Análisis
Opel Astra GSe, sensibilidades
«Parece que la envidia es mi pecado» John Doe (Seven, 1995)
«Qué tienes Donato, vente a la cama ya que la lumbre se está apagando y vas a coger frío al final» la voz de Rogelia es de resignación más que de reproche, su marido lleva así varias semanas. Dejó las ovejas hace ya dos años y se empeñó en estudiar esos cursos por correspondencia que se anunciaban en el periódico. «Duérmete ya compañera, que aún me queda trabajo con el aparato…» El dichoso aparato, pensó Rogelia acomodando la colcha con gesto impaciente. Dios sabe cuánto de los ahorros se había gastado Donato en ese infernal proyecto que ahora ocupaba todo el cobertizo. Tanto es así que el viejo Opel tenía que dormir fuera para hacer sitio a todos los cachivaches que había acumulado. Nada más que chispazos y ruidos y a veces volutas de humo sospechosas que salían de la ventana. Poco podía interpretar Rogelia cuando asomaba para ver lo que estaba haciendo más que un amasijo de hierros y tubos de todos los colores que se encanchaban con un cable grueso al palo de la luz.
Ni entendía tampoco los planos en los que estaba trabajando ahora en la cocina. «Garabatos de viejo», murmuraba Rogelia para ver si se enfadaba Donato. Pero él sonreía, le cogía la mano y le miraba amorosamente. Y luego seguía a lo suyo. Porque eso sí se lo tenía que reconocer a esta extravagante afición de su marido, se había convertido en un hombre dulce y amable. Ya pocas veces discutían y ya no se disgustaba cuando escuchaba cuando perdía su querido Racing las pocas veces que ahora le dedicaba a la radio y al fútbol. También bebía menos, ya casi no bajaba al bar. También porque los compañeros de cartas antaño inseparables se metían con él como si estuviera loco, que iba a acabar arruinado o quemado. Pero él siempre sonreía. El padre Antonio intenaba sonsacarle qué era y para qué servía esa maquinaria, pero Donato le replicaba que se enteraría cuando tuviera que confesarse por ello. Entonces Rogelia sintió cómo alguien la agarraba del brazo. Se había quedado dormida sin darse cuenta, con la luz de la mesilla encendida. Era Donato el que la había despertado. Parecía como en trance: «Rogelia. Han contestado. Están de camino…»
Las motorizaciones híbridas enchufables han ofrecido dos sabores distintos en algunos fabricantes. El primer acercamiento es el de un coche versátil que permite la utilización del motor eléctrico exclusivamente para desplazarse sin emitir gases de combustión o el modo híbrido para combinar el motor eléctrico con el de explosión y así conseguir un potencial mayor para los viajes ya que el repostaje de combustible está más extendido y es más rápido que el de un coche eléctrico. Pero es que los sistemas de propulsión híbridos enchufables suelen proporcionar unas buenas prestaciones gracias a la suma de la potencia de ambos motores y por ello varios fabricantes ofrecen versiones deportivas con este sistema de propulsión.
Modelo analizado | Opel Astra |
Motor y acabado | GSe |
Potencia | 179 CV |
Velocidad máxima | 235 Kmh |
Aceleración o-100 | 7,4 s |
Largo/ancho/alto | 4374/1860/1442 mm |
Potencia máxima RPM | 181 CV 6.000 rpm (motor gasolina) 110 CV (motor eléctrico) |
Par máximo Nm/RPM | 360 Nm |
Caja de cambios | automático |
Web | https://www.opel.es/ |
Precio | 40.890 euros |
Es el caso de Opel que ha lanzado una gama de modelos con las siglas GSe que ya utilizara en su momento para distinguir las versiones deportivas con motor de inyección y que ahora corresponden también a versiones deportivas pero con el mencionado sistema de propulsión híbrida enchufable. En nuestro caso hemos podido probar el Opel Astra GSe con un sistema de propulsión PHEV de 225 caballos que utilizan otros modelos del grupo Stellantis y que se distingue del resto de la gama de este modelo por algunos detalles mecánicos y estéticos que buscan dar un carácter más deportivo a esta berlina.
Espíritu GSe
Ya existe dentro de la gama de este modelo una versión híbrida enchufable de 180 caballos (que tuvimos la ocasión de probar) pero tanto el aumento de potencia como los mencionados retoques son los que marcan las diferencias de este modelo. El aspecto del frontal de este Astra GSe apenas se distingue del resto de la gama por algunos retoques estéticos. En este caso encontramos una moldura negra en la parte inferior del paragolpes delantero que extiende el color negro de la toma de aire inferior. También se han añadido molduras de este color en el marco que recoge tanto a los faros como a la parrilla en vez de utilizar un contorno cromado como en el resto de la familia Astra.
