Memoria gráfica y juegos: resuelve tus dudas con estas cinco claves
Con el lanzamiento de Resident Evil 4 Remake y The Last of Us Part I en PC el tema de la memoria gráfica ha vuelto a estar de plena actualidad, porque ambos juegos tienen un alto consumo de este tipo de memoria, y porque su impacto puede ser enorme tanto en materia de rendimiento en general como de estabilidad al mover dichos juegos.
También se han vuelto a generar muchas dudas sobre el uso de la memoria gráfica, y sobre su importancia y su peso real en juegos. La compilación de shaders ha sido otro tema candente en este sentido por el curioso sistema que The Last of Us Part I ha implementado en su versión para PC, y ha generado todavía más dudas sobre su impacto real en el consumo de memoria gráfica.
La situación actual, la falta de información y el surgimiento de ciertas campañas de desinformación que he visto durante los últimos días me ha llevado a escribir esta guía, donde voy a compartir con vosotros cinco claves que os ayudarán a resolver dudas y a tener más claro el papel que juega la memoria gráfica en juegos y a desmentir, una vez más, los mitos que todavía hay a su alrededor.
Voy a exponer cada una de esas claves de una manera directa y sencilla para que todos podáis entenderlas sin ningún tipo de problema, pero si os surge cualquier tipo de duda al leer el artículo podéis dejarla en los comentarios y esté encantado de ayudaros a resolverla. Sin más preámbulos, entramos en materia.
1.-La memoria gráfica puede hacer que un juego no funcione
Es un hecho constatado. Al igual que ocurre con la memoria RAM, cuya cantidad determinará si podemos ejecutar o no un juego concreto, con la memoria gráfica ocurrirá exactamente lo mismo, aunque con una particularidad importante, y es que en este caso lo normal es que nos encontremos con un escenario mucho más flexible, donde podremos jugar con los ajustes gráficos del juego para que funcione bien con una determinada cantidad de memoria gráfica.
Muchos títulos actuales vienen con un indicador que muestra la cantidad de memoria gráfica de nuestro PC, así como la parte de esta que tenemos ocupada con la configuración actual. Algunos juegos pueden funcionar sin problemas incluso aunque superemos el umbral máximo de memoria gráfica disponible, mientras que otros pueden dar problemas más o menos graves de estabilidad y de rendimiento, y otros puede que directamente no funcionen. Al final, dependerá de cada título en concreto.
Tened esto en cuenta porque no todos los juegos se comportan igual si superamos ese umbral de memoria gráfica máxima que tenemos disponible. Por ejemplo, Resident Evil 2 Remake permite utilizar una configuración que exceda la cantidad de memoria gráfica disponible, y dependiendo de la potencia de nuestra tarjeta gráfica el rendimiento puede ser bastante bueno o todo lo contrario. Sin embargo, otros juegos como DOOM Eternal o Red Dead Redemption 2 son muy estrictos con este tema, y no permiten superar el máximo de memoria gráfica disponible.
En casos extremos puede que el juego directamente no arranque si no tenemos una cantidad mínima de memoria gráfica, pero por fortuna esto sólo sucede en casos muy específicos, y cuando hablamos de configuraciones de 1 GB de memoria gráfica y, en menor medida, de 2 GB de memoria gráfica. En líneas generales el mínimo para que todos los juegos actuales funcionen es de 4 GB de memoria gráfica, aunque lo ideal es contar al menos con 6 GB de memoria gráfica para jugar en 1080p, y con 8 GB para jugar en 1440p (con calidades máximas en la mayoría de los casos).
2.-Memoria gráfica ocupada y consumida: dos cosas muy distintas
Normalmente los juegos utilizan la memoria gráfica para almacenar numerosos elementos, que ya ha sido procesados y compilados, a los que la GPU puede acceder cuando los necesita, evitando que estos tengan que representar un nuevo ciclo de trabajo. La idea es, en esencia, la misma que cuando hablamos de la memoria RAM y el procesador, y previene los ciclos de trabajo redundantes que se producirían al tener que repetir operaciones una y otra vez.
Si no tenemos suficiente memoria gráfica es probable que el sistema se vea obligado a vaciar una parte de esta para llenarla con nuevos elementos, generando nuevos ciclos de trabajo, y cuando la GPU necesite acceder a los elementos que fueron vaciados anteriormente volverá a incurrir en nuevos ciclos de trabajo que, al final, acabarán afectando de forma negativa al rendimiento del equipo. Esto puede variar en función de las particularidades de cada juego, y también de sus exigencias.
