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¿Cuándo hay que comprar un nuevo PC?

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Comprar un nuevo PC puede parecer tan sencillo como hacer clic en alguna oferta de tu plataforma de comercio electrónico preferida. Pero no es tan sencillo si quieres adquirir el que mejor se ajuste a tus necesidades concretas y por otro lado seguramente te hagas la gran pregunta: ¿cuándo es aconsejable hacerlo? Te indicamos algunas señales.

La compra del ordenador personal está a golpe de clic, pero un usuario exigente tendrá que valorar bastantes aspectos antes de realizar lo que en ocasiones es una importante inversión. ¿Portátil o sobremesa? ¿Tamaño de pantalla y resolución? ¿CPU de Intel o de AMD? ¿Cuánta memoria RAM y capacidad de almacenamiento? ¿Gráfica integrada o dedicada? ¿Conectividad, audio, teclado, webcam…?

Marcarse un presupuesto previo y tener claro cuál va a ser la tarea principal de uso o si las necesidades pasan por un ‘todoterreno’, es un buen punto de partida a la hora de la elección. Te hemos ofrecido infinidad de guías que cubren todos los componentes principales de un PC y artículos prácticos por si prefieres actualizar alguno de ellos, pero hoy enfocamos este tutorial a repasar esos síntomas que te dicen que es preferible comprar equipo nuevo.

¿Cuándo hay que comprar un nuevo PC?

Una parte de usuarios (con buen poder adquisitivo) cambia el dispositivo por mero placer de tener ‘lo último’ cuando seguramente el hardware daría para bastante más uso. Por contra, otra parte de consumidores estira la vida útil de sus equipos hasta el límite de lo razonable o cuando deja de funcionar por completo.

Si los primeros en ocasiones tiran el dinero y aumentan el problema de residuos electrónicos, apostar por lo segundo tampoco es una buena estrategia ya que usar computadoras obsoletas hasta que «no den para más» puede tener un coste superior al de comprar un nuevo PC por los mayores gastos de reparación y mantenimiento.

El argumento sirve para un usuario común y en especial para estudiantes o consumidores que tienen el PC como herramienta principal de trabajo. Y no digamos en empresas, donde un parque informático conformado en su mayoría por equipos obsoletos interfiere en la labor diaria de los empleados y termina redundando en una menor productividad ante la relación directa entre la adquisición de dispositivos con alto poder de cómputo y la eficiencia de las operaciones en general.

Teniendo en cuenta los mayores gastos para mantener equipos antiguos, el coste total de propiedad de los equipos nuevos es fácilmente amortizable por el aumento de productividad, conectividad o movilidad que ofrecen las últimas generaciones de equipos. Valorar la compra de nuevos equipos informáticos debería ser un objetivo claro para consumidores, profesionales y empresas, pero, ¿cuándo debemos hacerlo?

Comprar un nuevo PC

Señalamos siete señales que pueden advertir de la necesidad de reemplazar tu equipo:

1.- No puedes instalar el último sistema operativo. Hace un par de décadas, las nuevas versiones de los sistemas operativos no eran una gran prioridad para muchos usuarios y empresas, y generalmente los equipos se mantenían con el sistema original o simplemente se actualizaban en software. La tendencia de desarrollo fue cambiando y las nuevas versiones de los sistemas operativos (principalmente Windows) se usaban como señal de cambio de equipo. Windows 11 y sus mayores requisitos de hardware es una muestra. Si tu equipo no lo soporta, es la primera señal que te indicará la necesidad del cambio de equipo.

2.- No puedes ejecutar las últimas aplicaciones o juegos. Al igual que el sistema operativo, las aplicaciones y juegos cada vez son más potentes y exigen un mayor nivel de hardware. Las aplicaciones de edición de vídeo, fotografía, CAD y otras herramientas profesionales son una muestra de la necesidad de un nuevo equipo que en este caso pasaría por una estación de trabajo profesional. Sin llegar al nivel de una Workstation, usos generales informáticos también exigen un nivel que es difícil de conseguir con equipos más antiguos. Y qué decirte de los juegos. Cada vez mayores necesidades en todos los componentes.

3.- El equipo funciona lento. La lentitud en un equipo informático puede ser difícil de definir, pero lo notarás perfectamente cuando la sufras. Por ejemplo, si transcurre una gran cantidad de tiempo desde que pulsas el botón de arranque hasta que se muestra el escritorio del sistema operativo; la computadora se congela cuando tienes una docena de pestañas abiertas en el navegador web o si puedes escribir una frase completa en un procesador de textos antes de que aparezca una sola palabra en la pantalla.

4.- No puedes conectar otros dispositivos. Otra muestra clara de envejecimiento llega de la falta de conectividad con periféricos y accesorios nuevos, al no contar con soporte para las últimas tecnologías y estándares, como Wi-Fi 6, Thunderbolt o USB Type C; no poder conectar a un monitor con ultra alta resolución o no tener capacidad para transmitir contenido de forma inalámbrica. El resultado es que tenemos que trabajar con una tonelada de adaptadores y cables, tardar cinco veces más en transferir un archivo o no aprovechar las ventajas de los últimos conectores.

5.- No tienes espacio de almacenamiento o memoria o la CPU/GPU se queda cortas. Si la capacidad de la unidad de almacenamiento está exprimida al máximo, la memoria RAM es usada generalmente en su totalidad o la utilización de la CPU pasa del 80% casi con cualquier actividad de tu PC, son señales que advierten que el hardware está llegando a su límite y los problemas se acumularán en el futuro. La

6.- Demasiado ruido. Al igual que con un motor de automóvil, un ruido nuevo, inesperado o mayor de lo normal es a menudo una mala señal. Si el ruido de los ventiladores se hace cada vez más fuertes puede indicar que la CPU está trabajando más duro de lo que solía o hay problemas de sobrecalentamiento. Un mayor ruido o crujidos extraños en el disco duro, en el arranque del sistema o durante su funcionamiento, es una señal inequívoca de un fallo inminente.

7.- Pasas más tiempo solucionando problemas en el PC que usándolo. Más allá de los puntos anteriores, hay todavía un signo más revelador que advierte de la necesidad de reemplazar el PC: cuando la solución de problemas se convierte en una tarea casi diaria. Errores con aplicaciones, fallos aleatorios en el sistema, desconexión de la Wi-Fi, bloqueos o congelaciones, o la temida pantalla azul de la muerte de Windows, pueden acabar con la paciencia de cualquiera y exigir un tiempo precioso para resolverlos.

¿Comprar un nuevo PC o actualizar?

Dicho lo anterior: en el equilibrio está la virtud. No siempre es necesario comprar un nuevo PC. Aumentar la RAM instalada o reemplazar un disco duro por una SSD son tareas baratas de realizar que tendrán un efecto inmediato en el rendimiento y te permitirá aumentar la vida útil.

Cambiar la CPU y la GPU es bastante más caro, no siempre efectivo si no cambias también la placa base y no igual de sencillo en un sobremesa que en un portátil. En cuanto al software, hay sistemas operativos que funcionan mejor con hardware más antiguo que se pueden probar. En definitiva, valorar presupuesto, adecuamiento al uso principal y ni comprar todo lo nuevo que va saliendo, ni tampoco estirarlo hasta que diga basta.

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