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Fallece Sir Clive Sinclair, padre de la informática doméstica
Sir Clive Sinclair fue un visionario, y su nombre debe figurar como uno de los principales artífices de la popularización de la informática. Es más, no es exagerado afirmar que fue la persona que más y mejor hizo por democratizar el acceso a la informática, permitiendo que toda una generación empezara a dar los primeros pasos en lo que empezó siendo una afición, pero en muchos casos terminó siendo una pasión, su profesión, o una mezcla de ambas cosas. Muchas de las personas que sentimos la llamada de la informática allá por los ochenta, lo hicimos gracias a la visionaria mente de este genio.
Británico de pura cepa, razón por la que siempre llevó tan a gala el título de Sir que le fue concedido en 1983, Sir Clive Sinclair fue, desde muy joven, lo que ahora solemos llamar emprendedor. Nacido en 1940, con solo 21 años, en 1961 creó su propia compañía, Sinclair Radionics, y en esa misma década produjo un exitoso televisor portátil.
No obstante, y aunque hay divergencias a la hora de señalar el año (algunas fuentes hablan de 1967 y otras de 1972), la compañía de Sir Clive Sinclair ya dejó claro su interés por la microelectrónica con Sinclair Executive, la que muchos consideran que fue la primera calculadora de bolsillo de la historia. Y además una muestra bastante clara de su apuesta tanto por la miniaturización como por la popularización de la tecnología, con unos precios muy por debajo de los habituales en los dispositivos con los que competían sus creaciones.
Quiso la suerte que su talento pudiera explotar precisamente en esa época, los años en los que los ordenadores personales empezaban a asomar por el horizonte, señalando una revolución que se acercaba a pasos agigantados. El segundo lustro de los setenta Sir Clive Sinclair centró su vista en los ordenadores y, de este modo, empezó a grabar a fuego su nombre en la historia de la informática.
La primera huella indeleble de Sir Clive Sinclair en este mundo de los ordenadores fue el mítico ZX80. Sus especificaciones técnicas a día de hoy pueden parecer ridículas, pues hablamos de un ordenador con un procesador NEC μPD780C-1 (clon del Zilog Z80) a 3,25 megahercios. un kilobyte de memoria RAM y 4 kilobytes de ROM, dentro de los cuales se alojaban el sistema operativo, un intérprete de BASIC y un editor. Para el almacenamiento de datos se empleaban cintas de casete (era necesario conectar un lector/grabador externo).
¿Y qué es lo que hizo que este ordenador, tan limitado, fuera una revolución? Su precio. Recordemos que, por aquellos entonces, lo normal era hablar de unos cuantos miles de dólares, pero el precio del ZX80 de Sir Clive Sinclair era de 79,95 libras en formato de kit, o 99,95 libras ya ensamblado y listo para funcionar. De repente una enorme cantidad de hogares de Reino Unido, su mercado nativo y en el que cosecho el mayor éxito, ya podían hacerse con uno de esos novedosos dispositivos.
Lanzado solo un año después del ZX80, el ZX81 no supuso un gran salto en lo referido a sus especificaciones, aunque sí que aportaba interesantes novedades, como el aumento de tamaño de RAM y ROM, y la unificación en un único integrado, diseñado a medida para este ordenado de varios chips. En cuanto a su precio, Sir Clive Sinclair apostaba por la popularización, así que tras el éxito del ZX80, este ZX81 se vendió por 49,95 libras en su versión de kit, y 69,95 libras con el sistema ya integrado.
ZX Spectrum, el gran éxito de Sir Clive Sinclair
Y llegamos a 1982. Siguiendo la nomenclatura empleada hasta el momento, lo que cabía esperar era que llegar un ZX82, que mejorara un poco las prestaciones de su predecesor. Sin embargo lo que ocurrió fue mucho, muchísimo más grande. Sir Clive Sinclair no se conformó con esa simple iteración y, en su lugar, llevó al mercado uno de los ordenadores más icónicos de todos los tiempos, la máquina con la que cientos de miles de niños y adolescentes tuvieron su primer contacto con la informática, el PC que terminó de abrir la puerta de todos los hogares a la informática.
Hay tanto que contar del ZX Spectrum que, en realidad, creo que lo que tiene más sentido es publicar un artículo dedicado en exclusiva a este ordenador, lo anoto en la lista de temas pendientes y lo publicaré próximamente. Lo más destacable de la gran joya de Clive Sinclair era su incremento de memoria RAM (con versiones de 16 y 48 kilobytes), los ocho bits y 3,5 megahercios de velocidad de su procesador, la enorme evolución de su intérprete de BASIC (que servía para mucho más que para escribir LOAD «»), las mejoras en su resolución gráfica, que pasó a ser de 256 por 192 píxeles, los avances en color y gráficos y su capacidad de generar sonidos básicos.
