Noticias
He saltado a Windows 11, y esta es mi opinión dos semanas después
Los que nos leéis a diario sabéis que Windows 11 no es santo de mi devoción, y que también había tenido algunos problemas puntuales con Windows 10, aunque en general prefería este último sistema operativo para mi día a día. En el banco de pruebas, que es donde analizamos los componentes de última generación que caen en nuestras manos, tengo instalado Windows 11 porque es imprescindible, y la verdad es que esto me ha dado algo de «maestría».
También he acumulado experiencia con Windows 11 porque lo tengo instalado en mi portátil. Esto lo hice precisamente porque quería utilizarlo para elaborar guías y artículos para vosotros, y porque obviamente necesitaba hacerme una idea realista de lo que este sistema operativo podía ofrecer en términos de rendimiento en una configuración más estandarizada y alejada de la clásica configuración de gama alta que tenemos en el banco de pruebas.
El caso es que hace unas semanas pude, por fin, montar mi nuevo PC. En cuanto pueda compartiré con vosotros un artículo extenso dedicado a todo el proceso de montaje, pero ahora mismo por tiempo me es imposible. Para completar la configuración del equipo tenía dos opciones, utilizar Windows 10 o saltar a Windows 11, y al final decidí dar el paso e instalar este último. Sí, ya sé que dije que iba a apurar al máximo posible con Windows 10, pero estrenar componentes me animó a darle ya una oportunidad esa nueva versión de Windows.
Mi experiencia con Windows 11
He instalado Windows 11 en un PC de última generación que encaja con lo que podemos considerar como tope de gama. No quiero decir nada sobre los componentes porque estos irán explicados en el especial que tengo pensado hacer, y que espero terminar dentro de unas semanas. Todo el proceso de detección de componentes y de reconocimiento de unidades de almacenamiento se realizó sin problemas, así que no tengo nada que objetar en este sentido.
En líneas generales me ha gustado «estrenar» interfaz, entre comillas porque ya la había utilizado anteriormente, aunque no en mi día a día. Al final me he acabado acostumbrando, y la verdad es que trabajo y juego bien con Windows 11. El rendimiento es bueno, aunque no podía esperar otra cosa teniendo en cuenta el equipo en el que está montado. Sin embargo, también hay algunas cosas que no me han gustado.
La primera es el nuevo Paint, que utilizo por lo rápido que es para realizar ediciones sencillas, y que complemento con Paint.net. En segundo lugar tampoco me gusta que la herramienta de capturas de pantalla active por defecto la de recorte de pantalla, que te hace elegir un tamaño concreto y guarda automáticamente la captura. No es un problema grave porque podemos cambiar esto y adoptar el clásico método de captura directa que luego pegamos donde queramos en pantalla completa, pero es que esta debería ser la configuración por defecto.
¿Me arrepiento de haber dado el salto?
La verdad es que no. Es cierto que al principio no trabajaba con la misma fluidez que con Windows 10, pero al final me he acostumbrado y ya no tengo ningún problema. Espero no tener que arrepentirme cuando empiecen a llegar las actualizaciones anuales, esas de gran calado con las que Microsoft siempre acostumbra a romper algo.
Cruzaré los dedos, ya que la última que me lio con Windows 10 me dejó casi dos días sin poder trabajar y me hizo perder parte de la información más reciente que no tenía en mi copia de seguridad. Os iré contando en próximos artículos si ocurre alguna «aventura» interesante con Windows 11. Si has instalado Windows 11 y no te gusta tranquilo, puedes volver a Windows 10.
-
GuíasHace 6 días
Qué placa base elegir: Guía de compras para Intel y AMD
-
GuíasHace 2 días
Guía para diferenciar generaciones y gamas de tarjetas gráficas
-
A FondoHace 6 días
Ofertas Flash del Black Friday 2024 de PcComponentes
-
A FondoHace 4 días
GeForce RTX 5050, especificaciones, rendimiento, equivalencias, fecha de lanzamiento y posible precio