Guías
Cosas que debe tener una buena tarjeta gráfica para juegos
¿Qué características definen a una buena tarjeta gráfica para juegos? Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo porque existen hoy en día multitud de modelos, gamas y generaciones, y porque esa idea de «buena» puede partir de diferentes definiciones. Así, por ejemplo, podemos considerar como buena a una tarjeta gráfica que puede mover juegos en 1080p, u otorgar solo esa valoración a aquellos modelos que son más potentes y que están preparados para trabajar con resoluciones superiores.
Sé que no es fácil afinar ni el concepto ni la respuesta, pero hacerlo sería de gran ayuda para todos aquellos que están pensando comprar una nueva tarjeta gráfica, y por ello he decidido aceptar el desafío y ofreceros un resumen con cinco cosas que definen, a mi juicio, a una buena tarjeta gráfica, entendiendo esta como aquella que incorpora las últimas tecnologías del sector, y que puede con cualquier juego actual de forma óptima, incluidos los más exigentes.
Tened presente que para seleccionar esas cinco características he partido de la situación en la que se encuentra el sector a día de hoy, y también he tenido en cuenta lo que está por venir, es decir, de los cambios que podemos esperar dentro de unos años.
Como siempre, si tenéis cualquier duda al terminar de leer el artículo os invito a dejarla en los comentarios, y estaré encantado de ayudaros a resolverla. Sin más preámbulos, vamos de lleno con esta guía. Poneos cómodos, que empezamos.
1.-Una buena tarjeta gráfica para juegos debe acelerar trazado de rayos
Seamos realistas, el trazado de rayos era una tecnología que estaba en pañales cuando llegaron las GeForce RTX 20 a finales de 2018. En aquel momento, y en los siguientes dos años, se podía justificar la compra de una tarjeta gráfica sin aceleración de trazado de rayos por hardware porque la implementación de dicha tecnología en juegos era muy baja, pero hoy en día ya no tiene ningún sentido.
El trazado de rayos se ha democratizado al extenderse a casi todas las gamas y rangos de precio de tarjetas gráficas, y esta tecnología está presente cada vez en más desarrollos, tanto triple A como juegos indie de menor presupuesto. También hay que reconocer que marca una diferencia muy importante en términos de calidad de imagen cuando se utiliza correctamente, y que gracias a la continua optimización y a la introducción de tecnologías avanzadas de reescalado el trazado de rayos ha dejado de ser el futuro para convertirse en el presente.
Es cierto que la mayoría de los juegos no necesitan de una tarjeta gráfica con aceleración de trazado de rayos para funcionar, pero al activar esta tecnología disfrutaremos de un importante salto cualitativo y de una experiencia de nueva generación que, al final, irá cada vez a más. Ten claro que el trazado de rayos ha llegado para quedarse, y que una tarjeta gráfica que no cuente con hardware dedicado no puede trabajar de forma óptima con dicha tecnología.
Clave: NVIDIA lleva la delantera en rendimiento en trazado de rayos con las GeForce RTX 30, gracias a sus núcleos RT de segunda generación que liberan por completo a los shaders de la carga de trabajo asociada al trazado de rayos, y que pueden trabajar de manera asíncrona.
2.-Debe contar con un mínimo de 8 GB de memoria gráfica
Una buena tarjeta gráfica para juegos no debe bajar de dicha cifra. El consumo de memoria gráfica ha aumentado de manera significativa en los últimos años. Recuerdo perfectamente que en la primera etapa de PS4 y Xbox One la mayoría de los juegos funcionaban muy bien con solo 2 GB de memoria gráfica, y era perfectamente viable jugar con 1 GB de memoria gráfica.
Con la llegada de PS4 Pro y de Xbox One X hubo un cambio importante en este sentido, y los nuevos juegos que iban llegando al mercado hicieron que los 2 GB fuesen el nuevo mínimo, y los 4 GB se convirtieron en el nuevo nivel óptimo. En la recta final de ambas consolas esos 4 GB empezaron a quedarse cortos en algunos juegos, y los 6 GB pasaron a convertirse en ese nuevo mínimo óptimo si vamos a jugar en 1080p, aunque lo ideal es contar con 8 GB para tener más margen.
