Japón anuncia el fin de los disquetes en su Administración
El país de la innovación tecnológica por excelencia ha decidido que ya es hora de abandonar los disquetes, un vetusto sistema de almacenamiento de información que, probablemente, muchos de nuestros lectores solo hayan visto en películas y series. En pleno 2022, el Gobierno japonés reconoce que todavía son necesarios para realizar con éxito más de 1.900 trámites burocráticos.
El recien nombrado ministro digital del país, Taro Kono, expresó hace unos días en Twitter la necesidad de abandonar tecnologías «anticuadas» como los disquetes, los CD o los MiniDiscs. Entre los compromisos también está eliminar herramientas como el fax o en hanko, un sello rojo tallado que todavía es imprescindible como firma de documentos oficiales.
En anuncio de Kono se produce en un contexto donde el país es consciente de la necesidad de modernizar la forma en la que los habitantes se relacionan con la Administración en su vida diaria, con el objetivo de eliminar ineficiencias y errores y ahorrar tiempo y costes. Resulta sorprendente, cuanto menos, que un país con la tasa de adopción tecnológica de Japón esté tan lejos de otros en lo relativo a digitalización.
Más allá de opiniones, hay una poderosa razón para abandonar los disquetes: Sony, uno de los principales fabricantes, dejó de producirlos hace más de 11 años y la mayoría de fabricantes lo acompañaron. Miles de organizaciones apostaron primero por el almacenamiento USB y luego por la nube, pero existen obstáculos legales y burocráticos que deben ser resueltos antes de que toda una Administración esté preparada para dar el salto.
Japón no es una excepción. Hasta hace no muchos años, EE.UU utilizaba disquetes para contener su programa nuclear y, aún siendo un soporte obsoleto, responsables de las Fuerzas Armadas defendieron su continuidad por su resistencia a los hackeos, frente a los modernos sistemas basados en cloud.
En España, las instituciones públicas comenzaron a abandonar los disquetes desde su retirada del mercado en 2011 y es justo reconocer que la Administración digital ha avanzado mucho en los últimos años, aunque también que queda mucho trabajo por delante.