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Cinco errores al comprar una tarjeta gráfica: Cómo evitarlos
Comprar una tarjeta gráfica supone una decisión importante porque, al final, de nuestra elección no solo dependerá la experiencia que podremos disfrutar en juegos, sino que también influirá en la vida útil de nuestro equipo, en la eficiencia del mismo y en las tecnologías que podremos utilizar en un momento concreto. Sin embargo, también es una decisión muy complicada.
Puede que, por ejemplo, pensemos que comprar una tarjeta gráfica de hace dos generaciones es una buena porque todavía rinde bien, y porque su precio es más económico, pero es probable que, al final, nos acabemos dando cuenta de que no era una buena elección porque dicha tarjeta gráfica no soporta tecnologías que, hoy por hoy, son básicas en juegos, y que tampoco funcione con otras que se convertirán en el futuro a medio plazo de la industria.
También puede que creamos que comprar lo último y lo más potente del sector es lo más inteligente, pero nada más lejos de la realidad. Si unimos estos dos sencillos ejemplos que acabamos de poner con la situación que vive el sector gráfico, y con la enorme cantidad de opciones que tenemos en el mercado de segunda mano, donde los precios se están empezando a normalizar por fin, resulta muy fácil entender por qué hemos dicho que comprar una tarjeta gráfica puede acabar siendo un auténtico quebradero de cabeza.
La concurrencia de diferentes generaciones que se ha producido tampoco ayuda, y el impacto del trazado de rayos y de tecnologías como el DLSS y la compatibilidad con estándares PCIE Gen3 y Gen4 con distintas líneas ha sembrado un caos tal que puede llevaros, sin ninguna duda, a hacer una mala compra aunque a priori penséis que estáis haciendo todo lo contrario. No quiero que os pase esto, no quiero que hagáis malas compras, y por ello he elaborado esta guía, donde encontraréis cinco errores graves al comprar una tarjeta gráfica, y donde os contaré cómo evitarlos.
1.-Comprar una tarjeta gráfica potente, pero demasiado antigua
Sé que la desesperación que ha provocado la inflación que ha vivido el sector gráfico ha hecho que más de uno haya mirado muy atrás, y que no haya dudado en comprar tarjetas gráficas de las generaciones GTX 600 o GTX 700. Es cierto que, en muchos juegos, sobre todo los que fueron desarrollados bajo DirectX 11, esas generaciones ofrecen un buen rendimiento, pero con juegos actuales se han visto fuertemente degradadas, y hace tiempo que se quedaron sin soporte a nivel de drivers.
Comprar una tarjeta gráfica de las series GTX 600 o GTX 700, incluyendo las GTX 750 y GTX 750 Ti, es un auténtico error porque:
- Estás comprando productos que tienen mucho tiempo encima, y que probablemente necesiten un mantenimiento profundo (cambio de pasta térmica y de almohadillas).
- Ya no cuentan con soporte a nivel de drivers, lo que significa que su rendimiento con juegos nuevos será cada vez peor.
- No se llevan bien con APIs clave a día de hoy, como DirectX 12 y Vulkan.
- No soportan características que son necesarias para ejecutar juegos concretos. Por ejemplo, Elden Ring necesita soporte del set de funciones DirectX 12_0, lo que significa que no funciona con las GTX 600 y GTX 700, y por desgracia se incluyen las GTX 750 y GTX 750 Ti, porque utilizan la arquitectura Maxwell de primera generación, mientras que las GTX 900 utilizan la arquitectura Maxwell de segunda generación.
Obviamente, lo mismo aplica a aquellas tarjetas de AMD que ya no cuentan con soporte a nivel de drivers, es decir, a todas las anteriores a la serie Radeon RX 400, basadas en la arquitectura Polaris, de hecho modelos que fueron topes de gama en su momento, como las Radeon R9 Fury X, han envejecido terriblemente mal.
¿Cómo puedo evitar este error?
