¿En qué consiste el metaverso de Facebook?
Es probable que, en los últimos días, hayas escuchado hablar sobre los planes de Facebook para crear un metaverso. Muchos se estarán preguntando qué demonios es eso, otros tantos puede que ya estén proyectando como podría ser ese futuro espacio, y apuesto a que más de uno tiene bastante clara la razón por la que la red social se está planteando un proyecto tan ambicioso como atractivo y preocupante. Porque sí, tiene ambos sabores, y es un buen momento para empezar a plantearse ambos.
Pero lo mejor será empezar por las aclaraciones. Si no sabes qué es un metaverso o meta-universo, lo primero que hago es recomendarte encarecidamente que leas a Neil Stephenson, especialmente si te gusta la ciencia ficción. Personalmente siempre recomiendo Criptonomicón pero, en este caso, la lectura recomendada es Snow Crash, novela de 1992 en la que aparece por primera vez este concepto que ahora parece haber inspirado a Mark Zuckerberg para ver el posible futuro de Facebook.
Un metaverso es, de manera resumida, un espacio virtual (sí, hablamos de realidad virtual) y colectivo en el que se recrean determinados entornos en los que las personas pueden interactuar entre sí, realizar múltiples actividades y, además, eludir las limitaciones impuestas por el mundo real en todos los sentidos: desde las leyes de la física hasta las que prohíben que puedas cometer un homicidio. Los únicos límites dentro de un metaverso, además de la carencia de respuestas sensoriales a lo que estamos haciendo, son las marcadas por su creador.
¿Recuerdas Second Life? Pues ahora imagina ponerte un visor de realidad virtual y poder acceder a una plataforma así. O, si quieres un ejemplo del metaverso en el cine, no tienes más que ver Ready Player One, de Steven Spielberg. O en USS Callister, un hilarante y muy acertado episodio de Black Mirror (podríamos discutir si el mundo creado en San Junípero también es un metaverso). Lo que Facebook se está planteando crear es algo similar, un espacio virtual en el que interactuar entre nosotros, con terceras personas, con comercios, asistir a espectáculos, jugar, etcétera.
¿Por qué un metaverso de Facebook?
La respuesta más rápida a esta pregunta la encontramos viendo los números de esta red social. Y es que aunque sigue siendo un gigante, es indudable que se trata de un servicio cada vez menos atractivo para los usuarios, especialmente para los más jóvenes. Y podemos acusar a Mark Zuckerberg de muchas cosas, pero no de ser poco inteligente. Cada día es más evidente que si quiere sobrevivir, Facebook debe reinventarse de alguna manera, y el proyecto de crear un metaverso resulta, al menos en primera instancia, de lo más llamativo.
Y hay un elemento clave, y es que en cierta medida Facebook ya es, por así decirlo, la estructura básica para crear un metaverso: cuenta con los usuarios, con las relaciones establecidas entre los mismos, con los intereses de cada uno de ellos y con espacios dedicados a dichos intereses. Para crear un metaverso, lo único que tiene que hacer (que no digo que sea sencillo, ojo) es llevar todos estos elementos a un espacio virtual, en el que sea posible desde reunirte con los antiguos compañeros del colegio hasta comprar en una tienda online, pasando por asistir a un concierto.
Dicho así puede sonar sencillo, pero en realidad el camino que va del dicho al hecho es, en este caso, enorme. Zuckerberg sabe, y así lo afirma, que convertir Facebook en un metaverso es un desafío singularmente complejo, y que puede tomar muchos años llegar a desarrollar algo así. Sin embargo, el simple hecho de que hable de ello, como ya ha hecho, debería ponernos sobre la pista de que Facebook ya lleva algún tiempo trabajando en ello, y que deben haber concluido que es técnicamente factible.
Pros y contras del metaverso
Desde una aproximación teórica, a la falta de conocer detalles concretos sobre los planes de Facebook, la idea resulta interesante. Del mismo modo que, en sus orígenes, Facebook se convirtió en un punto de encuentro con un montón de posibilidades, la creación de un metaverso que reproduzca la estructura de la red social puede suponer un gran paso en ese sentido, facilitando aún más las interacciones sociales de todo tipo.
Sé que no es lo mismo hablar con un amigo a través de Internet que hacerlo en persona y con un café o una cerveza entre medias. Pero también sé que, en muchas ocasiones, las circunstancias impiden que esos encuentros en el mundo real se puedan llevar a cabo, y esto es lo que me hace contemplar una propuesta como el metaverso de Facebook como una opción a tener en cuenta. No quiero celebrar la cena de nochevieja con los míos en el metaverso, pero sí poder quedar con Paloma, con Anaïs, con Jose y con otra mucha gente, para tomar un café, aunque estemos a decenas o centenares de kilómetros y no sea posible vernos en el mundo real.
¿La principal desventaja? Sin duda alguna viene, en cierta medida, dada por la ventaja que he planteado anteriormente. Y es que un metaverso en el que podemos relacionarnos con quien queramos cuando queramos, y en el que además podemos eludir condiciones que sí que se dan en la vida real puede ser, sin duda, algo muy adictivo. Si en sus primeros tiempos mucha gente pasaba el día entero en Facebook, publicando estados e interaccionando con sus contactos, una plataforma tan inmersiva como un metaverso puede «enganchar» todavía más.
Hay otros factores, tanto a favor como en contra, tantos que pueden dar lugar a un debate de lo más interesante. De momento hablar de ello es como hacerlo sobre la primera misión tripulada a Marte: hay muchas posibilidades de que ocurra, pero todavía tendremos que esperar unos cuantos años para ello. No obstante, es buena idea empezar a pensar en ello, pues puede que esa reinvención de Facebook nos fuerce a replantarnos, muy seriamente, nuestra relación con las redes, con las personas y con nuestros entornos. Quizá Ready Player One deje de ser ciencia ficción en unas décadas.