que, en teoría, es capaz de endurecerse cuando sufre estiramientos o golpes. Estas propiedades lo convierten en una solución muy interesante que podría ser clave para mejorar tanto los relojes inteligentes como los gadgets de vestir en general.
El valor principal que ofrece ese material se encuentra precisamente en su capacidad para adaptar su resistencia y su durabilidad a las condiciones de uso. Así, se mantendría flexible y conductivo en condiciones normales y pasaría a ser más duro y resistente cuando reciba golpes o tirones bruscos. Esto podría mejorar la vida útil de diversos componentes y elementos utilizados en relojes inteligentes y gadgets de vestir que, normalmente, sufren un deterioro importante con algo tan simple como el uso diario.
Así, por ejemplo, este material se podría utilizar en las correas de los relojes inteligentes, y también en la cara posterior de la esfera de este tipo de dispositivos, que es donde se encuentran normalmente los sensores. Los dispositivos médicos también se beneficiarían de un material de este tipo, especialmente aquellos que están sujetos a un uso más intensivo y que sufren un mayor desgaste, como por ejemplo los sensores cardiovasculares y los monitores de glucosa.
Según la investigadora principal, Jessica Wang, todo comenzó cuando se dieron cuenta que al mezclar la maicena con el agua de forma lenta la cuchara se mueve fácilmente en esa mezcla, pero cuando se retira la cuchara e intentamos volver a introducirla con fuerza la superficie está dura y no es nada fácil introducir de nuevo la cuchara. Esto animó al equipo de Wang a intentar recrear esa reacción creando un nuevo material que, como habrán podido imaginar nuestros lectores más avanzados, está basado en polímeros.
La mayoría de los polímeros se rompen cuando sufren golpes o tirones bruscos e intensos, así que necesitaban encontrar la mezcla adecuada de polímeros para conseguir un material flexible que fuese capaz de endurecerse al sufrir tirones y golpes bruscos, como ocurre con la maicena. Los investigadores empezaron combinando soluciones acuosas con cuatro polímeros distintos, y fueron ajustando la fórmula inicial para mejorar su conductividad y su durabilidad adaptativa.
Añadieron un 10% de Poli(3,4-etilendioxitiofeno)-poli(estireno sulfonato) a la mezcla les permitió conseguir ese objetivo de mejorar conductividad y durabilidad. También experimentaron con pequeñas moléculas que, al añadirse a la mezcla, cambiaban las características de los polímeros. Al final, los aditivos de nanopartículas cargadas positivamente fueron los que ofreciendo el mejor resultado, ya que hicieron que el material fuese más fuerte incluso con los estiramientos más intensos.
El equipo ya tiene una versión temprana de este material que se puede imprimir en 3D, y ha conseguido crear una réplica de una mano humana para demostrar el potencial que tendría también aplicado en el mundo de las prótesis. Este proyecto está muy avanzado, así que puede que su aplicación en el mundo real se produzca a corto o medio plazo.
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