A Fondo
Metaverso: ¿uno, muchos o ninguno?
En las últimas semanas, la palabra metaverso parece estar en boca de todo el mundo. Cada vez que la escucho, recuerdo la historia de Hiroaki ‘Hiro’ Protagonist, el repartidor de pizzas de Snow Crash, una de tantas novelas de Neal Stephenson que descubrí y disfrute mucho hace ya alguna que otra década, y en la que su protagonista repartía su tiempo entre el mundo real en el que se enfrentaba a repartos complicados, y un metaverso en el que es un príncipe guerrero. La novela se publicó en 1992 y sería la primera ocasión en la que se planteó el conecto de metaverso.
La realidad virtual, tecnología sobre la que se desarrolla el concepto de metaverso, empieza a popularizarse como concepto alrededor de una década antes, a principios de los ochenta del siglo XX, con la proliferación de la informática de consumo, los primeros PC y las perspectivas de un futuro muy pasado por la electrónica. El metaverso necesita la realidad virtual, y a su vez la realidad virtual explorará su máximo potencial en un entorno de este tipo.
Aunque su origen se remonta a la novela de Stephenson de 1992 (cuya lectura recomiendo), no fue sino hasta el éxito por partida doble de Ready Player One, primero la novela y después la película, que empezó a popularizarse y, en consecuencia, a colarse en el imaginario colectivo. Algo a lo que, no obstante, también contribuyeron servicios desde Second Life a Habbo Hotel, es decir, comunidades virtuales que nos abrieron las puertas a simulaciones como las que nos traerá el metaverso.
Ahora bien, cuando hablamos del metaverso, tendemos a dar por sentado que nos referimos al planteado por Facebook, que incluso ha cambiado su nombre a Meta, dejando clara la importancia que se le concede en el campus de Menlo Park. Algo comprensible, pues el futuro de la compañía podría pasar por el éxito de esta iniciativa, dados los problemas que, desde hace ya tiempo, se ciernen sobre la veterana red social y otros servicios de la compañía.
Sin embargo, aunque el planteamiento teórico del multiverso resulta muy interesante, hablamos de un desarrollo tecnológico que todavía está muy verde, y que además tiene una barrera de entrada que no debemos cometer el error de subestimar. Un visor de realidad virtual es un dispositivo caro, especialmente si queremos que ofrezca una calidad adecuada. Además, no todo el mundo reacciona bien ante los mismos. Han mejorado mucho, no cabe duda, pero todavía tendrán que pasar algunos años más hasta que sean tan cómodos como cabe desear.
Y no es solo el visor de realidad virtual, también necesitaremos un sistema capaz de gestionarlo. Y sí, soy consciente de que los requisitos del metaverso de Facebook no serán tan exigentes como los que encontramos en los juegos compatibles con esta tecnología, pero que vayan a ser menos exigentes, no significa que no vayan a ser exigentes. Dicho de manera resumida, a corto plazo el acceso a la realidad virtual, y por lo tanto al metaverso de Facebook, resultará caro, y a día de hoy no tengo claro si lo que ofrecerá será suficiente como para compensar la inversión necesaria.
Demasiado pronto
Y esto me lleva a un planteamiento que puede sonar excesivamente conservador, pero que pienso que tiene sentido: todavía es demasiado pronto. Creo que Facebook ya ha empezado a hablar de ello por ir ganando posiciones en algo que, a medio plazo, sí que puede tener cierto recorrido. Sin embargo, para que así sea, es importante que la realidad virtual haya ganado bastante más presencia en los hogares de la que tiene hoy en día. Y para eso todavía tendremos que esperar.
E incluso cuando eso ocurra, tengo la sensación de que la experiencia con el metaverso será decepcionante, y me explico: ahora mismo, para una gran mayoría, las expectativas con respecto a ese fascinante mundo virtual se construyen principalmente a partir de referentes como Ready Player One, y a esto se suma la «emoción» que está mostrando Meta, y a partir de ahí también otras compañías, sobre lo fascinante que será ese entorno. Sin embargo, donde muchos imaginan entornos sacados de un juego triple A, yo espero algo más parecido a entornos bastante más básicos y limitados.
