Feliz 45 cumpleaños, TRS-80
Si quisiéramos hacer una lista de todos los modelos de ordenador que han llegado al mercado desde los primeros momentos del boom de la microinformática hasta la actualidad, nos encontraríamos frente a una tarea tan titánica que, al menos a priori, parece inabarcable. No obstante, en esa hipotética e interminable lista, hay algunos modelos que destacan sobre el resto, pues hicieron historia en su momento y, por muchos años que hayan pasado, siguen siendo muy recordados. El Radio Shack TRS-80, también conocido como Tandy TRS-80 y, cariñosamente, como el Trash-80, está sin duda en esa selección.
Lanzado al mercado el 3 de agosto de 1977, el TRS-80 es uno más de la larga colección de ordenadores personales construidos alrededor del mítico Zilog Z-80, que unos años después sería también el responsable de otros equipos como los Sinclair ZX Spectrum, Amstrad CPC y los MSX, además de encontrarse también en otros tipos de dispositivos, como el sintetizador Prophet-5, creado por el padre del formato MIDI, el recientemente fallecido Dave Smith. Tan bien recordado y fiable es este chip, que hace unos pocos años se empezó a trabajar en el proyecto de un sistema operativo para un escenario post-apocalíptico, y fue diseñado para funcionar con un Z-80.
Pero volvamos al TRS-80, que hoy cumple 45 años, y que fue revolucionario por su precio: 599,95 dólares de 1977, que serían aproximadamente unos 2.900 dólares actuales. Puede parecer muy caro, pero claro, debemos analizar este precio en su contexto y, para tal fin, podemos compararlo con el Apple II, que llegó al mercado en fechas similares y cuyo precio era de 1.298 dólares. Realmente, para aquel momento, era una opción muy, muy económica.
Y es que, además, mientras que la inmensa mayoría de kits que se venían en aquellos tiempos incluían exclusivamente la CPU, el TRS-80 incluía una unidad principal con un teclado incorporado, una grabadora de casete y un monitor monocromático, elementos que en el resto de los casos era necesario adquirir por separado y que, como ya puedes imaginar, no eran precisamente económicos. Es cierto que tres años después llegaría, de la mano de Sir Clive Sinclair, el ZX-80, pero hablamos de un periodo increíblemente efervescente, en el que tres años se pueden considerar tres vidas enteras.
Así, el Sinclair ZX-80 hizo que el precio de los ordenadores se pudiera medir en decenas de dólares, en vez de en centenas, pero el Radio Shack TRS-80, tres años antes, fue el protagonista del salto del escalón anterior, al hacer que los precios se midieran en centenares de dólares, no en miles. Algo que, sumado a la enorme popularidad de la cadena Radio Shack en aquellos tiempos, contribuyo de manera mayúscula a la popularización de la informática doméstica.
Visto con el tiempo resulta evidente que fue un gran acierto, pero en realidad Tandy, propietaria de las tiendas Radio Shack (esta es la razón por la que es posible leer referencias sobre el Tandy TR-80 y el Radio Shack TRS-80, que en realidad son exactamente la misma máquina), no lo tenía tan claro. Iba a ser el producto más caro vendido hasta la fecha en la cadena de tiendas y todavía había muchas dudas sobre si realmente existía una gran demanda de ordenadores domésticos.
Así pues, Tandy fue bastante conservadora en sus predicciones y, para su lanzamiento al mercado, limitó la producción inicial a 3.000 unidades. ¿Y por qué esa cantidad en concreto? Porque, según sus cálculos, si el TRS-80 era un fracas comercial, destinarían una unidad a cada uno de los 3.000 almacenes del grupo, con el fin de emplearlos para gestionar la contabilidad. Ya habrás imaginado que ni uno solo de esos equipos se destino, finalmente, a tal función, pues se vendieron 10.000 ordenadores durante su primer mes, y la cifra ascendió hasta 55.000 al cumplir su primer año. Permaneció en el mercado hasta enero de 1981, despidiéndose del mismo con unas ventas totales de alrededor de un cuarto de millón de unidades.
En este punto es probable que te estés preguntando por la razón de ser de su nombre o, si has ido recopilando datos a partir de lo contado hasta ahora, quizá ya lo hayas «descifrado». TRS son las siglas de Tandy Radio Shack y, ¿el 80? Sí, efectivamente, en honor a su procesador, el Zilog Z80.
Diseñado por Don French y Steve Leininger, en su interior podíamos encontrar el ya mencionado Zilog Z-80 corriendo a 1,77 megahercios, acompañado de 4 kilobytes de memoria RAM. Si eres especialmente joven (y en tal caso me hace especial ilusión tu interés por estas «batallitas») y te cuesta hacerte una idea de cuánto es eso en relación con los, pongamos, 8 gigabytes de tu PC, porcentualmente la memoria del TRS-80 era el 0,00005% de la que tiene tu equipo actual. Un 0,000025% si tienes 16 gigas, y un 0,0000125% en el caso de que cuentes con 32.
El TRS-80, como todos los ordenadores de la época, no contaba con un modo gráfico, tal y como los entendemos en la actualidad, es decir, con la capacidad de representar mapas de bits. Su interfaz se limitaba a 64 columnas y 16 filas de texto monocromo (solo mayúsculas) que, eso sí, al usar un carácter de texto en forma de bloque, permitía «crear» una pantalla de 128×48 píxeles. Tampoco contaba con sistema de sonido (ni siquiera un altavoz), pero muchos programas usaban un truco para emitir sonidos simples a través del puerto de casete. En el vídeo superior puedes comprobar lo que podían hacer los ingeniosos y creativos programadores pese a dichas limitaciones.
¿Y cómo se empleaba el TRS-80? Mediante el lenguaje de programación más popular de la época, claro, un intérprete de BASIC cargado en la ROM del ordenador. Y un gran acierto de Tandy, a este respecto, fue incluir un manual, que puedes consultar aquí si tienes curiosidad, tremendamente sencillo, que abrió las puertas de la programación a todos sus usuarios. Recordemos que hablamos de tiempos en los que la oferta de software todavía era muy escasa, por lo que saber programar sumaba muchos puntos a la hora de poder emplear el ordenador para aquello para lo que lo querías.
En cuanto al almacenamiento, como ya contaba antes en el pack se incluía también una grabadora de casete, que era el soporte empleado tanto para guardar como para recuperar el software. Tandy también sacó a la venta una disquetera, que evidentemente proporcionaba mucha más rapidez a las operaciones de lectura y escritura, pero su precio era singularmente elevado, por lo que la inmensa mayoría de los usuarios del TRS-80 nunca llegaron a contar con este periférico.
Recordado por muchos de sus usuarios con bastante cariño, y pese a que el mote cariñoso de trash-80 ha enturbiado un poco su imagen, el TRS-80 supuso un paso muy importante en la popularización de la informática doméstica, tanto por su precio como por lo sencillo de usar que resultaba. Y por lo tanto, aún con sus fallos, pues no era una máquina perfecta ni mucho menos, sí que es uno de los sistemas a los que les debemos que los ordenadores fueran ganando presencia en nuestras vidas. ¡Feliz cumpleaños TRS-80!