A Fondo
¿Es posible jugar en 4K con una tarjeta gráfica asequible? Lo comprobamos
Jugar en 4K es una de las mayores aspiraciones que tienen muchos de los amantes del gaming en PC. Esto tiene una explicación y es que, cuando jugamos a esa resolución, la cantidad de píxeles en pantalla sube, y llega a un nivel que hace que la experiencia sea simplemente impresionante. Para entenderlo mejor, basta con ver el número total de píxeles que se muestran en pantalla con cada una de las tres resoluciones más utilizadas actualmente:
- 1080p: también conocida como FullHD. En esta resolución tenemos 1.920 x 1.080 píxeles, lo que arroja un total de 2.073.600 píxeles en pantalla.
- 1440p: se conoce como QHD. Subimos un escalón importante y pasamos a 2.560 x 1.440 píxeles, lo que se traduce en 3.686.400 píxeles.
- 2160p: o 4K, un salto aún más importante que el anterior, ya que nos vamos a 3.840 x 2.160 píxeles, lo que equivale a un total de 8.294.400 píxeles.
Partiendo de lo que acabamos de ver, al pasar de 1080p a 1440p se produce un salto notable en términos de definición y de calidad de la imagen, ya que el total de píxeles aumenta notablemente, aunque no llega a doblarse. Cuando pasamos a 2160p, la cifra de píxeles en pantalla se multiplica por cuatro frente a la resolución 1080p, y es más del doble de los que tenemos en 1440p.
Una mayor cantidad de píxeles se traduce en una mayor calidad de imagen, de eso no hay ninguna duda, pero esto implica trabajar con resoluciones superiores que requieren, obviamente, de una mayor potencia a nivel de hardware.
A día de hoy, la resolución 1080p ofrece un excelente equilibrio entre calidad de imagen y requisitos de hardware, ya que resulta bastante asequible incluso en juegos exigentes y representa un nivel de nitidez más que aceptable. Saltar a 1440p supone una mejora bastante grande, y el incremento en términos de potencia bruta es fácil de asumir, ya que dicha resolución está al alcance de cualquier tarjeta gráfica de gama media de las tres últimas generaciones.
Sin embargo, con el 4K la cosa cambia. Es cierto que la mejora en calidad de imagen es enorme, pero las exigencias de hardware se disparan, tanto que necesitaremos, sí o sí, una tarjeta gráfica de gama alta para disfrutar de una buena experiencia, o al menos eso es lo que cree casi todo el mundo, ¿pero realmente es cierto?
En sentido estricto, sí. Si nos limitamos a mover juegos en 4K nativo, la potencia gráfica que necesitamos es muy alta, ya que tenemos que mover casi 8,3 millones de píxeles. Sin embargo, si introducimos en la ecuación técnicas de reescalado y de reconstrucción inteligente de la imagen, la cosa cambia, y mucho. Resolución nativa y reescalada no son lo mismo, como ya vimos en este artículo.
El reescalado es algo que lleva tiempo funcionando en el mundo de las consolas, y también en el mundo del PC. Existen soluciones diferentes, pero al final todas suponen una pérdida más o menos notable de nitidez, y acaban generando artefactos y fallos gráficos que, dependiendo de lo agresivo que sea el reescalado, pueden terminar por deslucir mucho el juego. Por ello, no he querido tenerlas en cuenta en este artículo.
Jugar en 4K con una tarjeta gráfica asequible sin grandes sacrificios: El DLSS ha obrado el milagro
Los que nos leéis habitualmente ya sabéis de sobra qué es el DLSS. Se trata de una tecnología propietaria de NVIDIA que utiliza IA para realizar una reconstrucción, y un reescalado, inteligente de la imagen. No es un simple reescalado espacial, ya que utiliza inteligencia artificial para combinar las mejores imágenes y crear, con ellas, una imagen de alta calidad partiendo de una resolución inferior a la nativa.
