Análisis
GeForce RTX 3050, análisis: Ampere revoluciona la gama media
A principios del mes de este mismo mes de enero NVIDIA presentó la GeForce RTX 3050, una tarjeta gráfica muy esperada que posiciona directamente en la gama media y que, como ya sabrán muchos de nuestros lectores, no tendrá una versión Founders Edition. Esto quiere decir que son las ensambladoras las que se ocuparán de comercializar directamente sus propias versiones de dicha tarjeta gráfica, y de ajustar el precio en consecuencia.
Esta cuestión es importante, ya que implica que, aunque el precio de referencia de la GeForce RTX 3050 es de 279 euros, este puede variar en función del modelo que escojamos, de la calidad del mismo y de las características de cada ensambladora que representen un valor añadido. Así, las versiones de la GeForce RTX 3050 con un diseño y unos acabados más modestos deberían estar más cerca de ese precio recomendado, mientras que las variantes premium, con acabados de mayor calidad, tendrán un precio más alto.
No he dicho nada nuevo, así es como ha funcionado el sector desde hace años, pero he querido aclararlo porque entiendo que es una cuestión importante, y que puede no estar tan clara para nuestros lectores con menos conocimientos.
La verdad es que la espera se me ha hecho larga. Desde que NVIDIA presentó la arquitectura Turing tuve muchas ganas de ver un modelo de gama media equipado con núcleos RT y núcleos tensor. Por desgracia, la RTX 2050 no llegó a materializarse, al menos en su versión para escritorio, y hemos tenido que esperar a la GeForce RTX 3050 para encontrarnos con una tarjeta gráfica que intenta democratizar, de verdad, ambas tecnologías, y lo hace situándose por debajo de los 300 euros.
Sé que, con la que está cayendo en el mercado de tarjetas gráficas de consumo general, hablar de precios es muy complicado, pero como he dicho en otras ocasiones, prefiero partir de los precios de referencia de cada producto, ya que el resto son precios no oficiales fruto de la especulación y la avaricia.
Hoy, la espera ha llegado a su fin. Ya tenemos entre nosotros a la GeForce RTX 3050, y gracias a NVIDIA hemos sido de los primeros en recibir una unidad para su análisis. En concreto, el modelo que tenemos entre manos la versión Eagle de GIGABYTE que, como veremos más adelante, aúna un diseño cuidado y una calidad de construcción excelente para la gama en la que se encuadra esta tarjeta gráfica.
GeForce RTX 3050: Ampere en todo su esplendor
La GeForce RTX 3050 está basada en la arquitectura Ampere de NVIDIA y es, como anticipamos, una solución gráfica de gama media. A pesar de que está encuadrada en un nivel que podemos considerar como «económico», no renuncia a ninguna de las características clave de dicha arquitectura, lo que significa que el gigante verde no ha introducido ningún recorte en esta tarjeta gráfica. Es un detalle importante, sobre todo teniendo en cuenta lo que ocurrió con la Radeon RX 6500 XT.
Hemos dicho que la GeForce RTX 3050 utiliza la arquitectura Ampere en todo su esplendor, y esto significa que cuenta con un bloque de núcleos RT de segunda generación, que se utilizan para liberar a los shaders de toda la carga de trabajo que representa el trazado de rayos, puesto que ejecutan todo lo relacionado con las intersecciones rayo-triángulo, las delimitadoras de cuadro, el sistema de colisiones, las intersecciones transversales BVH y también pueden interpolar calcular la interpolación de cada triángulo en el tiempo para aplicar efectos de desenfoque de movimiento.
Junto a esos núcleos RT de segunda generación nos encontramos con un bloque de núcleos tensor de tercera generación, cuya especialidad es la inteligencia artificial, la inferencia y el aprendizaje profundo. Sobre ellos se ejecuta el algoritmo que hace posible el DLSS, una tecnología de reconstrucción y reescalado inteligente de la imagen que, como ya hemos visto en numerosos análisis técnicos, es capaz de mejorar el rendimiento sin que tengamos que hacer sacrificios en calidad de imagen. De hecho, cuando la ejecutamos en modo calidad, es capaz de superar a la resolución nativa.