En el lateral la línea ya de por sí aerodinámica del Opel Astra combina muy bien con la carrocería bicolor que está presente en todos los modelos GSe, en este caso combinando blanco y negro. Negro en detalles como las molduras de la parte de los cristales y el techo así como los retrovisores mientras el resto de la carrocería, incluyendo pasos de rueda y faldones, están en color blanco. Destacan en la vista lateral las llantas específicas para esta versíon con un diseño geométrico también en dos colores y que se pueden elegir en tamaños de 18 o de 19 pulgadas. En nuestro caso la unidad que probamos disponía de las llantas de 18.
En la parte posterior encontramos menos diferencias frente al resto de la gama Astra. Se ha colocado el logotipo del modelo en el portón que da acceso al maletero con un diseño en dos colores y por otro lado se incorpora un difusor trasero de un diseño especial para esta versión. Por lo demás la moldura en color negro que rodea el parabrisas trasero, los grupos ópticos alargados que se extienden sobre el portón que los divide en dos y el resto de elementos estéticos de esta parte de atrás ya los hemos encontrado en el resto de la gama pero en todo caso subrayan el carácter deportivo del Astra GSe sin demasiadas estridencias ni alardes visuales.
Retoques discretos
Tampoco en el interior encontramos detalles estéticos radicales o elementos fuertemente inspirados en modelos deportivos. Lo primero que destaca es el conjunto de pantalla de indicadores tras el volante y la del sistema de información y entretenimiento que, como ya vimos en otras versiones de este modelo, están diseñados para tener una apariencia de pantalla contínua que cuando están apagadas ambas muestran una franja negra en la parte superior del salpicadero. Ambas pantallas son de 10 pulgadas y tienen una buena visibilidad y un funcionamiento y estética modernos aunque la superficie brillante de ambas pantallas y de la pieza que las une marca las huellas de los dedos sobre todo cuando están apagadas.
Los asientos delanteros están tapizados en Alcántara y son de diseño deportivo con resaltes en los laterales para envolver el cuerpo de conductor y acompañante en recorridos con curvas. Son muy cómodos, una característica común en los modelos medianos y grandes de Opel, y en esta versión llevan el logotipo de la misma en el espacio entre el asiento y el reposacabezas. Éste tiene un diseño deportivo y es fijo, es decir, no se puede regular en altura. Esta característica es común en los asientos de las versiones más deportivas de los distintos fabricantes para imitar los asientos tipo baquet de competición.
En la parte trasera la habitabilidad y el confort es el mismo que en otras versiones del Opel Astra y sigue destacando el espacio en altura y algo menos en anchura y en espacio para las piernas. Los pasajeros de las plazas traseras disponen de dos salidas del sistema de ventilación regulables, un conector USB para la carga de dispositivos y huecos para alojar objetos en las puertas. En general se trata de un coche que ofrece la habitabilidad habitual en un coche de su segmento quizás con un punto más de comodidad por el diseño y el acolchado de los asientos y como en el resto de la categoría solamente viajaran cómodas dos personas y una tercera más sacrificada.
Maletero reducido
En lo que respecta al maletero y tal y como ocurre en el resto de modelos con este tipo de motorización, el espacio disponible es menor que en el resto de la gama. En el caso del Astra GSe disponemos de un volumen de 352 litros frente a los 422 del resto de la gama. Es el mismo volumen que queda disponible en la otra versión híbrida enchufable del Astra y la razón es que la batería del sistema de propulsión eléctrico resta espacio en el maletero, así como recorta la capacidad del depósito de combustible. Existe una versión con carrocería familiar llamada Sports Tourer que permite reducir este inconveniente gracias a un maletero más grande.
Antes de afrontar la prueba dinámica repasamos las características técnicas del sistema de propulsión. En este caso tenemos un motor de combustión de gasolina de 1.6 litros con 181 caballos de potencia que ofrece un par motor de 250 Nm. Revisando características y cilindrada se trata del mismo motor de cuatro cilindros de la versión PHEV pero con 21 caballos adicionales. El motor eléctrico que forma parte del sistema sí que es idéntico al de la otra versión y proporciona 110 caballos de potencia y una cifra de par de 320 Nm. La batería es igualmente idéntica y dispone de 12,4 KWh de capacidad lo que le proporciona una autonomía eléctrica homologada de 54 kilómetros, tres menos que la versión PHEV.