La memoria gráfica puede limitar las opciones de configuración gráficas a las que tendremos acceso en ciertos juegos, y también puede reducir drásticamente el rendimiento. Podría poneros muchos ejemplos, pero DOOM Eternal es uno de los más conocidos, ya que si el juego detecta que no tenemos suficiente memoria gráfica no nos permite subir la calidad gráfica ni la reserva de memoria para texturas. Otros títulos como Wolfenstein Youngblood permiten superar el máximo de memoria, pero la pérdida de rendimiento que se produce es muy grande.
Clave: la memoria gráfica guarda elementos que necesita la GPU para poder trabajar de forma óptima y para no tener que realizar cargas de trabajo redundantes. Si contamos con poca memoria, esta tendrá que llenarse y vaciarse de forma reiterada, lo que reducirá notablemente el rendimiento y pude producir microtirones y parones.
3.-Su bus de memoria debe ser de al menos 192 bits
El bus de memoria determina el ancho de banda que podrá ofrecer una determinada tarjeta gráfica. Cuanto mayor sea el bus de memoria, mayor será el ancho de banda, aunque en este sentido debemos introducir en la ecuación otro componente, la velocidad de la memoria. Las tarjetas gráficas actuales utilizan memoria GDDR6 funcionando a frecuencias que pueden ir desde los 12 GHz hasta los 18 GHz. También existen soluciones gráficas que utilizan memoria GDDR6X, que es capaz de alcanzar los 21 GHz.
Ambos elementos, el bus de memoria y la velocidad de la memoria gráfica, determinan el ancho de banda, siendo el primero más importante que el segundo. Para ilustrarlo nada mejor que un ejemplo, la GeForce RTX 3060 tiene un bus de 192 bits y 12 GB de memoria gráfica a 15 GHz, y la GeForce RTX 3070 tiene un bus de memoria de 256 bits y 8 GB de memoria gráfica a 14 GHz. A pesar de que la primera tiene memoria más rápida, su ancho de banda es de 360 GB/s, mientras que la segunda alcanza los 448 GB/s.
El ancho de banda es importante porque determina la velocidad a la que se puede comunicar la GPU con la memoria gráfica. Una tarjeta gráfica muy potente puede sufrir un importante cuello de botella si no tiene un ancho de banda a su altura, es decir, si no puede comunicarse lo bastante rápido con la memoria gráfica.
Clave: normalmente las tarjetas gráficas que tienen buses de 192 bits suelen situarse en lo más alto de la gama media, y ofrecen un buen rendimiento en juegos. Hay excepciones en las que un bus de 128 bits puede ser suficiente, como por ejemplo en las Radeon RX 6600 XT de AMD, que tienen un bus de 128 bits pero lo compensan con caché infinita, que genera picos de ancho de banda y mejora el rendimiento. También podríamos hacer una excepción con la GeForce RTX 3050, ya que a pesar de contar con un bus de 128 bits tiene un ancho de banda elevado y ofrece un buen rendimiento incluso en 1440p.
4.-Tiene que contar con tecnologías de reescalado avanzado
PS4 Pro y Xbox One X ya demostraron lo importante que era el reescalado para alcanzar resoluciones que eran imposibles para ambas consolas de forma nativa bajo ciertas calidades gráficas. Recuerdo perfectamente que PS4 Pro solía reescalar de 1440p a 2160p, aunque también trabajaba con resoluciones inferiores, mientras que Xbox One X podía permitirse partir de 1800p para llegar a 2160p.
La calidad del reescalado depende de la tecnología base que utilice, de la manera en la que se ejecute y también de la resolución base desde la que partamos. Así, por ejemplo, un reescalado básico que se limite a estirar píxeles para rellenar huecos durante el reescalado mostrará un resultado mediocre, incluso aunque se acompañe de un filtro de suavizado temporal. Veremos artefactos y fallos gráficos, y habrá una pérdida importante de detalle e incluso desaparición de elementos gráficos en largas distancias.
Con el paso del tiempo las técnicas de reescalado han experimentado mejoras importantes, y han demostrado que son una excelente opción no solo para mejorar el rendimiento en PC, sino también para contrarrestar la pérdida de rendimiento que representa el trazado de rayos. Reescalar con ciertas tecnologías, partiendo desde ciertas resoluciones, puede hacer incluso que la calidad de imagen mejore frente a la resolución nativa.
