Tres mitos sobre la pasta térmica que debemos olvidar
La pasta térmica lleva con nosotros muchos años, y la verdad es que juega un papel muy importante en cualquier PC. Sin embargo, a pesar de su importancia, para muchos sigue siendo una gran desconocida, y todavía está rodeada de ciertos mitos que, como habréis podido imaginar, no nos hacen ningún bien.
Soy consciente de esa realidad, y por ello he decidido dar forma a este artículo, donde voy a compartir con vosotros tres mitos sobre la pasta térmica que debemos superar y que os ayudarán a entender mejor el papel que juega este compuesto, y por qué es una pieza fundamental en cualquier PC o portátil actual.
Como siempre, si tras terminar de leerlo os queda cualquier duda podéis dejarla en los comentarios y estaré encantado de ayudaros a resolverla. Sin más os invito a poneros cómodos, que empezamos.
Qué es la pasta térmica
La pasta térmica esun compuesto graso blando, consistente y maleable que presenta una alta conductividad del calor. Con ella podemos establecer una unión casi perfecta entre dos superficies irregulares, lo que facilitará la transferencia de calor entre ambas, haciendo que esta sea mucho más rápida y evitando que las irregularidades e imperfecciones de sus superficies puedan tener un impacto negativo.
Gracias a este compuesto es posible conseguir un contacto adecuado entre diferentes componentes, como procesadores, núcleos gráficos y otros con las bases de contacto de distintos bloques y componentes de refrigeración. Por ejemplo, la pasta térmica permite que el IHS de un procesador pueda hacer un buen contacto con la base del radiador del sistema de refrigeración que tengamos instalado, y hace posible una transferencia optima del calor.
Sin la pasta térmica ese contacto sería muy pobre, y la transferencia de calor entre ambos componentes sería tan baja que tendríamos un problema de temperatura en cuanto hagamos un uso intensivo del PC. Por eso es tan importante, porque la pasta térmica es la que permite esa transferencia de calor y evita que se produzcan daños por una acumulación excesiva del mismo. También se puede aplicar directamente sobre encapsulados.
Mito 1: todas las pastas térmicas son iguales
Este es un mito que puede ser muy peligroso, y no lo digo por la diferencia de calidad que puede existir entre diferentes tipos de pasta térmica, sino por el hecho de que algunas pueden tener conductividad eléctrica, lo que significa que si caen en la placa base, en el socket o en otras partes del equipo corremos el riesgo de que se produzca un cortocircuito.
Un ejemplo muy claro lo tenemos en la pasta térmica que contiene plata. Su conductividad térmica es muy alta y por tanto ofrece un mayor rendimiento (reduce más las temperaturas), pero conduce la electricidad y por tanto debemos utilizarla con mucho cuidado. Si se nos cae algo de pasta térmica en cualquiera de las zonas que os he comentado debemos limpiarla cuanto antes con alcohol isopropílico y asegurarnos de que no queda ningún resto antes de encender el equipo.
Como os he adelantado al principio, no todas las pastas térmicas son iguales, ni por rendimiento ni por vida útil, y tampoco por conductividad. Hay pastas térmicas de mayor calidad que ofrecen un mayor rendimiento, tienen una mayor vida útil y que además no conducen la electricidad, lo que significa que si por cualquier motivo caen en el socket o en la placa base no tendremos que preocuparnos por nada.
Mito 2: la forma en la que la apliquemos no tiene importancia
Es cierto que en general el método de la bolita en el centro funciona con casi cualquier procesador, y que es sencilla y sumamente efectiva. Sin embargo, debemos tener en cuenta que hay algunas excepciones. Por ejemplo, con los Threadripper ese método no funciona porque el procesador es demasiado grande, y lo ideal es recurrir a una «X» con pequeñas bolitas de apoyo en las zonas más vacías.
Debemos adaptarnos a la forma de la superficie sobre la que vayamos a aplicar la pasta térmica. Si tenemos una superficie rectangular muy grande el método anterior es el mejor sin ningún tipo de duda, mientras que para un Ryzen 7000 o anterior, e incluso para los Intel Core Gen 14 y anteriores, el método de la bolita al centro sigue siendo perfectamente funcional.
Recordad que es importante aplicar una cantidad de pasta térmica suficiente para evitar problemas de temperatura, y que siempre es mejor pasarse un poco que quedarse muy corto, ya que en este último caso nos podríamos encontrar con problemas de temperatura y un exceso de calor aparentemente inexplicable. Por suerte sería fácil de resolver, solo tendríamos que volver a aplicar una cantidad mayor de pasta térmica.
Mito 3: debemos cambiarla cada poco tiempo
Recuerdo que hace un tiempo ocurría precisamente todo lo contrario, y que casi nadie se preocupaba por cambiar la pasta térmica con cierta frecuencia. Ahora tenemos una situación totalmente opuesta que ha dejado casos que rozan lo ridículo, de hecho me en encontrado más de una vez con gente que me ha comentado que cambia la pasta térmica cada año, cosa que es totalmente innecesaria.
Tened claro que cada pasta térmica tiene fijada una vida útil concreta porque, como os dije anteriormente, no todas son iguales. Hay algunas que tienen una duración de dos o tres años, y otras que pueden aguantar cinco o incluso más años. Estos valores indican el punto óptimo a partir del cual empiezan a perder propiedades, pero no significa que queden totalmente inservibles.
Una pasta térmica con una vida útil de tres años tras su aplicación podrá seguir funcionando durante uno o dos años más sin grandes problemas, aunque en el caso de que utilicemos componentes que alcancen temperaturas muy altas la degradación gradual de la pasta térmica podría marcar una diferencia palpable. Consultad la vida útil de la pasta térmica que vais a utilizar y estableced un plan básico de cambio de la misma ajustado a ese ciclo de vida, sin más. Cambiar la pasta térmica antes de que se cumpla su ciclo de vida no os va a reportar ninguna ventaja.