Cómo acertar con los componentes que necesitas para montar un PC
Montar un PC es un proceso que se divide en dos partes muy importantes.La primera es la elección de los componentes que vamos a utilizar, y la segunda supone el montaje y la configuración del equipo. Podríamos pensar que la segunda parte es la más importante y la más complicada, pero lo cierto es que no debemos desmerecer en absoluto la fase de elección de los componentes, ya que de esta dependerá el rendimiento del equipo, sus posibilidades y el coste del mismo.
Si nos equivocamos en la elección de los componentes puede que acabemos montando un PC con desequilibrios graves, o que este no tenga la potencia necesaria para mover los juegos que nos gustan, y tampoco para sacar adelante ciertas tareas. También cabe la posibilidad de que acabemos comprando componentes demasiado caros que realmente no necesitamos, y si esto ocurre habremos hecho una inversión que no conseguiremos amortizar ni siquiera a largo plazo.
Llevo muchos años en este mundillo, y he visto muchos casos de montajes que tenían una estética muy buena y que habían sido ensamblados con esmero y con una gestión del cableado exquisita, pero que tenían una selección de componentes terrible. Uno de los ejemplos más claros fue el de un aficionado a los juegos que decidió no hacerme caso, y que pensó que era mejor unir un Core i7-10700K y una GeForce GTX 1660 Super en vez de optar por un Core i5-10400F e invertir el ahorro a nivel de CPU en una GeForce RTX 2070 Super.
En este artículo voy a compartir con vosotros una serie de consejos básicos pero muy importantes que, en conjunto, os ayudarán a tomar la decisión correcta a la hora de elegir los componentes que necesitáis para montar un PC. No me limitaré a un equipo para juegos, ya que voy a enfocar esos consejos de una manera general, clara y directa.
Cómo elegir los componentes adecuados para montar un PC
1.-Piensa qué vas a hacer con ese PC y elige en consecuencia
Lo primero que tienes que plantearte es qué tipo de uso le vas a dar al PC, y en función de esto deberás tener claro cómo debes distribuir el presupuesto del que dispongas. Por ejemplo, si vas a montar un PC para ofimática, navegación web y multimedia no vas a necesitar una tarjeta gráfica potente, de hecho ni siquiera te hará falta una solución gráfica dedicada para disfrutar de una buena experiencia, pero si vas a utilizarlo para jugar sí que necesitarás montar dicho componente.
- Si vas a montar un PC para ofimática tendrás suficiente con componentes económicos y de gama baja, siempre que no bajes de una configuración mínima que quedaría tal que así: CPU de dos núcleos y cuatro hilos, 8 GB de RAM y SSD.
- En caso de que vayas a montar un PC para jugar deberás optar por componentes más potentes, y evitar las soluciones de bajo coste, ya que ofrecen un rendimiento muy pobre con juegos. No deberías bajar de una CPU de cuatro núcleos y ocho hilos, 16 GB de RAM, la tarjeta gráfica debe estar al nivel de las Radeon RX 6500 XT-GeForce GTX 1650 Super para tener una buena experiencia en 1080p y también es imprescindible un SSD.
- Para equipos profesionales tendrás que hacer un análisis más profundo y valorar qué tipo de programas vas a utilizar, qué tipo de componentes influirán más en su rendimiento y qué cantidad de RAM y de almacenamiento te harán falta.
2.-Prioriza componentes, pero sin desequilibrios
Está muy bien dar prioridad a esos componentes que más van a influir en el rendimiento del equipo, y en aquellas aplicaciones o programas que vamos a utilizar, ya que esto te permitirá distribuir mejor el presupuesto del que dispongas, pero debemos evitar ajustar en exceso y caer en configuraciones absurdas. Siempre debes mantenerte dentro de unos valores mínimos que te ayudarán a evitar desequilibrios en componentes, algo que como sabrán muchos de nuestros lectores puede acabar produciendo un cuello de botella.
- En un PC para ofimática estaría bien dar un poco de prioridad al procesador y a la RAM, pero si caer en absurdos como por ejemplo montar una CPU de 6 núcleos y 12 hilos y acompañarla de solo 4 GB de RAM y de un SSD de 128 GB. Sería mejor elegir una CPU de 4 núcleos y 8 hilos y destinar el dinero ahorrado a montar 8 GB de RAM y un SSD de mayor capacidad.
- Al elegir los componentes para montar un PC para juegos debes dar la prioridad a la tarjeta gráfica, pero sin renunciar a una serie de puntos básicos: contar con un procesador de 6 núcleos y 12 hilos que tenga un buen IPC, incluir al menos 16 GB de RAM y acompañarlos de un SSD.
- En el caso de equipos profesionales debes priorizar el componente que más influya en el rendimiento de las aplicaciones que más vas a utilizar. Si vas a editar vídeo o a renderizar, la tarjeta gráfica debería ser tu prioridad, pero sin incurrir en desequilibrios.