Los núcleos RT de segunda generación mejoran pueden trabajar de forma totalmente asíncrona, y doblan en capacidad de cálculo de intersecciones a los núcleos RT de primera generación, lo que se traduce en un rendimiento muy superior. Por su parte, los núcleos tensor de tercera generación también representan un salto importante, puesto que pueden doblar el rendimiento de Turing al trabajar con matrices dispersas.
La GeForce RTX 3050 mantiene la apuesta por la especialización, un enfoque muy importante ya que, sin esos dos bloques de núcleos especializados, no sería posible activar el trazado de rayos en juegos manteniendo un buen nivel de fluidez, y tampoco tendríamos la posibilidad de disfrutar de las ventajas que ofrece el DLSS. NVIDIA quiso mostrar la diferencia que marcan los núcleos RT cuando activamos el trazado de rayos, y para ello compartió la imagen que vemos justo debajo de estas líneas. La GTX 1650, que es su antecesora directa, no es capaz de mover Control o Minecraft con trazado de rayos activo, mientras que la GeForce RTX 3050 se mantiene por encima de los 60 FPS.
¿Sorprendido? Pues es totalmente comprensible, al fin y al cabo todo el trabajo que realizan los núcleos RT en la GeForce RTX 3050 corren a cargo de los shaders en el caso de la GTX 1650 que, además, tiene que realizar otras tareas. Obviamente, esto supone una sobrecarga enorme que alarga sobremanera el tiempo de renderizado de cada fotograma, haciendo que los juegos sean un auténtico pase de diapositivas.
Sé que esta gráfica generó una cierta polémica, pero a mí me parece acertada porque muestra el salto generacional que representa la GeForce RTX 3050, no solo por el incremento de potencia bruta que deriva del salto a Ampere, sino también por la introducción de ese hardware especializado que nos permite disfrutar de tecnologías de última generación.
Esos dos bloques de núcleos especializados comparten encapsulado con los shaders, las unidades de texturizado y los demás elementos que conforman la GPU que monta la GeForce RTX 3050. Dicha GPU es una GA106-150-A1, que está fabricada en proceso de 8 nm de Samsung, y se divide en un total de 2 GPCs (Graphics Processing Clusters), 10 TPCs (Texture Processing Clusters) y 20 unidades SM (Streaming Multiprocessors).
Cada unidad SM basada en Ampere dobla el número de shaders que encontrábamos en Turing. Esto quiere decir que pasamos de 64 shaders a 128 shaders. Doblar el número de shaders supone doblar la potencia, por ciclo de reloj, trabajando con operaciones de coma flotante en precisión simple (FP32), que son las más importantes cuando hablamos de juegos, y las que más benefician a tareas tan exigentes como el trazado de rayos.
Esa unidad SM cuenta también con cuatro unidades de texturizado, cuatro núcleos tensor y un núcleo RT, y dispone de un total de 128 KB de caché L1. Como hemos dicho, los 128 shaders pueden trabajar con operaciones en FP32, y la mitad de esos shaders puede trabajar también con operaciones INT32 de forma concurrente. No hay duda de que, a nivel de arquitectura, Ampere se mantiene como la más avanzada que existe actualmente en el sector gráfico.
Pasamos a ver el subsistema de memoria de la GeForce RTX 3050 y nos encontramos con un bus de 128 bits, que está acompañado de un total de 8 GB de GDDR6 funcionando a 14 GHz. NVIDIA ha hecho un buen trabajo en este sentido, ya que ha montado una generosa cantidad de memoria gráfica, y ha dado forma a un subsistema de memoria que es capaz de alcanzar un ancho de banda de 224 GB/s.
Que NVIDIA haya decidido incorporar 8 GB de memoria GDDR6 en la GeForce RTX 3050 no es casualidad. Dicha tarjeta gráfica utiliza la interfaz PCIE Gen4 x8, lo que significa que, si la conectamos a una ranura PCIE Gen3, trabajará en modo x8, con la reducción de ancho de banda que ello supone. Afortunadamente, al contar con 8 GB de memoria gráfica, el impacto en el rendimiento es prácticamente nulo. Por otro lado, debemos tener en cuenta que esa cifra supera con creces el nivel óptimo que necesitaremos para jugar en 1080p y calidad máxima, incluso activando las texturas al máximo y el trazado de rayos.