En el caso de los reescaladores tradicionales, estos no utilizan inteligencia artificial, y se limitan a los elementos espaciales. El DLSS introduce la inteligencia artificial en la ecuación, y también trabaja utilizando elementos temporales, lo que quiere decir que tiene en cuenta tanto el fotograma actual como fotogramas anteriores para conseguir la mayor calidad de imagen posible en ese proceso de reconstrucción y de reescalado.
El resultado es tan bueno que, con el DLSS en modo calidad, es posible superar la calidad de imagen que ofrece un juego en modo nativo. Ya lo vimos en su momento cuando analizamos la implementación de esta tecnología en Death Stranding, y lo he podido confirmar en muchos otros títulos.
Según vamos reduciendo la calidad del DLSS va aumentando el rendimiento, especialmente en resoluciones elevadas, pero lo importante es que, incluso cuando llegamos al modo «rendimiento», este es capaz de mantener un nivel de nitidez fantástico cuando se combina con resolución 4K. Esa enorme ganancia de rendimiento que logra el DLSS en modo rendimiento, unida a la buena calidad que mantiene cuando ejecutamos el juego en 4K, es lo que hace que jugar en 4K con una tarjeta gráfica económica sea realmente viable.
He querido aclarar esto porque, al final, no tiene ningún sentido jugar en 4K con una tarjeta gráfica económica si tenemos que reescalar de una manera tan masiva que emborronamos, y llenamos de dientes de sierra los juegos, haciendo que el nivel de nitidez sea incluso peor de lo que tendríamos moviéndolo en 1080p nativo. En este sentido, el DLSS marca una diferencia enorme porque, como he dicho anteriormente, ha hecho posible jugar en 4K sin tener que utilizar una tarjeta gráfica tope de gama, y sin tener que hacer grandes sacrificios en calidad de imagen.
GeForce RTX 3050 a prueba en 4K con y sin DLSS
Hemos dicho que, gracias al DLSS, es posible jugar en 4K con una tarjeta gráfica asequible, y sin tener que renunciar a una buena calidad gráfica, como ocurriría tirando de los reescaladores tradicionales, pero ahora tenemos de demostrar esa afirmación con pruebas concretas.
Para realizar dichas pruebas, hemos elegido la GeForce RTX 3050, una tarjeta gráfica que ya analizamos en su momento en este artículo, es la menos potente de toda la serie RTX 30 de NVIDIA, y que queda un poco por debajo de la RTX 2060 en potencia bruta. Es, por ello, la tarjeta gráfica de consumo general menos potente con soporte de DLSS, y también sería la más económica si no fuese por la inflación que todavía afecta al sector, ya que tiene un precio recomendado de 279 euros. Dicho esto, vamos a recordar sus especificaciones:
- Núcleo gráfico GA106 en 8 nm.
- 2.560 shaders a 1.552 MHz-1.792 MHz.
- 80 unidades de texturizado.
- 48 unidades de rasterizado.
- 80 núcleos tensor de tercera generación.
- 20 núcleos RT de segunda generación.
- Bus de 128 bits.
- 8 GB de GDDR6 a 14 GHz (224 GB/s de ancho de banda).
- Potencia en FP32: 9,09 TFLOPs.
- Interfaz PCIE Gen4 x8.
- Necesita un conector de alimentación de 8 pines, y se recomienda una fuente de alimentación de 450 vatios.
- Compatible con DirectX 12 Ultimate.
- TGP: 130 vatios.
Para acompañar a la GeForce RTX 3050, hemos utilizado un procesador Intel Core i5-12600K a frecuencias de stock, 64 GB de memoria Corsair DDR5 en doble canal a 4.400 MHz con latencias CL36 y un SSD WD Black de 2 TB con interfaz PCIE Gen4 x4. Todas las pruebas se han realizado bajo Windows 11 actualizado a su última versión.
Jugar en 4K con una GeForce RTX 3050: Rendimiento con y sin DLSS
Antes de entrar a ver cada una de las gráficas, os recuerdo que, bajo el modo nativo, los juegos se han renderizado en 3.840 x 2.160 píxeles, mientras que los distintos modos de DLSS parten de las siguientes resoluciones:
- DLSS modo calidad: 2.560 x 1.440 píxeles.
