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Steven Sinoskfy reivindica Windows 8, pero reconoce que los cambios fueron demasiados
Windows 8 fue una versión muy controvertida debido a los grandes cambios que introdujo a nivel de interfaz de usuario. Aquella interfaz, primero llamada Metro y luego Modern UI, terminó por llevarse por delante a su creador, Steven Sinoskfy, quien dejó la corporación originaria de Redmond por la puerta de atrás. Ahora, diez años después, Steven Sinofsky ha concedido una entrevista a Ars Technica para explicar muchas de las decisiones tomadas en torno a Windows 8.
En Ars Technica comenzó la entrevista, o al menos es la primera pregunta que uno ve escrita, preguntando si el iPad de Apple no fue la principal razón por la que se creó la peculiar interfaz de Windows 8. Aquí Sinofsky expuso la preponderancia del iPhone primero y de Android después en el mercado de la computación de consumo, con unas ventas que ya se cuentan por miles de millones y con muchas personas que los usan en lugar de un PC x86.
Además, Sinofsky dijo que “si había alguna esperanza de aumentar el uso de las PC, vendría de tener una experiencia más alineada con los teléfonos inteligentes. Esto se aplicó a la interfaz de usuario básica (programas de inicio) y metáforas (toque), así como a los fundamentos, como el almacenamiento en la nube y la duración de la batería durante todo el día, y también la forma en que las plataformas de hardware móvil corrieron más allá de las PC, como con sensores”.
En resumidas cuentas, la intención del equipo de diseño con la interfaz de Windows 8 era modernizar el sistema para que se ajustara mejor a las formas de uso que se estaban extendiendo por entonces, todo con el fin de “tomar la esencia de un PC y llevarla más allá de los teléfonos inteligentes”.
El exempleado de Microsoft ha afirmado que el lenguaje de diseño Metro fue “en sí mismo fue una evolución en Microsoft, pasando de Expedia a Windows Media Center y Windows Phone”. A pesar de reconocer que había alternativas, dijo que desde la empresa se vio que la combinación de la pantalla de inicio y el mosaico de baldosas solucionó muchas de las deficiencias que vieron en el menú de inicio, la barra de tareas, la bandeja del sistema, los dispositivos y las notificaciones.
Ante una pregunta sobre su opinión de cómo ha evolucionado o cambiado Windows 8 en los últimos 10 años, Sinofsky ha insistido en la actual preponderancia de los móviles sobre los escritorios: “El 90 por ciento (esa es una estadística retórica) de la computación ahora se realiza a través de cuadrículas de aplicaciones, que se inician al tacto y llenan una pantalla. La navegación móvil domina la navegación de escritorio, y el tiempo total de pantalla en el móvil supera ampliamente al escritorio. La informática de escritorio está en declive. Eso supone que las computadoras de escritorio no se usan en absoluto, y unos pocos miles de millones de personas nunca verán las computadoras de escritorio como se imaginan tradicionalmente”.
Otros detalles dichos por Sinofsky es que Windows 8 y la división de ordenadores Surface fueron creados en paralelo con el fin de ofrecer una experiencia específica sobre una plataforma de hardware moderna. Por otro lado, ha destacado características como los “contratos”, que en su opinión fueron una innovación increíble al conectar las aplicaciones entre sí para ofrecer cosas como unos resultados de búsqueda más integradas y más amigables con el usuario.
La entrevista concedida a Ars Technica da mucho más de sí, pero la principal conclusión que se puede sacar es que Steve Sinofsky sigue estando convencido, al menos en un porcentaje importante, de la visión que quiso imprimir en Windows 8, a pesar de reconocer también que los cambios propuestos fueron demasiados y planteados de forma demasiado rápida, dando como resultado que “Windows terminó sin avanzar y hoy conserva su posición segura, aunque eso es en un mundo de escritorio cada vez más pequeño”.
Guste o no, el paradigma que estandarizó Windows 95 sigue muy vigente y la mayoría de los usuarios son muy reacios a cambiarlo de forma radical, de ahí buena parte del rechazo que recibió Windows 8. La mala acogida forzó a tener que reintroducir el menú de inicio, aunque de manera un tanto particular, en Windows 8.1.
Por otro lado, Sinofsky no está solo cuando se trata de intentar cambiar el paradigma de la computación de escritorio, ya que GNOME, escritorio para Linux, ha intentado hacer lo mismo, con el resultado de que la mayoría emplea extensiones para obtener una experiencia más clásica.
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