3.-Evita los excesos innecesarios, estarás tirando el dinero
Los componentes que utilizamos para montar un PC se dividen, actualmente, en tres grandes categorías:
- Gama baja: agrupa los componentes que tienen un bajo nivel de prestaciones. En términos generales son una opción que puede ser interesante para montar equipos para ofimática y tareas básicas.
- Gama media: un nivel donde encontramos una enorme oferta de componentes. Muchos de ellos son la mejor opción para montar equipos para gaming y trabajo con un buen valor precio-prestaciones.
- Gama alta: en este nivel se encuentran los componentes más potentes, pero también los más caros. Su valor precio-rendimiento no suele ser tan bueno como el de los de gama media, aunque en situaciones concretas pueden ser una buena elección.
Dentro de cada una de esas gamas hay una gran cantidad de componentes con precios y prestaciones muy dispares, lo que hace que debamos tener mucho cuidado a la hora de elegir. Por eso es tan importante tener claros esos mínimos de los que no debemos bajar, y que ya hemos visto anteriormente. Sin embargo, debemos tener claro también que hay valores máximos que no tiene sentido superar.
- En un PC para ofimática y tareas básicas es absurdo gastar más de 100 euros en el procesador, y tampoco tiene sentido comprar placas base de gama media o tarjetas gráficas de alto rendimiento. Tampoco necesitarás fuentes de alimentación de alta potencia, ni grandes cantidades de memoria RAM.
- Con un PC gaming no tiene sentido gastar más dinero en el procesador que en la tarjeta gráfica. Comprar una CPU de 400 euros o más solo para jugar es un exceso innecesario, y tampoco necesitaremos más de 16 GB de memoria RAM ni una placa base de gama alta para conseguir un montaje de calidad. La elección de la tarjeta gráfica dependerá de la resolución a la que vayamos a jugar, y de nuestras aspiraciones, pero en líneas generales tendremos una buena experiencia con las GeForce GTX 1660 Super-Radeon RX Vega 56 en 1080p, y con las GeForce RTX 3060 y Radeon RX 6600 en 1440p. Para 4K deberemos elegir mínimo una GeForce RTX 3070 o una Radeon RX 6700 XT.
- Un PC para trabajo y aplicaciones profesionales deberá seguir las premisas que ya os hemos dado. Por ejemplo, si vamos a utilizar sobre todo aplicaciones de renderizado y edición de vídeo que dependan principalmente de la tarjeta gráfica deberemos invertir más en ese componente, pero teniendo en cuenta los recursos necesarios para la carga de trabajo que vayamos a afrontar. Siguiendo con este ejemplo, una GeForce RTX 4090 no tendría sentido para editar vídeo en 1080p.
Si realizas excesos y compras componentes demasiado potentes para el uso que vas a dar al PC habrás tirado el dinero porque, al final, tendrás componentes muy potentes que no estarás aprovechando de verdad. Estos acabarán siendo superados por otros componentes dentro de un periodo de tiempo relativamente corto, y perderán valor mientras tú sigues sin sacarles el máximo partido.
4.-No te limites a lo más nuevo del mercado
Muchas personas tienden a limitarse a los componentes más recientes de cara a elegir las piezas para montar su nuevo PC, y esto es un error, ya que en la mayoría de los casos los componentes de la generación anterior siguen ofreciendo un rendimiento excelente, y tienen precios mucho más económicos. Es una cuestión que depende de cada generación y de la situación del mercado en cada momento, pero vale la pena tenerlo en cuenta.
Por ejemplo, actualmente los procesadores Ryzen 7000 de AMD ofrecen un rendimiento muy bueno, pero necesitan de una inversión más grande que la que tendríamos que hacer si elegimos un procesador Ryzen 5000, y esto hace que estos últimos tengan un valor más interesante en relación precio-prestaciones. Lo mismo podríamos decir de los procesadores Core Gen11, donde encontramos modelos como el Core i5-11400F, que tiene un precio muy bajo y todavía rinde de maravilla.
Esto mismo se puede aplicar a otros componentes, como la memoria RAM, los SSD y las fuentes de alimentación. No necesitas un SSD PCIe Gen4 x4 capaz de llegar a los 7 GB/s para montar un buen PC, te bastaría con un modelo PCIe Gen3 x2, y tampoco es necesario que montes memoria RAM de última generación con una latencia ultra baja y una velocidad de trabajo súper elevada.
Puedes irte tranquilamente a por generaciones anteriores con latencias y frecuencias más discretas, ya que en líneas generales a partir de DDR4 a 3,6 GHz con latencias CL16 o DDR5 a 5,2 GHz con latencias CL36 ya conseguiremos un buen nivel de rendimiento.
Con el tema de las fuentes de alimentación ten claro que, al final, la calidad de la misma es importante, pero no necesitas irte a un modelo de nueva generación, ni tampoco a uno muy caro que doble la potencia que realmente necesitas. Por ejemplo, un PC para gaming de gama media equipado con un Ryzen 5 5600, 16 GB de RAM y una Radeon RX 6700 no necesitaría más que una fuente de 650 vatios, y un modelo con certificación 80 Plus Bronze cumpliría sin problemas.