En primer lugar, debes tener claro qué tarjetas gráficas son ya demasiado antiguas y carecen de soporte a nivel de drivers. Esto hace que ya no merezcan la pena, directamente. Si a pesar de todo quieres darles una oportunidad, ten en cuenta que puede que acabes comprando un modelo que no cuente con un buen nivel de soporte de DirectX 12, y que en ese caso tendrás entre manos una tarjeta gráfica «totalmente muerta». A día de hoy, debes buscar modelos que soporten, como mínimo, DirectX 12 en su nivel 12_0.
2.-Comprar un modelo que parece más potente que otro, pero que realmente no lo es
Esto se ha convertido en un error muy habitual porque, al final, muchos usuarios creen que los modelos de nueva generación siempre son más potentes que los de las generaciones anteriores. Todavía existe una fuerte confusión con el tema de las nomenclaturas y las diferencias generacionales, y esto puede acabar llevándote a hacer una mala compra.
Por ejemplo, la GeForce GTX 1080 Ti fue lo más potente de NVIDIA allá por 2017. Es cierto que una RTX 2060 es una solución mucho más avanzada, desde el punto de vista técnico, y mucho más eficiente, pero esto no quiere decir que sea más potente en sentido estricto. Si queremos jugar en 4K y no nos preocupa el trazado de rayos, la GeForce RTX 1080 Ti sería mejor opción, sin embargo, si tuviéramos como objetivo dicha tecnología, la RTX 2060 se situaría por delante de aquella, ya que cuenta con hardware especializado para acelerar la carga de trabajo que supone.
Lo mismo puede ocurrir a la inversa, y lo vamos a entender con otro ejemplo muy sencillo. Piensa en la Radeon RX 6500 XT, una tarjeta gráfica que, por su nomenclatura y generación en la que se encuadra, sugiere que es más potente que la Radeon RX 5500 XT, y de hecho resulta, a priori, más atractiva porque puede acelerar trazado de rayos. Sin embargo, la realidad es muy distinta, ya que la Radeon RX 5500 XT de 4 GB es más potente que la Radeon RX 6500 XT, y la diferencia entre ambas crece (a favor de la primera) conforme aumenta la resolución.
Entiendo que te sentirás abrumado, pero no te preocupes, es normal, el sector está así de complicado por esa enorme concurrencia de generaciones que impera ahora mismo. Yo no tengo problemas con este tema porque me conozco de cabeza las claves de casi todas las generaciones gráficas lanzadas en los últimos 20 años, y porque me mantengo actualizado revisando pruebas de rendimiento y precios. Forma parte de mi trabajo, y de mi pasión por la tecnología, y te voy a ayudar.
¿Cómo puedo evitar este error?
Muy fácil, no compres nada sin estar seguro del rendimiento que ofrece lo que vas a comprar. Puedes encontrar numerosas guías que ayudarán a valorar qué mejora ofrece una tarjeta gráfica frente a otra, y también cómo se comparan modelos de diferentes generaciones. Consulta esas guías y luego toma tu decisión, pero recuerda buscar solo fuentes de confianza. En MuyComputer podrás recurrir a esta guía actualizada de equivalencias gráficas.
3.-Comprar más de lo que necesitas, o menos de lo que querías
En el mundo de la tecnología hay una cierta tendencia a comprar siempre más de lo que realmente necesitamos. Pensamos que, ya que vamos a gastar dinero, es mejor comprar algo que supere nuestras necesidades porque, al final, nos acabará durando más tiempo, y porque será una inversión que amortizaremos mejor. Esto es, sin embargo, una verdad a medias.
Es verdad que en algunos casos esa idea puede ser muy acertada, pero solo cuando realmente va a marcar una diferencia real a corto o, como mucho, a medio plazo. Por ejemplo, si queremos jugar en 1080p y pensamos comprar una Radeon RX 6500 XT sería mejor invertir más dinero e irnos a por una Radeon RX 6600 XT, ya que la diferencia de rendimiento que vamos a notar va a ser muy grande, esta se hará patente desde el primer momento y ofrecerá, además, una mayor vida útil, tanto por su potencia como por su mayor cantidad de memoria gráfica.
