Como ya hemos recordado en más de una ocasión durante estos últimos días, Phil Spencer ha dado una respuesta clara a los rumores que apuntaban a que podría no haber una futura generación de Xbox, y la respuesta ha sido que esos rumores son infundados, que Microsoft se mantendrá en el mercado de las consolas. Y no es solo eso, rumores muy recientes apuntan en una dirección muy interesante, y es que Microsoft podría optar por Intel y NVIDIA para su próxima generación.
Entonces, ¿qué esperamos del evento de Xbox de mañana jueves? Todavía es pronto, demasiado pronto, para empezar a hablar de la futura generación (aunque sí que tendría sentido una confirmación oficial de que existirá), y está claro que el grueso de negocio de esta división de Microsoft recae en los juegos, no en las consolas. Así, y como ya apuntan bastantes rumores que hemos visto a lo largo de las últimas semanas (y que en parte son responsables de las especulaciones sobre el abandono del negocio de las consolas), podemos apostar a que Microsoft anunciará que va a reducir su cartera de exclusivos (Xbox+PC), haciendo que parte de ellos lleguen a PlayStation y Nintendo.
Como recordaba hace un par de días, en los últimos años Microsoft ha adquirido primero Zenimax (en 2020) y, hace solo unos meses (tras un arduo proceso, eso sí) Activision Blizzard King, movimientos que muchos pensaron que servirían a los de Redmond justo para lo contrario, es decir, para aumentar su catálogo de exclusivos. Sin embargo las cifras son las que son, PlayStation 5 dobla en ventas a Xbox Series, y Nintendo Switch está cerca de convertirse en la consola más vendida de la historia. Los números son los siguientes:
- Nintendo Switch: 139,36 millones (diciembre 2023)
- Sony PlayStation 5: 50 millones (noviembre 2023)
- Microsoft Xbox Series X|S: 24,3 millones (noviembre 2023)
Así, no parece que los exclusivos hayan servido para dinamizar las ventas de Xbox Series, pero por contra sí que han impedido que dichos títulos puedan optar a incrementar su alcance potencial en alrededor de 190 millones de usuarios, el acumulado de Switch y PlayStation 5. Y repito lo que he dicho un par de párrafos más arriba: «el grueso de negocio de esta división de Microsoft recae en los juegos, no en las consolas».
Microsoft necesita empezar a recuperar la enorme inversión realizada para la compra de ABK, cerca de 70.000 millones de dólares, y además tiene que hacerlo ajustándose a lo comprometido con reguladores de medio mundo, entre ello facilitar la llegada de títulos de Activision Blizzard a otras plataformas (recordemos que buena parte del conflicto con Sony tuvo como protagonista a Call of Duty), y abrirse a cerca de 200 millones de usuarios parece un camino bastante sensato para tal fin.
De aquellos polvos, estos lodos. Tras el indudable éxito de Xbox 360, Microsoft cometió un terrible error con Xbox One, y Sony supo capitalizar este error de su rival para fortalecer la posición de su consola. Phil Spencer ya ha indicado, en más de una ocasión, que la actual generación (y probablemente también la siguiente) aún tendrán que pagar por el error cometido por su tercera generación. ¿Hay margen para la mejora? Sin duda, y movimientos como el de optar por un hardware muy distinto al de PlayStation puede ser clave para ello. Sin embargo, al menos de momento, la compañía debe vender más juegos que nunca para que Xbox, como división, se sostenga gracias a su rentabilidad.