Os he dicho que la GeForce RTX 3050 mantiene todas las claves de la arquitectura Ampere, y cuando digo todo, es todo. Esto quiere decir que conserva la compatibilidad con el estándar HDMI 2.1, que aumenta el ancho de banda de los 18 Gbps hasta los 48 Gbps, y la descodificación AV1, un formato de codificación de video abierto y libre que consigue una compresión de mayor calidad, y un mayor rendimiento, que los códecs H.264, HEVC y VP9. Como cabía esperar, esta nueva tarjeta gráfica también es compatible con Resizable BAR, NVIDIA Reflex, NVIDIA RTX I/O, NVIDIA Broadcast y con los drivers profesionales NVIDIA Studio.
Especificaciones de la GeForce RTX 3050
- Núcleo gráfico GA106 en 8 nm.
- 2.560 shaders a 1.552 MHz-1.792 MHz.
- 80 unidades de texturizado.
- 32 unidades de rasterizado.
- 80 núcleos tensor de tercera generación.
- 20 núcleos RT de segunda generación.
- Bus de 128 bits.
- 8 GB de GDDR6 a 14 GHz (224 GB/s de ancho de banda).
- Potencia en FP32: 9,09 TFLOPs.
- Interfaz PCIE Gen4 x8.
- Necesita un conector de alimentación de 8 pines, y se recomienda una fuente de alimentación de 450 vatios.
- Compatible con DirectX 12 Ultimate.
- TGP: 130 vatios.
- Precio: desde 279 euros.
Análisis externo de la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050
La GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 tiene un diseño bastante sobrio, y un tamaño muy compacto. Personalmente, me gusta la línea angulosa y los detalles en azul que ha utilizado la compañía taiwanesa en este modelo. Nada más sacarla de la caja salta a la vista una excelente calidad de construcción que la coloca por encima de lo que acostumbramos a ver en su gama.
Solo tenemos que mirar las fotos para darnos cuenta de ello. GIGABYTE ha cuidado todos los aspectos de esta tarjeta gráfica, y ha montado un sistema de refrigeración de doble ventilador que se apoya sobre un radiador de tamaño considerable. En la parte trasera tenemos una placa metálica trasera, que aporta solidez estructural, contribuye en las tareas de refrigeración y pone, junto a la capa de metacrilato del frontal, la guinda al apartado estético.
Los ventiladores que monta la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 utilizan lubricante de nano grafeno, que en teoría puede aumentar la vida útil hasta en 2,1 veces, son capaces de rotar en direcciones opuestas para mejorar el flujo de aire y se mantienen totalmente apagados cuando la carga de trabajo es reducida, lo que se traduce en un funcionamiento totalmente silencioso. Cada una de las aspas de los ventiladores tiene un acabado curvado con pequeñas líneas 3D en su superficie que ayuda a mejorar el paso del aire, como podemos ver en la imagen adjunta.
En el lateral nos encontramos con un conector de alimentación adicional de 8 pines, que es necesario para que la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 funcione correctamente, ya que tiene un TGP de 130 vatios. Ese consumo no sería posible cubrirlo sin un conector de alimentación adicional, puesto que la ranura PCIE solo suministra un máximo de 75 vatios. No obstante, viendo el consumo que tiene esta tarjeta gráfica, está claro que habría sido suficiente con un conector de alimentación adicional de 6 pines.
La GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 utiliza un diseño de doble ranura, pero tiene unas medidas muy compactas, lo que le permite encajar sin problema incluso en equipos donde el espacio sea un recurso limitado. Sus medidas dan fe de ello: 213 mm de largo, 120 mm de ancho y 41 mm de alto. En la parte trasera, cuenta con dos conectores DisplayPort 1.4a y con dos salidas HDMI 2.1.
Mi primer contacto con la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 ha sido muy positivo. No hay duda de que estamos ante un modelo bien ensamblado y de calidad, la certificación Ultra Durable da fe de ello, y tanto su diseño como su sistema de refrigeración la sitúan como una de las opciones más interesantes que podemos encontrar dentro de la primera «hornada» de RTX 3050.