Sin embargo, y siguiendo el ejemplo anterior, no tendría sentido irnos a por una Radeon RX 6800 XT pensando en que vamos a poder jugar bien en 1080p durante más tiempo, ya que habremos hecho una inversión que realmente no lograremos amortizar correctamente. La diferencia de precio que existe entre ambas tarjetas gráficas es enorme, y para cuando necesitemos una Radeon RX 6800 XT para mover bien juegos en 1080p probablemente ya habrán llegado al mercado tres o cuatro generaciones nuevas que la habrán devaluado a niveles obscenos.
En resumen, comprar un poco más de lo estrictamente necesario es un acierto, pero siempre que se haga con sentido común, y con mesura. Del mismo modo, comprar menos de lo que necesitamos representa un grave error por razones evidentes. Puede que, a priori, pensemos que es buena idea porque ahorramos dinero, ¿pero de qué vale ahorrar dinero si no vamos a disfrutar de la experiencia que queríamos? Creo que la pregunta se contesta sola, y no te olvides de la memoria gráfica.
Para jugar en 1080p es recomendable contar al menos con 6 GB, mientras que para jugar en resoluciones superiores es imprescindible tener 8 GB (algunos títulos necesitan incluso más, especialmente en 4K, pero no es lo normal). Tener más memoria gráfica de la que necesitamos no es mala idea, pero no vale la pena pagar de más si ya hemos llegado al nivel recomendado. Con esto quiero decir que, para jugar en 4K, no necesitas 16 GB de memoria gráfica.
¿Cómo puedo evitar este error?
Primero piensa en tus necesidades, en lo que quieres y en lo que puedes gastar. Si vas a jugar en 1080p y tienes poco presupuesto, lo ideal sería buscar tarjetas gráficas económicas en el mercado de segunda mano, como una RX 580 de 8 GB o una GTX 1060 de 6 GB. Si tienes un buen presupuesto y quieres jugar con mayores garantías, las RX 6600 y RTX 3050 de 8 GB son muy buenas opciones. La primera rinde mejor en rasterización, mientras que la segunda vence en trazado de rayos, y cuenta con el valor del DLSS. Para jugar en 1440p y 2160p de forma óptima, lo ideal sería contar con una Radeon RX 6700 XT-GeForce RTX 3060 Ti y con una RTX 3080-Radeon RX 6800 XT.
4.-Comprar sin pensar en las carencias de nuestro equipo, o de la propia tarjeta gráfica
Esto es muy fácil de explicar. Imagina que compras una potente GeForce RTX 3080, pero la vas a montar en un PC que utiliza un Core i7-6700K con memoria DDR4 a 2.666 MHz, y quieres jugar en 1080p. Esa configuración tiene dos enormes cuellos de botella que impedirán que la tarjeta gráfica pueda desarrollar todo su potencial, y te encontrarás con tasas de uso de la GPU bajas en muchos juegos.
Los cuellos de botella a nivel de CPU no son el único error que se produce con frecuencia al comprar una nueva tarjeta gráfica que, en general, es demasiado potente para el procesador que la acompañará. La tendencia de AMD de utilizar conexiones PCIE Gen4 limitadas a x8 o incluso a x4 ha introducido otro cuello de botella con el que debemos tener mucho cuidado ya que, al final, puede que nos acabemos llevando un gran disgusto.
Piensa, por ejemplo, en lo que ocurre cuando instalas una tarjeta gráfica como la Radeon RX 6500 XT en una ranura PCIE Gen3, que esta interfaz le produce un cuello de botella importante porque dicha tarjeta gráfica solo puede trabajar en modo x4, y por ello acaba perdiendo bastante rendimiento. La pérdida media en 1080p es de un 13%, pero dicha cifra aumenta con la resolución.