Amortiguadores deportivos
Lo que sí ha cambiado sensiblemente entre las dos versiones es que este GSe dispone de unos amortiguadores con menor recorrido y mayor rigidez además de disponer de un sistema que se adapta a las condiciones del asfalto para configurar sus características. También se ha modificado el comportamiento de la dirección para conseguir un mejor tacto en curva y un comportamiento más preciso y directo. Lo que no se ha modificado es la caja de cambios cuyo comportamiento se puede modificar según cambiemos los modos de conducción entre los modos normales y el modo Sport en el que el sistema apurará más las marchas.
En ciudad y sobre todo cuando utilizamos el coche en modo eléctrico el funcionamiento es muy suave y silencioso. Siempre en modo cero emisiones y dentro de la ciudad se trata de un modelo confortable y que dispone de reserva de potencia de sobra para conducción urbana que además siempre que no abusemos del acelerador podremos superar los 50 kilómetros de autonomía. El tamaño del coche facilita las maniobras y dispone de una buena visibilidad, aunque inferior naturalmente a la que pueda ofrecer un SUV o un monovolumen, pero la contribución de las cámaras facilita mucho las maniobras. El cambio de la dirección no dificulta las mismas a pesar de tener un tarado más deportivo.
En carretera lo cierto es que se nota que este Astra GSe tiene un punto más de agresividad sin perder ese confort que caracteriza a este modelo en trayectos largos. Así las suspensiones se comportan de forma civilizada incluso en terrenos bacheados respetando la comodidad de los ocupantes pero se trasforman cuando afrontamos carreteras viradas. La precisión y el aplomo en cuva son muy destacables, aunque no lleguen a tener un comportamiento extremadamente deportivo sí que ofrecen prestaciones de sobra para conducir con mucha alegría. Este compromiso entre confort y capacidad de emocionar en terrenos con curvas no es tan fácil de conseguir. El que el cambio se accione con botones y no con palanca también resta algo de feeling deportivo, por cierto.
A mejorar: el cambio
Lo que nos ha parecido un poco menos emocionante es el cambio, que aunque responde bien a las solicutudes del acelerador reduciendo marchas cuando es necesario, esperábamos un comportamiento algo más deportivo frente a la versión PHEV más «civilizada». Además seguimos notando que al recudir marchas cuando el coche está a punto de detenerse esta reducción es algo brusca y hay que cogerle el tacto para que el coche se detenga suavemente, por ejemplo en un semáforo. Las levas en el volante permiten divertirse un poco más pero el sistema no nos dejará apurar demasiado para sacar más partido al sistema de propulsión.
También hay que tener en cuenta que cuando utilicemos el coche con la batería descargada las prestaciones no serán tan buenas y por otro lado el consumo del coche será más alto, sobre todo en recorridos con alto consumo de combustible como recorridos urbanos, trayectos con desnivel y otros. Esto hace que en ocasiones podamos ver que los 42 litros de capacidad del depósito pueden quedarse cortos en ocasiones. Por eso es recomendable recargar la batería siempre que se pueda, no solamente para conseguir realizar trayectos en modo puramente eléctrico sino para mejorar prestaciones y consumo.
Conclusiones
Opel ha querido orientar sus modelos con más prestaciones mirando al futuro otorgándoles una motorización híbrida enchufable que además de proporcionar la potencia necesaria para conseguir esas prestaciones deportivas los convierten en coches más versátiles con etiqueta cero y capacidad de moverse en modo puramente eléctrico. Para subrayar esta versatilidad las actuaciones que el fabricante ha hecho sobre el coche para otorgarle un comportamiento más deportivo, principalmente en amortiguadores y dirección, no parecen haber perjudicado en lada al excelente confort de un coche muy rutero.
Nos hubiese gustado una intervención también en el cambio que se nos ha quedado un poco demasiado burgués y poco refinado para una versión deportiva de un coche excelente. También hemos notado algo perezosos a los frenos cuando se ponen a prueba en recorridos de una velocidad considerable. Pero lo cierto es que esta versión potenciada y con toques deportivos es una de las más equilibradas que podemos encontrar en la gama de los Opel Astra y puede satisfacer las necesidades prácticas a la vez que lanza un guiño a los amantes de la conducción deportiva proporcionando una buena dosis de emociones y prestaciones.
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