Twitter cierra su oficina en Bruselas

Sorprendente, y un tanto arriesgada, es esta decisión de Elon Musk de cerrar la oficina de Twitter en Bruselas, ya haya sido por acción u omisión, como explico más adelante. Y es que quizá, en primera instancia, hayas pensado que se trata de una oficina local, como tantas otras de las que la red social tiene (bueno, en bastantes caso es «tenía») a lo largo y ancho del mundo, y que a ese respecto Bélgica no parece ser un mercado especialmente grande para la red social. Pero claro, debemos pensar que esta ciudad no es solo la capital de Bélgica.

Efectivamente, también comparte con Luxemburgo y Estrasburgo la capitalidad de la Unión Europea, por lo que es uno de los epicentros clave de la política del viejo continente, lo que le concede un valor estratégico fundamental. Esta es la razón por la que muchas de las big-tech norteamericanas hacen por tener una presencia constante allí, pues facilita en gran medida su relación con los órganos de gobierno europeos, lo que incluye a los reguladores.

Ya sea en la fase de confección de nuevas normas, durante la cual intentan ejercer influencia en las mismas si afectan a sus intereses, en la de aplicación, para facilitar su adaptación a ellas, o como avanzadilla si se produce algún conflicto legal por su aplicación, estas oficinas son una suerte de misiones diplomáticas privadas que velan por los intereses de sus compañías en un marco jurídico tan complejo y cada vez más regulado como lo es la Unión Europea.

No tenemos que ir demasiado lejos para encontrar acciones de la UE que afectan a Twitter, ya que la semana pasada se aprobaron nuevas normas para combatir la desinformación en las redes sociales y, además, la Unión Europea afirma tener datos que demuestran que Twitter no está combatiendo la desinformación. Y sin embargo, según podemos leer en Yahoo! Finance, la oficina de Twitter en Bruselas ha sido desmantelada, en el contexto de los despidos masivos de la red social, en un momento particularmente complicado.

La oficina, que contaba con menos de diez trabajadores, estaba trabajando precisamente en ambos frentes, según las fuentes de la publicación publicación. Sin embargo, y aunque se desconoce si fueron despedidos u optaron voluntariamente por abandonar Twitter tras el ultimátum de de Elon Musk, abandonaron la compañía la semana pasada, dejando a Twitter sin sus principales responsables, que además eran los mejores conocedores del marco legal europeo y de su relación con la red social.

En este caso, vuelvo a pensar que esto no responde a una decisión estratégica, sino más bien al modelo de «elefante en tienda de porcelanas» con el que está actuando el CEO de Twitter para intentar apagar el incendio que es su cuenta de resultados. El problema es que, como ya vimos con el caso de los trabajadores despedidos a los que posteriormente se pidió que volvieran a la compañía, este tipo de actuaciones puede tener una incidencia bastante negativa en la compañía y, por lo tanto, también en la resolución del problema de los números rojos.