No te olvides, además, de otras cuestiones importantes como el espacio interno y la fuente de alimentación. Estoy seguro de que no querrás verte en la tesitura de llegar a casa con tu nueva tarjeta gráfica y comprobar que no te cabe en el chasis, o que tu fuente de alimentación no tiene potencia, o amperaje, suficiente para moverla de forma estable.
¿Cómo puedo evitar este error?
Debes ser consciente de las limitaciones de tu PC, o del equipo en el que vayas a montar tu nueva tarjeta gráfica, y valorar todos los puntos que te hemos indicado. Para ello, es recomendable que conozcas las especificaciones básicas de tu equipo, y también las características y requisitos de la tarjeta gráfica que vas a comprar, especialmente de la fuente de alimentación que necesita.
Así, por ejemplo, si estás pensando comprar una tarjeta gráfica tope de gama que requiere una fuente de 750 vatios pero tienes una fuente de alimentación de 500 vatios serás consciente, antes de comprarla, de que tu fuente no da la talla. Por lo que respecta a la CPU, ten en cuenta que los modelos más potentes necesitan de una CPU de 6 núcleos y 12 hilos con un alto IPC para no sufrir un gran cuello de botella en juegos.
5.-Valorar solo la potencia bruta de la tarjeta gráfica
Con la especialización que se ha producido en el sector de las tarjetas gráficas, este se ha mostrado como uno de los errores más frecuentes, y más graves. La potencia de una tarjeta gráfica importa, pero si vas a jugar sobre todo a títulos en los que quieres activar el trazado de rayos, o que son compatibles con DLSS, es necesario tener en cuenta muchas otras cosas que van más allá del rendimiento en rasterización.
El DLSS es una tecnología de reconstrucción y reescalado inteligente de la imagen que puede mejorar notablemente el rendimiento, y que hace que tarjetas gráficas que no fueron pensadas para el 4K, como la GeForce RTX 2060, por ejemplo, sean capaces de moverse como pez en el agua en dicha resolución. Por otro lado, aunque AMD ha dado un salto enorme de rendimiento en rasterización con las Radeon RX 6000, ha quedado por detrás en trazado de rayos.
Al final, es necesario que seas capaz de pensar y de ver más allá, porque si no lo haces puede que te encuentres con que has comprado una tarjeta gráfica que ofrece el rendimiento que esperabas en rasterización, pero que queda muy por debajo de tus expectativas al activar el trazado de rayos. La Radeon RX 6900 XT es un buen ejemplo, ya que es una bestia capaz de masticar cualquier cosa en 4K, pero cuando activamos el trazado de rayos se hunde de una manera exagerada.
Para que se entienda mejor lo que acabo de decir basta con un simple ejemplo. En Cyberpunk 2077, configurado en 4K y con trazado de rayos en ultra, la Radeon RX 6900 XT logra una media de 11 FPS, mientras que la RTX 3080 Ti alcanza los 21 FPS de media. No son tasas jugables, pero la diferencia de rendimiento es de casi el doble, y con el DLSS en modo calidad la solución de NVIDIA sube hasta los 39 FPS de media.
¿Cómo puedo evitar este error?
El mundo de las tarjetas gráficas ha evolucionado mucho, y esto ha hecho que ya no tenga sentido limitarnos al rendimiento bruto en rasterización a la hora de elegir nuestra nueva tarjeta gráfica. El trazado de rayos ya no es el futuro, es el presente, y el valor que representa el DLSS es innegable. Antes de comprar tu nueva tarjeta gráfica piensa hasta qué punto te importan ambas tecnologías, y ten claro la diferencia de rendimiento que hay entre NVIDIA y AMD cuando introducimos el trazado de rayos en la ecuación. Esta guía que publicamos en su momento te será de gran ayuda.
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