Tras este primer contacto, y después de repasar una vez más las claves más importantes de la arquitectura Ampere, estamos listos para lanzarnos de lleno a las pruebas de rendimiento, aunque antes vamos a repasar el hardware, y el software, que hemos utilizado en este análisis.
Equipo de pruebas
- Windows 11 como sistema operativo.
- Procesador Intel Core i5-12600K.
- Placa base Gigabyte Aorus Master Z690.
- Memoria RAM Corsair VENGEANCE, DDR5 a 4.400 MHz con latencias CL36 en dos módulos de 32 GB cada uno (64 GB en total).
- SSD Crucial SATA III de 480 GB.
- SSD PCIE Gen4 x4 WD Black SN850 de 2 TB.
- Tarjeta gráfica GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 con 8 GB de memoria GDDR6.
- Sistema de refrigeración líquida Corsair iCUE H150i Elite LCD.
- Fuente de alimentación Corsair RM1000x con certificación 80 Plus Oro de 1.000 vatios.
Hemos activado la tecnología Resizable BAR, que permite a la CPU acceder a los 8 GB de memoria gráfica de la GeForce RTX 3050, una característica que puede mejorar el rendimiento en algunos juegos. Todos los títulos se han configurado en calidad máxima para intentar poner contra las cuerdas a la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050, ya que, al final, es una tarjeta gráfica que está pensada especialmente para moverse con soltura en dicha resolución. No obstante, gracias al DLSS es capaz de ofrecer un buen nivel de fluidez en resoluciones superiores sin renunciar a un alto nivel de calidad, como veremos en este análisis.
Rendimiento de la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050
En términos de rendimiento, la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 sorprende, y lo hace para bien. Es una tarjeta gráfica que cumple con su objetivo de llevar, de forma eficiente, el trazado de rayos y el DLSS a la gama media, y lo hace tan bien que es capaz de conseguir tasas jugables de FPS con trazado de rayos, activo y calidad máxima sin tener que recurrir, en muchos casos, al DLSS.
Por ejemplo, en Metro Exodus Enhanced Edition, que necesita hardware dedicado para acelerar trazado de rayos, la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 logra una media de 39 FPS sin DLSS, y con DLSS en modo calidad el rendimiento se dispara hasta los 58 FPS. En este juego, el DLSS escala muy bien incluso en 1080p porque las exigencias del trazado de rayos son muy altas. La explicación es muy sencilla, reducir el conteo de píxeles renderizados ayuda a suavizar el impacto de dicha tecnología en el rendimiento (el clásico concepto del rayo-píxel). Si no todavía tienes dudas, te invito a que repases este artículo sobre el trazado de rayos.
Esa tónica se mantiene en todos los juegos en los que podemos activar el trazado de rayos. La GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 aguanta el tipo de maravilla, y el DLSS escala bien incluso cuando bajamos al modo rendimiento por lo que ya os he explicado, aunque personalmente os recomiendo que no vayáis más allá del modo equilibrado, pues que, al partir de 1080p, la pérdida de nitidez en el modo rendimiento no compensa el aumento de fotogramas por segundo.
En 1080p y calidad máxima, sin trazado de rayos, la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 ofrece un rendimiento sobresaliente para la gama en la que se encuadra, y si activamos el DLSS en modo calidad es capaz de mover cualquier cosa con una fluidez total, incluso el exigente Cyberpunk 2077, y también God of War, aunque este último me ha dado unos resultados un poco extraños. Quizá se deba a un tema de drivers, o simplemente a la optimización del juego que, os recuerdo, utiliza DirectX 11.
Sé que a muchos de nuestros lectores les preocupa el tema de la posible pérdida de rendimiento al utilizar esta tarjeta gráfica, que viene con interfaz PCIE Gen4 x8, en un conector PCIE Gen3 x8. Podéis estar tranquilos, la pérdida de rendimiento es tan mínima que, cómo único dato destacable, solo he notado una reducción media del 2% en DOOM Eternal. Con esto quiero decir que sí, que la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050, y cualquier GeForce RTX 3050 en general, sirve perfectamente para actualizar un PC limitado a PCIE Gen3.