Cada juego tiene sus propios requisitos de memoria gráfica, y utiliza este recurso de una manera distinta. No obstante, debemos tener claro que el hecho de que un título ocupe 10, 12 o 16 GB de memoria gráfica no significa que realmente necesite esa enorme cantidad de memoria gráfica. En estos casos lo más probable es que esté ocupando toda la memoria gráfica que tiene disponible de manera preventiva, es decir, para generar un bloque de recursos por si los necesita en algún momento.
Ese escenario representa lo que conocemos como memoria gráfica ocupada, y es algo común en muchos títulos actuales que puede verse agravado si se produce además una fuga de memoria. La fuga de memoria es, en resumen, una ocupación creciente e interminable de la cantidad de memoria gráfica disponible que al final suele terminar en un crasheo del juego cuando se llega al límite de la memoria disponible. Esto ocurre porque el juego va ocupando cada vez más memoria gráfica, y no libera las porciones de esta que deja de necesitar en cada momento concreto.
Por otro lado tenemos la memoria gráfica consumida, que es aquella que sí es utilizada de forma efectiva y que necesita un juego para su correcto funcionamiento. Os pongo un ejemplo, en The Last of Us Part I incluso en resolución 900p (1.600 x 900 píxeles) el consumo de memoria gráfica con una GeForce RTX 4090 puede llegar a superar los 10 GB, pero el juego puede funcionar sin problemas en resoluciones superiores y con calidades máximas con modelos de 8 GB de memoria gráfica.
3.-La cantidad de memoria gráfica importa, pero el ancho de banda también
Contar con una cantidad mínima de memoria gráfica es fundamental para ejecutar determinados juegos, pero el ancho de banda de la memoria también jugará un papel fundamental en el rendimiento, tanto que en casos extremos podría generar un cuello de botella tan enorme que acabe afectando negativamente al rendimiento general del equipo.
El ancho de banda de la memoria gráfica se determina por la velocidad de esta y el bus de memoria, aunque este último tiene un mayor impacto. Vamos a verlo con un ejemplo sencillo, una Radeon RX 6700 XT utiliza memoria GDDR6 a 16 GHz y tiene un bus de memoria de 192 bits, y su ancho de banda es de 384 GB/s, mientras que una GeForce RTX 3060 Ti emplea memoria GDDR6 a 14 GHz y tiene un bus de 256 bits, lo que hace que su ancho de banda total sea de 448 GB/s.
Un mayor ancho de banda permite que las comunicaciones entre la GPU y la memoria gráfica sean mucho más rápidas, aunque estas también dependen de otros factores, como las cachés L2 y L3. Este último tipo de caché está presente en las Radeon RX 6000 y RX 7000, y se conoce como caché infinita. Con la serie GeForce RTX 40, NVIDIA optó por aumentar en gran medida la caché L2, que es más rápida que la caché L3.
Si tenemos una gran cantidad de memoria pero esta es muy lenta la comunicación entre esta y la GPU se verá seriamente afectada, y al final el rendimiento podría acabar siendo bastante pobre. Un buen ejemplo de cómo afecta el ancho de banda al rendimiento de una tarjeta gráfica lo podemos encontrar en la GeForce RTX 3060 de 8 GB, que tiene un bus de 128 bits (el modelo de 12 GB utiliza un bus de 192 bits), y este reduce su ancho de banda de forma significativa.
Debido a esa reducción en el ancho de banda, la GeForce RTX 3060 de 8 GB es, de media, un 15% más lenta en juegos que el modelo de 12 GB, y en algunos casos la diferencia puede llegar a ser de hasta un 30%. Son datos muy interesantes, sobre todo teniendo en cuenta que ambos modelos tienen el mismo número de shaders, y que por tanto es el ancho de banda el único factor que lisia de esa manera el rendimiento de dicha tarjeta gráfica.
4.-El consumo de memoria gráfica se puede reducir fácilmente
Esto es un hecho incluso en juegos que tienen una gran dependencia de la memoria gráfica, aunque no todos los ajustes gráficos tienen el mismo impacto en este sentido. Muchos tienen un impacto mínimo y sólo consumen unos pocos megabytes, mientras que otros pueden llegar a consumir cientos de megabytes. El ajuste que mayor cantidad de memoria gráfica consume suele ser la calidad de las texturas, y también la caché de sombras en caso de que exista (no está presente en todos los juegos).
Las texturas se almacenan en la memoria gráfica para poder ser aplicadas de forma directa y son, dicho de una forma simple, la piel de la geometría del juego. Tienen por tanto un enorme peso en la calidad gráfica del mismo. Unas texturas en calidad alta tendrán una mayor nitidez y presentarán un nivel de detalle muy rico, pero tendrán un tamaño mayor y ocuparán más memoria gráfica.
