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Bitcoin no empieza bien el año

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Bitcoin no empieza bien el año

No parece, al menos de momento, que 2022 vaya a ser un buen año para Bitcoin y, posiblemente por arrastre, para el resto de criptomonedas. Y es que si observamos su rendimiento durante los últimos meses, vemos que desde principios de noviembre su senda es claramente descendente. De momento logra mantenerse sobre la barrera psicológica de los 40.000 dólares y que recuperó en agosto, tras llegar a precipitarse por debajo de los 30.000, que solo un par de meses parecían absolutamente impensables.

Que Bitcoin debería escribirse con v de volatilidad es algo que ya todo el mundo, incluso sus defensores más acérrimos, reconocen abiertamente. Su cotización depende por completo, a día de hoy, de la especulación, y como ya hemos podido comprobar en varias ocasiones a lo largo de 2021, basta con que una figura relevante haga alguna declaración relacionada con la criptomoneda para que cotización suba como la espuma o caiga a plomo.

Digo que es algo asumido por todos, por lo que llaman mucho la atención las declaraciones a Bloomberg de Fiona Cincotta, analista senior de mercados financieros de City Index, «ha tenido [Bitcoin] un comienzo bastante impactante en 2022. Están pasando muchas cosas. Sabemos que Bitcoin es volátil, pero incluso para Bitcoin, estamos viendo algunos movimientos realmente grandes«. Que incluso los analistas, conocedores de la criptomoneda, se muestren sorprendidos por su inestabilidad, no parece una buena señal.

Debido a la situación actual, ya hay algunas voces cualificadas que apuntan a que este año podría cerrarse con la cripto por debajo de los 20.000 dólares, es decir, con una pérdida de valor de más del 50% con respecto a su cotización actual. Bien es cierto, y conviene recordarlo, que Bitcoin es tan influenciable (para bien y para mal) por tantos factores que, en realidad, una predicción es solo eso, una estimación de lo que podría ocurrir, pero carente de bastante información (que todavía no se ha producido), por lo que no hay que tomarlas como una certeza.

Bitcoin no empieza bien el año

Ahora bien, dado que hablamos de una inversión puramente especulativa, ya lo hemos comentado anteriormente, el temor puede llegar a dar lugar a una profecía autocumplida. El miedo es contagioso y si se genera cierto consenso sobre la caída de la cotización, es posible que dicho consenso sea, al menos en parte, responsable de dicha caída. Nada nuevo, en realidad, es algo que vemos día a día en prácticamente cualquier bien cotizado.

El problema es que la amenaza a Bitcoin no solo viene dada por las dudas sobre su fiabilidad, también hay factores externos, ya identificados, que no serán de ayuda. El más inmediato es la crisis en Kazajistán. La brutal represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad del país ante las quejas de la población por la subida del precio de las fuentes de energía ha provocado ya más de 160 muertes y 8.000 arrestos. ¿Y en qué afecta esto a Bitcoin?

Pues por una parte porque la represión gubernamental también ha traído de la mano un apagón generalizado de Internet en el país, a lo que hay que sumar que el incremento en las tarifas eléctricas afecta directamente a las granjas de minado existentes en el país. Y por si te estás preguntando el peso de Kazajistán en la comunidad global de la criptomoneda, debes saber que se calcula que alrededor de una quinta parte del hashrate global de Bitcoin se encuentra en dicho país.

Pero esto no es todo. Se espera que a lo largo de este año la reserva federal estadounidense (FED) adopte medidas bastante contundentes para reducir el volumen de especulación del mercado, algo que también afectará a las operaciones con la criptomoneda. Se espera que las tasas de interés se multiplican, como mínimo, por cuatro, a lo largo de 2022. Unas condiciones que ocasionarán que sea más caro operar con la criptomoneda.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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