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¿Cansado de tu Tesla? No tanto como este finés
Con el paso de los años, Tesla ha sabido convertirse en una de las marcas más mediáticas de su sector, al punto de que incluso personas con poco o nulo interés en el mundo del motor conocen perfectamente tanto la compañía como lo aspectos diferenciales de sus coches con respecto a los de otros fabricantes. Y sería injusto no reconocerle el mérito de haber sabido construir una imagen tan atractiva para muchos, y de convertir sus coches en productos tremendamente aspiracionales.
Ahora bien, esa imagen no siempre se corresponde con la experiencia de ser propietario de un Tesla. En los últimos años ya te hemos contado algunos casos destacables, como la ausencia de los puertos USB en algunos de los coches entregados las últimas semanas, o funciones llamadas Autopilot o Full Self-Driving que, pese a indicar con su nombre que ofrecen un sistema de conducción totalmente autónoma, en realidad solo son asistentes que, en ningún caso, permiten retirar las manos del volante y, menos aún, dejar de prestar atención.
Otro de los problemas al que se tienen que enfrentar algunos usuarios es el alto coste que pueden tener las visitas al servicio técnico. Esto no es algo exclusivo de Tesla, en realidad ocurre con cualquier marca premium, pero en el cao de Tesla su sistema de baterías puede hacer que las facturas, si es necesario realizar un reemplazo de las mismas, se eleven a un nivel estratosférico. Tanto, que algunos usuarios buscan opciones más económicas, otros deciden que no les merece la pena realizar esa inversión, y algunos de estos deciden rubricar un final a lo grande.
Tal es el caso de Tuomas Katainen, un finlandés ex propietario de un Tesla Model S que, en esa situación, optó por darle un final inusitado a su coche. Y es que tras haber empleado el coche durante un tiempo, empezaron a aparecer mensajes de error, por lo que tuvo que acudir a un servicio técnico de Tesla. Allí, tras revisar el vehículo, le indicaron que tenía que cambiar las baterías, y que el coste de dicha operación era de, como mínimo, 20.000 euros. Un precio no demasiado lejano de lo que puede costar hacerse con un modelo similar de segunda mano en el país nordico.
Katainen, no demasiado satisfecho con su experiencia con el Tesla Model S, tomó la decisión de no realizar la reparación y, en un inesperado giro de guión, contactó con un canal de YouTube especializado en hacer explotar cosas. El objetivo, ya lo puedes imaginar: jalonar su coche con explosivos, rodearlo de cámaras, invitar a algunas personas al evento y que, llegado el momento, alguien pulsara un botón (o un interruptor, no sé). Como resultado, en cuestión de segundos, 30 kilos de dinamita redujeron el coche a una tormenta de fragmentos.
El vídeo, que puedes ver en YouTube, empieza con Katainen hablando de su experiencia y las razones que lo llevaron a tomar esta decisión, para posteriormente mostrarnos la detonación capturada por varias cámaras y a distintas velocidades. Para la detonación se eligió una cantera situada al sur del país y, por si te lo estás preguntando, tras la detonación los responsables recogieron todos los restos de la explosión.
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