- DLSS modo equilibrado: 2.227 x 1.252 píxeles.
- DLSS modo rendimiento: 1.920 x 1080 píxeles.
- DLSS modo ultra rendimiento: 1.280 x 720 píxeles.
En Red Dead Redemption 2, la GeForce RTX 3050 logró un resultado muy bueno, y no tuvimos que reducir demasiado el nivel de calidad. Todo lo importante se mantuvo en calidad alta, e incluso algunas cosas en ultra. Como podemos apreciar, el DLSS en modo calidad nos permite jugar en 4K con una tasa media de 30 FPS, aunque personalmente os recomiendo optar por el modo rendimiento, ya que se mantiene mucho más estable y no tiene caídas que afecten a la jugabilidad.
DOOM Eternal no da ningún tipo de problema en 4K y calidad ultra pesadilla gracias a los 8 GB de memoria gráfica que monta la GeForce RTX 3050. Como podemos ver, incluso sin DLSS la experiencia es aceptable, aunque os recomiendo apostar por el modo rendimiento para mantener 60 FPS casi totalmente estables.
Death Stranding también funciona de maravilla. Podemos jugar en 4K y calidad máxima sin tener que recurrir al DLSS, aunque si queremos disfrutar de una fluidez total y mantener 60 FPS estables deberemos optar por el DLSS configurado en modo rendimiento. El modo ultra rendimiento mantiene una calidad bastante digna, pero no es necesario llegar a ese extremo, salvo que tengáis un monitor 4K con una alta tasa de refresco.
Cyberpunk 2077 es un hueso duro de roer, y en calidad ultra más todavía. Solo logramos una tasa de FPS buena con el DLSS en modo ultra rendimiento. La pérdida de calidad gráfica con dicho modo es aceptable, pero personalmente os recomiendo que reduzcáis la calidad gráfica para ganar fluidez y que os mantengáis en el modo rendimiento. Esa es, sin duda, la opción más equilibrada, y la que mejor experiencia ofrece. Como veréis más adelante, con calidad media y DLSS en modo rendimiento, Cyberpunk 2077 va totalmente fluido.
Con Shadow of the Tomb Raider, configurado en calidad máxima, nos encontramos también con una prueba difícil para la GeForce RTX 3050. Jugar en 4K a este título sin reducir calidad gráfica es posible, pero siempre que optemos por el DLSS configurado en modo rendimiento. Como hemos dicho anteriormente, podemos ganar fluidez reduciendo la calidad gráfica.
En la última gráfica, que encontraréis justo encima de estas líneas, podéis ver otras pruebas que he realizado con juegos actuales utilizando solo el DLSS en modo rendimiento. En algunos casos ha sido necesario reducir la calidad gráfica a nivel medio, pero en otros pude mantener la calidad al máximo sin que la fluidez llegase a niveles intolerables.
Creo que, con todo lo que hemos visto en este artículo, queda claro que jugar en 4K con una tarjeta gráfica como la GeForce RTX 3050 es posible, gracias a ese milagro llamado DLSS. Sin embargo, no quiero terminar este artículo sin compartir con vosotros algunas capturas que he realizado en mis pruebas. Estas os permitirán ver cómo lucen los juegos que he probado con el DLSS activado en modo rendimiento. Podéis ampliarlas haciendo clic en ellas.
Cada imagen contiene una explicación con las claves más importantes que debéis valorar. Tened en cuenta que han sido reducidas y ajustadas por una cuestión de peso (cada imagen en 4K rondaba los 10 MB). Por si alguien quiere ver las originales, las he subido a WeTransfer. Podéis descargarlas haciendo clic en este enlace, aunque debéis tener en cuenta que solo estarán disponibles durante una semana. Si el enlace caduca y algún lector quiere hacerse con ellas, solo tiene que pedirlo en los comentarios.
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