En términos de rendimiento relativo en rasterización, la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 queda solo un poco por debajo de la GeForce RTX 2060, pero tiene la ventaja de contar con 2 GB más de memoria. Si tenemos en cuenta el DLSS, la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 es capaz de superar, con dicha tecnología en modo calidad, a la Radeon RX 6600. También es más potente que esta en trazado de rayos, y sin activar el DLSS, así que con el DLSS podéis imaginaros lo que ocurre.
Consumo, temperaturas y velocidades de trabajo
Ya tenemos claro el rendimiento que ofrece la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050, es una tarjeta gráfica pensada para 1080p. También es viable en 1440p, incluso sin DLSS, pero a esa resolución activar el trazado de rayos tiene, en muchos casos, un impacto demasiado grande. Su nivel óptimo es ese, 1080p.
Pasamos ahora a echar un vistazo a tres datos clave, el consumo, la temperatura y las velocidades que alcanza la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050. Empezamos por el consumo, y como podemos ver en la imagen adjunta, los valores que registra son bastante buenos, y está solo un poco por encima de la Radeon RX 6600, que en nuestro análisis registró un pico de 124 vatios. No hay duda, no necesitaremos una fuente muy potente para mover sin problemas la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050.
Pasamos ahora a ver las temperaturas, y de nuevo nos topamos con un resultado muy bueno. El pico máximo de 69 grados lo registré jugando a Metro Exodus Enhanced Edition. La GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 tiene margen para hacer overclock, eso está claro, pero para ello debemos afinar el limitador de potencia, lo que incrementa el consumo y las temperaturas a cambio de una ganancia de rendimiento que, de media, rondará entre el 4% y el 7%.
Terminamos con las frecuencias de trabajo. La GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 viene overclockeada de casa, ya que tiene un modo turbo de 1.792 MHz, algo que se deja notar cuando monitorizamos la velocidad de la GPU en diferentes juegos. Llega a superar la barrera de los 1.900 MHz, pero en la mayoría de los casos se mantiene un poco por debajo de dicha cifra, como podemos ver en la gráfica adjunta.
Notas finales: Un gran salto generacional
Arrastramos una racha complicada en el sector gráfico, eso no admite discusión, y la llegada de tarjetas gráficas como la Radeon RX 6500 XT es un claro síntoma de que la cosa está tan mal que parece que ya todo vale. Por suerte, NVIDIA no ha seguido los pasos de AMD con la Radeon RX 6500 XT, y ha convertido a la GeForce RTX 3050 en un auténtico salto generacional que, en condiciones normales de mercado, habría permitido llevar el trazado de rayos y el DLSS a todos los usuarios con un presupuesto de menos de 300 euros.
Por desgracia, no nos encontramos en un escenario normal, y está claro que al final la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050, y todas las GeForce RTX 3050 en general, van a acabar superando esos 279 euros que marca su precio de venta recomendado. No obstante, y viendo cómo pinta el panorama actual, donde tarjetas gráficas menos potentes que la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 ya cuestan 500 euros, creo que la llegada de esta va a tener un impacto muy positivo, y cuando su precio se normalice va a ser uno de los mejores modelos de su categoría.
A nivel de rendimiento, la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 me ha dejado un buen sabor de boca, no solo porque supera ampliamente a la GTX 1650, su antecesora directa, en rasterización, sino porque además ha demostrado sus núcleos RT y sus núcleos tensor realmente representan un importante valor añadido frente a aquella. Es capaz de mover juegos con trazado de rayos activo tan bien que supera a modelos más caros con dicha tecnología activa, y el DLSS aporta un extra de rendimiento tan grande que, en muchos casos, la sitúa un nivel por encima del que le corresponde por gama.
NVIDIA ha hecho un buen trabajo con la GeForce RTX 3050, y la GIGABYTE Eagle GeForce RTX 3050 se releva como un modelo atractivo, tanto por diseño como por calidad de construcción. De lo mejor que existen en su gama, y en su rango de precios, incluso teniendo en cuenta la posible inflación que pueda tener cuando llegue mañana al mercado.
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