Por contra, unas texturas de menor calidad presentarán una menor nitidez y un nivel detalle más pobre, y pueden llegar a producir un acabado borroso y deslucido. Esas presentan, sin embargo, una ventaja, y es que pesan mucho menos y ocupan una menor cantidad de memoria gráfica. Por ejemplo, en Resident Evil 4 Remake el ajuste de texturas en calidad máxima ocupa 8 GB de memoria gráfica, mientras que el ajuste en calidad media sólo ocupará 0,5 GB de memoria gráfica.
Otro ajuste que suele consumir bastante memoria gráfica es la calidad de las sombras, y al activar el trazado de rayos también se producirá un consumo elevado de memoria gráfica. Subir la resolución tiene el mismo efecto, porque al final estamos utilizando más píxeles. Por fortuna, podemos reducir los niveles de calidad en texturas y sombras para mantener el consumo de memoria gráfica en niveles acordes al máximo de nuestro equipo, y sin tener que hacer grandes sacrificios a nivel de calidad, ya que la diferencia entre los ajustes de calidad máxima en texturas y sombras y los ajustes en calidad alta suelen ser muy pequeñas.
Solo un apunte importante, evitad a toda costa reducir la calidad de las texturas por debajo del nivel medio, ya que al caer a nivel bajo la pérdida de calidad gráfica y de nitidez es ya demasiado marcada, y no compensa en absoluto. Es mejor jugar con unas sombras muy pobres que con unas texturas emborronadas, porque como dije estas son la piel de toda la geometría del juego.
5.-Los 8 GB de memoria gráfica no están muertos
Es algo que he leído incluso en medios profesionales, y francamente es un auténtico disparate porque estos mismos medios luego hablan maravillas de lo bien que están envejeciendo algunas tarjetas gráficas, como la Radeon RX 5700 XT, que curiosamente tiene 8 GB de memoria gráfica. Es cierto que contar con 8 GB de memoria gráfica ya no es una garantía total de que podremos jugar a cualquier cosa al máximo, pero es que esto ya era una realidad hace tiempo, es decir, no es algo nuevo.
Creo que la llegada de The Last of Us Part I a PC ha hecho demasiado daño, y que al final no todo el mundo sabe diferenciar entre problemas de optimización y necesidades reales. Que dicho juego pueda ocupar 14 GB de memoria gráfica no significa que realmente los necesite, de hecho hay juegos mucho más avanzados y complejos con un planteamiento de tipo mundo abierto que consumen muchos menos recursos que este título, como Red Dead Redemption 2 o Cyberpunk 2077, y funcionan sin ningún tipo de problemas con tarjetas gráficas que tienen 8 GB de memoria gráfica.
También hay que tener claro otro detalle importante, y es que tanto PS5 como Xbox Series X tienen 16 GB de memoria unificada, de los cuales quedan libres alrededor de 12,5 GB, que se deben utilizar para almacenar diferentes elementos que, en un PC, se repartirían entre la RAM y la memoria gráfica. Un PC para gaming actual suele contar, como mínimo, con 16 GB de RAM y 8 GB de VRAM.
No hay una separación rígida en consolas, al final cada desarrollador puede repartir esos 12,5 GB como estime conveniente, pero es evidente que una parte se utilizará para datos y elementos del juego que en un PC estarían almacenados en la RAM, y otra parte se utilizará como VRAM, no puede ser utilizado todo como memoria RAM. Un PC con 16 GB de RAM y 8 GB de memoria gráfica no debería tener ningún problema para mover títulos portados de PS5 o Xbox Series X, salvo que la optimización sea un enorme desastre, como ha ocurrido con The Last of Us Part I, pero esto no es un argumento que sirva para decir que los 8 GB están muertos.
Para arrojar algo más de luz en este sentido, porque sé que es un tema complicado que os puede llegar a complicar sobremanera la elección de vuestra próxima tarjeta gráfica, quiero compartir con vosotros un sencillo desglose con los niveles mínimos recomendados y óptimos de memoria gráfica que debemos cumplir a día de hoy para jugar a diferentes resoluciones con garantías. Tened en cuenta que hay algunos casos puntuales donde puede que tengamos que reducir ligeramente la calidad de las texturas, pero esto será la excepción a la regla general.
- En 1080p el mínimo son 4 GB, pero lo ideal es contar con 6 GB. Hay casos donde necesitaremos 8 GB para jugar al máximo por el peso de las texturas.
- En 1440p el mínimo son 6 GB, pero lo ideal es disponer de 8 GB. También hay casos donde puede que necesitemos 10 GB para jugar al máximo por el peso de las texturas.
- En 2160p el mínimo son 8 GB, pero lo ideal es contar con 12 GB. Nos encontramos también con casos donde necesitaremos 16 GB para jugar al máximo por el peso de las texturas.