Existe el derecho a reparar, pero Apple hace que sea cada vez más difícil
El derecho a reparar se ha convertido en uno de los grandes pilares en la lucha contra la obsolescencia programada, y también contra los altos precios que ponen algunos fabricantes a las reparaciones de diferentes dispositivos tecnológicos. Apple es, en este sentido, uno de los mejores ejemplos, ya que hacer algo tan simple como reparar la pantalla del iPhone 14 Pro Max nos costaría en España 799 euros si no tenemos el plan AppleCare+.
Pagar 799 euros es casi la mitad de lo que cuesta un iPhone 14 Pro Max nuevo, y con ese dinero podríamos comprar un smartphone de gama alta totalmente nuevo, siempre que recurramos a otro fabricante. Con esto en mente, creo que es bastante fácil entender por qué el derecho a reparar tiene tanto peso, y por qué al final es inevitable ver los servicios de reparación oficiales como otra manera de hacer caja, al menos en el caso de ciertos fabricantes.
Sin embargo, debemos tener claro que tener el derecho de reparar algo no significa que realmente vayamos a ser capaces de hacerlo, y mucho menos que este vaya a estar al alcance de cualquiera. En Europa, la Uniónquiere ampliar el derecho a reparar smartphones y tablets, y para que este derecho no quede en algo inútil se plantea la imposición a los fabricantes de utilizar diseños que sean más asequibles para el usuario, es decir, que sean más fáciles de reparar.
Ya existen smartphones que son, por sí mismos, una clara apuesta a favor del derecho a reparar, como por ejemplo el Nokia G22, pero al mismo tiempo también existen terminales que son todo lo contrario, como el iPhone 14 Pro Max. En el vídeo adjunto podemos ver el proceso de reparación de un iPhone 14 Pro Max que sufrió daños severos en las capas de cristal delantera y trasera. Reparar ese smartphone en un servicio oficial de Apple le habría costado al usuario 703 euros al cambio.
Ya desde el principio queda claro que para afrontar con garantías la reparación de este terminal de Apple necesitamos maquinaria especializada, y que cuando el smartphone se ha doblado no es posible utilizar el módulo oficial para extraer la pantalla. Para reparar la capa de cristal trasera es necesario desmontar por completo el interior del iPhone 14 Pro y trasladarlo al nuevo chasis, algo que obviamente no está al alcance de cualquiera, y que supone una reparación extremadamente complicada.
Por si todo esto fuera poco, una vez que termina con el proceso de despiece, reparación y nuevo montaje, el iPhone 14 Pro Max no reconoce la pantalla como original, lo que hace que iOS desactiva True Tone y la función de brillo automático. En total, el proceso de reparación le llevó al autor del vídeo cuatro horas y media, y eso sabiendo en todo momento lo que hacía y contando con las herramientas adecuadas.
Hablar del derecho a reparar, y llenarnos la boca con él, es algo que está muy bien, pero mientras los fabricantes sigan creando modelos con diseños tan difíciles de reparar este no será más que un espejismo. Al menos Apple lo ha hecho mejor con el iPhone 14, ya que en este caso se puede extraer y cambiar el cristal trasero de forma individualizada y sencilla. El ahorro con esta reparación ha sido de 348 euros frente al coste del servicio oficial de Apple.