Clave: hoy por hoy NVIDIA lleva la delantera en este tema gracias al DLSS de segunda generación, que realiza un proceso de reconstrucción y reescalado de la imagen partiendo de elementos temporales y espaciales, y aplica inteligencia artificial. Este reescalado se acelera por hardware. AMD, por su parte, ha sorprendido con el FSR 2.0, una tecnología que mejora notablemente frente al FSR 1.0 y que no requiere de aceleración por hardware, pero que no logra tan buen resultado como el DLSS.
5.-Debe ser capaz de mantener 60 FPS estables incluso en juegos exigentes
Este tema es muy importante, ya que al final la fluidez es uno de los elementos clave para poder disfrutar de forma óptima de cualquier juego, pero tiene que estar unida a otras dos claves, la resolución y la configuración gráfica. Así, de nada te valdría una tarjeta gráfica capaz de mantener 60 FPS por debajo de la resolución nativa de tu monitor, y tampoco sería buena si solo pudiese lograr ese objetivo al reducir la calidad a niveles bajos.
Por tanto, una buena tarjeta gráfica debe ser capaz de mover juegos actuales, incluidos los más exigentes, manteniendo 60 FPS con una resolución de, como mínimo, 1080p, y con un nivel de calidad muy alto. No es necesario que pueda mover juegos en calidad máxima, ya que en muchas ocasiones esa configuración apenas mejora el aspecto gráfico y consume una cantidad enorme de recursos, lo que reduce el rendimiento de una manera sorprendente, haciendo que no compense.
No es necesario que ese nivel se alcance únicamente en resolución nativa, podemos aceptar el uso de tecnologías de reescalado como DLSS y FSR en juegos actuales, pero siempre que no tengamos que bajar del modo calidad o ultra calidad si nos movemos en resolución 1080p. Tened esto muy en cuenta, ya que al reescalar desde dicha resolución la pérdida de calidad de imagen empieza a ser notable mucho antes.
Clave: hay juegos que son muy exigentes incluso en 1080p cuando se configuran con calidad muy alta, que no máxima, como Red Dead Redemption 2, Cyberpunk 2077 o Control. Por ello he querido hacer ese inciso y destacar que una buena tarjeta gráfica debe poder mantener 60 FPS estables también en ese tipo de juegos, aunque sea con la ayuda de un reescalado avanzado, siempre que este no nos obligue a sacrificar calidad gráfica.
Recomendaciones finales: ¿Qué tarjetas gráficas serían buenas para 1080p, 1440p y 4K?
Si tienes dudas te invito a que eches un vistazo a nuestra guía de compras de tarjetas gráficas, publicada hace solo unos meses y en plena vigencia, ya que los precios de todos los modelos que listamos se han reducido y esto hace que sean todavía más interesantes. En ella te indicamos también qué resoluciones son las indicadas para cada modelo y te explicamos por qué vale la pena, así que podrás resolver cualquier duda.
Con todo, y para que tengas un pequeño guión también en este artículo, te dejo un sencillo resumen con los niveles óptimos recomendados para cada resolución partiendo de las cinco claves que hemos visto en este artículo. Ten en cuenta que hablamos de «niveles óptimos», y no de mínimos, y que por eso hemos incluido modelos que podrían ofrecer incluso un buen rendimiento con resoluciones superiores.
- 1080p: lo ideal es una tarjeta gráfica GeForce RTX 3050 o una Radeon RX 6600.
- 1080p con trazado de rayos: es recomendable una GeForce RTX 3060 o una Radeon RX 6700 XT.
- 1440p: la GeForce RTX 3060 Ti o la Radeon RX 6700 XT ofrecen una experiencia óptima.
- 1440p con trazado de rayos: es recomendable contar con una GeForce RTX 3070 o con una Radeon RX 6800 XT.
- 2160p: las GeForce RTX 3080 y Radeon RX 6800 XT ofrecen un rendimiento excelente.
- 2160p con trazado de rayos: la GeForce RTX 3080 Ti sería el mínimo óptimo en este nivel.
Si tienes dudas sobre las equivalencias de rendimiento en trazado de rayos de diferentes tarjetas gráficas echa un ojo a esta guía.
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