Elon Musk se enfrenta a una semana difícil
La incontinencia verbal de Elon Musk no es algo nuevo. Durante los últimos meses, a cuenta del culebrón en el que se convirtió la compra de Twitter por parte del multimillonario tuvimos sobrados recordatorios de ello, y desde que ya es propietario de la red social tampoco ha bajado el nivel, a decir verdad. Pero que recientemente haya sido uno de los temas de conversación del momento no significa que sea algo nuevo, en realidad lleva arrastrando ese mal hábito desde hace ya bastante tiempo.
Son muchos los que todavía recuerdan claramente el tweet publicado por Musk en agosto de 2018, concretamente el martes día 7. En dicho mensaje podíamos leer «Am considering taking Tesla private at $420. Funding secured.», es decir, que estaba considerando hacer que Tesla dejara de ser una empresa cotizada (como ha hecho con su adquisición de Twitter), pagando 420 dólares por acción y que, además, tenía garantizados los fondos necesarios para llevar a cabo dicha operación.
Después de este mensaje llegaron otros tantos, parte de ellos como respuestas a usuarios de la red social, en los que Elon Musk sostuvo esta teoría como una posibilidad real, lo que hizo que los mercados e inversores le concedieran credibilidad y que, por lo tanto, reaccionaran en consecuencia. Y las consecuencias fueron, ya lo puedes imaginar, de un volumen formidable. Dicho de otra manera, esta declaración afectó sustancialmente a accionistas e inversores en la compañía. Y el problema es que no era cierto.