Simular una simple ciudad de manera compleja y realista es un trabajo faraónico, aún más si tenemos que partir de cero para diseñarla. No hay más que ver los problemas por los que pasó CD Projekt Red con Cyberpunk 2077, y eso que el tamaño de su mapa es limitado, pues su gran baza iba a ser la verticalidad, enormes rascacielos llenos de vida. Algo que, como otras tantas promesas asociadas al juego, se perdieron como lágrimas en la lluvia.
Así, donde muchos imaginan un mundo enorme y complejo, yo más bien imagino una experiencia inmersiva en un entorno como el que nos proporcionan juegos como Animal Crossing: New Horizont. Y que no se me malinterprete, esto no es una crítica al título de Nintendo, muy al contrario, me parece una de las grandes joyas de su catálogo actual de juegos. De lo que hablo es de que esperar un entorno muy rico y complejo, y encontrar algo mucho más «pequeño» y limitado, no generará opiniones demasiado positivas.
Obviamente, en este punto influirá mucho la comunicación de Meta, que la compañía sea lo más honesta posible y que evite generar expectativas relacionadas con la profundidad y densidad del mundo virtual que van a crear. Pienso, aunque quizá me equivoque, que serán honestos, y que podrán corregir, al menos en parte, esas altas expectativas que se han generado alrededor del metaverso. Sin embargo, rebajar excesivamente las expectativas seguramente reducirá el interés de no pocos usuarios, por lo que las decisiones comerciales pueden empujar a la compañía a desviarse por el mal camino. No digo que vaya a ocurrir, solo que podría hacerlo.
¿Un solo metaverso o un multiverso?
Siempre me ha gustado la hipótesis del multiverso, es decir, la que plantea que podrían existir otros universos además del nuestro. A día de hoy es solo eso, una hipótesis, y es posible, incluso probable, que nunca lleguemos a poder confirmarlo. Sin embargo, lo que en el mundo real es una mera hipótesis, al hablar de metaversos tiene muchos más tintes de ser una realidad en poco tiempo.
Una de las grandes dudas que nos plantea la hipótesis del multiverso en el mundo real, es si podrían existir «puertas» que permitan pasar de un universo a otro. La teoría de la muerte térmica del Universo afirma que en el orden de un billón de años todas las estrellas existentes se habrán extinguido, y gran parte del Universo será oscuridad, dando paso a nuevas eras en las que la vida será mucho menos probable. Si la humanidad, sea del modo que sea, ha prevalecido hasta ese momento, lo mejor será haber podido confirmar la existencia de otros universos y haber encontrado una puerta que nos permita cruzarla para encontrar un entorno más amigable.
Aunque la muerte térmica parece algo menos probable en el metaverso, lo que sí que cuesta mucho imaginar es que, en un más que probable escenario de múltiples metaversos, se establezcan puertas que permitan conectarlos. Y no por razones técnicas, evidentemente.
Ante los planes de Meta de crear su mundo virtual, cuesta muy poco imaginar que otras tecnológicas, y incluso empresas de otros sectores pero con el capital y los intereses necesarios para hacerlo, decidan que ellos también quieren jugar en esa liga y, en consecuencia, empezarán a preparar sus propios metaversos. Y es que, aunque todavía son muchas las dudas que se ciernen sobre los mismos, también es cierto que plantean algunas posibilidades de lo más interesantes en el ámbito comercial. Desde avatares o complementos para los mismos hasta el futuro del ecommerce, las opciones son innumerables.
Ahora bien, la presencia de múltiples metaversos puede resultar contraproducente para el éxito de este tipo de plataformas, especialmente si, como ya hemos visto en otros casos, cada responsable opta conscientemente por crear soluciones cerradas, que no permitan a los usuarios acceder a otras plataformas.
La otra solución, la ideal, sería que el metaverso se desarrollara con estándares abiertos, que permitiera la interconexión con otros espacios del mismo tipo. O, aún mejor, que todos los interesados en crear un mundo virtual se pusieran de acuerdo y se integraran todos en un único metaverso. Esta solución sería ideal, pero si somos mínimamente realistas, a día de hoy parece muy, muy poco probable.
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