Con ese conjunto de prestaciones, la ya más que conocida política de precios populares de Sir Clive Sinclair y una juventud ávida de sacarle partido a estos nuevos y sorprendentes dispositivos, también se democratizó el acceso al desarrollo de software y, sobre todo, de videojuegos, algo que hasta entonces solo había estado al alcance de unos pocos. Piensa que además hablamos de 1982, cuando la NES todavía no había llegado al mercado ni siquiera en su Japón natal.
Después del Spectrum
Clive Sinclair no se detuvo en su gran éxito, siguió mirando hacia delante, pero en este punto su instinto empezó a fallarle. Tras dos años de absoluta locura por el Spectrum, en 1984 llegó el Sinclair QL, un sistema de 32 bits. Sí, has leído bien, en 1984 Clive Sinclair quisó da el salto a los 32 bits. Sin embargo, en parte porque era demasiado pronto y también por errores de concepto, como la apuesta por ZX Microdrive, un sistema de almacenamiento propietario que resultó ser poco fiable, el Sinclair QL supuso un importante pinchazo.
Pero lo peor aún estaba por llegar, y si no conoces la historia seguro que ahora te vas a sorprender. Y es que la gran apuesta de Sir Clive Sinclair en 1985 fue el Sinclair C5, un vehículo eléctrico monoplaza de tres ruedas que, por un precio de 399 libras, pretendía revolucionar por completo el transporte urbano. Tesla Motors fue fundada en 2003, y aún tendrían que pasar años hasta que se popularizara. Clive Sinclair ya apostó por popularizar la movilidad eléctrica 18 años antes.
Desgraciadamente las cosas no salieron bien para Clive Sinclair y su revolucionario C5. Y es que la acogida que obtuvo fue realmente negativa: dudas sobre su seguridad, poca duración de la batería, baja velocidad, falta de impermeabilización (en Reino Unido) y un consenso general en las malas críticas, hicieron que solo tres meses después de su lanzamiento la producción se redujera en un 90%, y que finalmente fuera cancelada el mismo año de su lanzamiento.
A diferencia del pinchazo con el Sinclair QL, el batacazo económico provocado por el C5 en las cuentas de Sir Clive Sinclair hizo imposible la continuidad de sus actividades empresariales, por lo que se vio obligado a vender todos sus activos a Amstrad, uno de sus principales rivales en el sector de la informática de consumo. Ya bajo su control, la compañía siguió produciendo evoluciones de los sistemas de Sinclair, como el exitoso ZX Spectrum 128 +2, que además de sus 128 kilobytes de RAM, incorporaba un lector de cintas de casete, haciendo innecesario emplear uno externo como hasta entonces.
Esta no fue, no obstante, la despedida de Sir Clive Sinclair del mundo de los ordenadores. Todavía lo intentó una vez más, fundando Cambridge Computers en 1987, solo un año después de la venta de sus activos a Amstrad. Y de nuevo quiso ir un paso más allá. ¿Y cómo lo hizo? Con el Cambridge Z88, un ordenador portátil con una autonomía en funcionamiento de hasta 20 horas con cuatro pilas AA.
Con su pantalla LCD de 104 x 8 caracteres y resolución gráfica de 640 x 64 píxeles, pretendía ser una solución de trabajo completa, con procesador de texto, hoja de cálculo, base de datos, diario, agenda, reloj, conversor de unidades, intérprete de BASIC, emulador de terminal, administrador de ficheros y utilidad de transferencia de los mismos entre el Z88 y un PC mediante el puerto paralelo. Pese a ser una genialidad, el último ordenador creado por Sir Clive Sinclair no logró alcanzar un nivel de ventas adecuado y, en consecuencia, la empresa quebró pocos años después.
Esto tampoco frenó el afán de creación de Clive Sinclair, pero sí que lo apartó definitivamente del mundo de los ordenadores, y lo llevó a centrarse en su otra gran pasión, ya expresada públicamente con el C5: la movilidad.
Hoy, 16 de septiembre de 2021, con 81 años, Sir Clive Sinclair ha fallecido tras años enfrentándose a una larga enfermedad relacionada con el cáncer, de la que apenas ha trascendido información durante dicho periplo. En declaraciones de su hija Belinda al diario The Guardian, lo recordaba afirmando lo siguiente:
«Era una persona bastante increíble. Era tan listo y estaba siempre interesado en todo. Mi hija y mi yerno son ingenieros, y solía hablar de ingeniería con ellos«.
La vida de muchos de nosotros podría ser bastante distinta sin Sir Clive Sinclair no hubiera existido, si sus revolucionarios ZX80 y ZX Spectrum no hubieran irrumpido en nuestras vidas en el momento preciso. No soy capaz de imaginar cómo habría sido todo de no ser por el sueño de un hombre de hacer que cada hogar pudiera tener un ordenador. Lo que sí que sé es que si existe un altar de los grandes padres de la informática, Sir Clive Sinclair debe formar parte del mismo por mérito propio. Que en paz descanse y gracias por todo, gracias por tanto.
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