El día que Elon Musk rompió Twitter (y la Ley)
Las historias de Elon Musk al frente de Twitter, ahora X, no tienen fin, y todo apunta a que seguirá siendo así durante algún tiempo, ya que el heterodoxo modelo de gestión empleado por el multimillonario con la red social parece atender más a la necesidad de demostrar algo, lo que sea, que a lograr que tanto su funcionamiento como su imagen sean los adecuados para atraer a tantos usuarios y anunciantes como resulte posible. ¿Entenderemos en algún momento sus razones? Ojalá.
Durante estos días se están produciendo más noticias al respecto, fruto de la biografía oficial de Elon Musk que ha sido escrita por el prestigioso Walter Isaacson, al que muchos recordamos por el gran trabajo que hizo con la biografía de Steve Jobs. En esta ocasión, al igual que con la del cofundador de Apple, el periodista se ha entrevistado en múltiples ocasiones con Musk y, al igual que ya ha logrado en otras ocasiones, ha sido capaz de hacerse con historias que, debemos reconocerlo, el común de los mortales optaría por ocultar.
Reconozco que, con sus luces y sus sombras, la biografía de Steve Jobs se me antojaba imprescindible. No llegaría a dicho calificativo con la de Elon Musk, si bien es cierto que su rol en el sector tecnológico durante las últimas décadas ha sido destacable. Ahora bien, dado que parece que en el libro podemos encontrar algunas «confesiones» sobre algunas decisiones bastante polémicas, no negaré que lo he puesto en la lista de libros a los que sí que, como mínimo, me gustaría darles un vistazo.
Como decía, la biografía está muy cerca de ser publicada y, como ocurre siempre en estos casos, editorial y autor van abriendo el apetito con algún que otro adelanto sobre lo que encontraremos. Así, según podemos leer en CNBC, Elon Musk quiso trasladar servidores de Twitter de un centro de datos a otro «a las bravas», lo que pudo vulnerar la ley y provocó múltiples problemas técnicos. De hecho, según afirma el mismo Musk en el libro, parte de esos problemas se alargaron durante meses, y es posible que alguno de ellos todavía esté activo.
Tenemos que remontarnos a finales de 2022, cuando parte de los servidores de Twitter estaban alojados en un centro de datos de NTT, en Sacramento, California, en un momento en el que ni NTT quería mantener a Twitter como cliente, pues no confiaba en su capacidad económica (para seguir pagando los recibos, vaya), ni Elon Musk quería seguir afrontando los más de 100 millones de dólares anuales que debía pagar por el uso de dichas instalaciones, en las que se alojaban los servidores que eran propiedad de Twitter.
Así llegamos a la noche del 22 de diciembre de 2022, cuando Musk se reúne con dos ingenieros de la compañía para que le informen sobre los plazos necesarios para trasladar dichos servidores desde el CPD de NTT en Sacramento a un centro de datos de X en Portland, Oregón. Los ingenieros le respondieron que era necesario un plazo de entre seis y nueve meses (un traslado de este tipo es excepcionalmente complejo). Musk replicó que debían ejecutarlo en un máximo de 90 días o serían despedidos.
Para demostrar que era posible, y en compañía de dos familiares, Musk tomo el día siguiente la decisión de ir al CPD de NTT en Sacramento para comprobar, por sí mismo, si era tan complicado como le habían dicho. Así, y en pleno vuelo hacia Austin, hizo que el avión (sí, su famoso jet) tuviera que desviarse al nuevo destino. Una vez allí se dirigió a la instalaciones de NTT y, equipado con una navaja de mano, desmontó una placa de suelo técnico, accedió a un registro, desenchufó un servidor y llegó a la conclusión de que aquello era bastante más sencillo de lo que pretendían los ingenieros.
¿Lo siguiente? Ya te lo puedes imaginar, quiso iniciar el traslado de inmediato, si bien NTT se lo impidió, por temor a que pudieran causar daños en sus instalaciones. Las labores se retomaron el día 27, con pilas de servidores repletos de datos personales, cargados de cualquier manera recorriendo más de 900 kilómetros. Y sí, lo de los datos tiene bastante importancia, pues de ninguna manera, legalmente, podían ser trasladados así, los datos deberían haber sido volcados a otros soportes y borrados antes de hacer el viaje.
¿La consecuencia? Twitter sufrió una enorme inestabilidad durante los dos meses siguientes, e incluso el propio Musk terminó admitiendo que haber actuado de esa manera fue un error, «In retrospect, the whole Sacramento shutdown was a mistake […]I was told we had redundancy across our data centers. What I wasn’t told was that we had 70,000 hard-coded references to Sacramento. And there’s still shit that’s broken because of it.«. Esperemos que la próxima vez decida hacer caso a los ingenieros…