Análisis
Sonos Ray, análisis: mucho más de lo que esperas
La práctica totalidad de los televisores actuales, incluyendo a los de muy alta gama, tienen el mismo problema: un sonido que no está a la altura de lo esperado. La razón es tan sencilla como poderosa: la física. Instalar una solución de audio competente en un dispositivo tan delgado es una tarea titánica que pocas veces sale bien.
Si a esto unimos el plástico como principal material constructivo (de mayor o menos calidad, pero plástico), las limitaciones a la hora de aislar, la necesidad de mantener el consumo bajo control o los problemas de muchos modelos para gestionar bien el audio multicanal estrenar un nuevo televisor puede ir acompañado de una mueca de decepción y la necesidad de buscar una solución a poco que seamos exigentes con el audio.
Es en este punto donde entra el nuevo Sonos Ray, un producto sencillo, muy fácil de usar e instalar y a un precio razonable. Una apuesta un tanto arriesgada de una marca considerada elitista para ampliar su espectro de público y servir como puerta de entrada a uno de los mejores ecosistemas multimedia del mercado.
A diferencia de otras barras, la Sonos Ray solo proyecta sonido hacia delante y es posible instalarla en huecos muy estrechos.
La Sonos Ray es una barra de sonido de tamaño compacto, de 56 centímetros de largo, 9,5 centímetros de ancho y 7 centímetros de altura. Con estos números es fácil buscarle un hueco bajo el televisor, el sitio natural donde puede ofrecer el máximo rendimiento (mucho cuidado con innovar aquí, especialmente con los muebles bajo el televisor que pueden estropear la experiencia si no situamos la barra en el borde).
Lo mejor que le puede pasar a una barra de sonido es pasar desapercibida y esta Sonos Ray lo consigue: controles táctiles que, probablemente, solo uséis para probarlos y un discreto LED que podéis programar o apagar por completo para olvidaros de que existe.
En el interior del Sonos Ray se han instalado cuatro amplificadores digitales de clase D orientados al frontal, dos midwoofers elípticos y dos tweeters en los extremos. El sonido se separa y se dispersa hacia delante creando una sensación de amplitud que, junto al procesamiento de Sonos, crea un escenario sonoro lo más rico posible, pero sin artificios excesivos ni recurrir a «trucos» como unos graves demasiado rotundos. Aquí se trata de respetar y mejorar, sin enmarañar, la fuente de audio original.
En una decisión curiosa, cuánto menos, Sonos ha decidido prescindir de la conexión HDMI y utilizar cable óptico. En teoría, la razón es utilizar la interfaz más amplia posible y que incluso los televisores más antiguos sin HDMI ARC puedan conectarse. En la práctica, hace muchos años que cualquier televisor incluye, al menos, un interfaz de este tipo y no hay motivos técnicos para volver atrás. A su favor, el ancho de banda que ofrece el cable óptico es más que suficiente teniendo en cuenta que la barra no es compatible con Dolby Atmos o Dolby True HD, así que no hay limitaciones en este punto.
El proceso de configuración es tan sencillo como en cualquier Sonos. Podemos controlar la barra con cualquier mando infrarrojo (incluso con dos a la vez, en mi caso el televisor y el del Apple TV) simplemente pulsando el botón de volumen durante unos segundos para emparejarlos. Todo se hace paso a paso, a través de una app muy cuidada y que ofrece todas las opciones que necesitamos para sacar el máximo partido al dispositivo.
Sonos ofrece opciones básicas pero suficientes para adaptar el audio a nuestros gustos.
Merece la pena destacar el sistema de sonido nocturno, que evita cambios bruscos en el volumen y el potenciador de diálogos. Solo con esto, sin configurar nada más, se aprecia un salto exponencial respecto al audio que ofrece cualquier televisor por defecto, incluso viendo un canal de TDT.
Por supuesto, Sonos Ray incluye la exclusiva función TruePlay. Con ella y utilizando nuestro móvil, la barra es capaz de reconocer las dimensiones y los obstáculos de la sala donde la tenemos instalada y optimizar el sonido en función de multitud de parámetros. No es milagroso ni sustituye a un sistema de audio multicanal con varios altavoces pero sí se nota y supera a cualquier barra en este rango de precios.
La Sonos Ray ofrece un sonido nítido y preciso en cualquier circunstancia y rápidamente nos daremos cuenta cómo podemos disfrutar de una serie o una película sin necesidad de estar tocando el volumen continuamente para entender mejor un diálogo o evitar “ruido” en grandes explosiones.
Desde mi punto de vista, es una barra de sonido interesante para los consumidores de series y películas. Aunque se defiende con la música y sirve de sobras como dispositivo para crear ambiente, no es el punto fuerte del dispositivo y es donde más se puede notar la falta de matices y profundidad que no se puede resolver por software.
Evidentemente, no tiene sentido compararlo con soluciones de varios altavoces pero como dispositivo único tiene pocos rivales. Ofrece unos graves profundos incluso sin subwoofer dedicado (usa una solución de reflexión que me ha sorprendido positivamente) y quizás su mayor hándicap es el volumen máximo, no demasiado elevado pero sí más que suficiente para las estancias de tamaño medio al que va orientada.
Como cualquier producto Sonos, utiliza la conectividad WiFi (o Ethernet) para ofrecernos la posibilidad de reproducir música desde cualquier dispositivo, funcionando como un altavoz más. Además, es compatible con la función multiroom así que podemos añadir otros altavoces de la familia como los Sonos One o los Sonos SUB para mejorar el sonido. Es interesante, pero más caro y complejo que optar directamente por un modelo superior como la Sonos Beam.
Conclusiones
La apuesta de Sonos por acercarse al gran público es acertada y, desde mi punto de vista, la mejor del mercado en su rango de precios. Encontraréis opciones por menos de 299 euros con más potencia o incluso con un subwoofer externo, pero en términos de calidad de sonido es muy complicado ofrecer más por menos.
Sonos orienta su producto hacia un público generalista, poco interesado en las diferencias entre cable óptico y HDMI ARC o qué significa sonido envolvente Dolby Atmos. Se dirige a las personas que consideran que 299 euros es un precio justo por mejorar exponencialmente su experiencia de audio al disfrutar de sus series o películas favoritas. De paso, le proporciona una excusa para entrar en el ecosistema Sonos y, quién sabe, seguir adquiriendo productos de la firma en el futuro.
En definitiva, la Sonos Ray es una opción fantástica a un precio interesante. Merece la pena destacar el trabajo realizado para mejorar la claridad de los diálogos, precisamente el punto flaco del sistema de audio de la mayoría de televisores. Es fantástica para películas, series, videojuegos o para ver (y oír bien) la TDT.
A todo esto debemos sumar una app fantástica, opciones exclusivas como Trueplay y la integración con las plataformas de streaming musical más populares. Todo con una política de actualizaciones de primer nivel y una calidad de construcción superior a la media.
Entre los puntos negativos los compromisos necesarios para dejarla por debajo de los 300 euros: no hay soporte para formatos DTS:X o Dolby Atmos, necesitamos el mando a distancia de la tele y no ofrece opción HDMI. En cualquier caso nuestra valoración es clara: una de las mejores barras que podéis comprar a este precio y producto recomendado para todos aquellos que quieren dar el salto sin gastar mucho más.
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