Localizan el posible origen de la señal Wow! en una estrella parecida al Sol

La historia de la señal Wow! es tan interesante como poco conocida por el gran público. Y es que, normalmente, cuando se habla de programas serios de búsqueda de vida extraterrestre, todo el mundo suele pensar en el SETI y lo relacionan de inmediato con el radiotelescopio de Arecibo. Una asociación comprensible y justa, sin duda, pero que deja totalmente de lado al radio observatorio de la Universidad del Estado de Ohio, popularmente conocido como Big Ear, operativo desde 1963 y que se despidió del servicio en 1998, para cederle el espacio a un campo de golf.

En sus 35 años de servicio, fue empleado de manera activa en la búsqueda de señales que pudieran indicar la existencia de vida extraterrestre inteligente, capaz de emitir cualquier tipo de señal que pudiera ser capturada por el radiotelescopio. Debemos recordar que hablamos de unos tiempos, en el cenit de la carrera espacial y con el ser humano mirando más que nunca al espacio. Fue en ese contexto cuando el 15 de agosto de 1977 a las 23:16 (hora local), cuando llegó la señal Wow! Big Ear recibió una señal de radio de origen desconocido que duró 72 segundos y que tenía su origen en la zona oriental de la constelación de Sagitario. Una señal que alcanzó una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo.

La señal Wow! no fue grabada, sino «transcrita» en papel continuo, y cuando fue descubierta por Jerry R. Ehman, éste hizo la anotación Wow! (onomatopeya que en castellano podemos traducir como !guau!), una anotación que se ha mantenido desde entonces como nombre común de la señal. Su enorme peculiaridad la convirtió en un elemento recurrente entre los defensores de la existencia de vida extraterrestre, con la teoría de que se trata de una señal enviada por una civilización inteligente.

Durante estos 43 años, los investigadores han trabajado para localizar el origen de la señal Wow!, algo para lo que es fundamental contar con un mapa estelar lo más completo posible, algo en lo que el observatorio espacial Gaia, de la Agencia Espacial Europea, lleva trabajando desde 2013. Hasta ahora, Gaia ha mapeado alrededor de 1.300 millones de estrellas, lo que permite a los astrónomos comenzar a crear el mapa tridimensional más detallado jamás hecho de nuestra galaxia. Se espera que la misión continúe hasta 2024.

Con la información que está obteniendo Gaia, un astrónomo aficionado ha desarrollado una teoría sostenible, de la que se hace eco Astronomy, y que de confirmarse nos indicaría que la señal Wow! tiene su origen en la estrella 2MASS 19281982-2640123, un cuerpo celeste situado en la constelación de Sagitario, a una distancia de unos 1.800 años luz.

¿Y qué es lo que tiene de especial esta estrella, y por qué hace que esta posibilidad pueda resultar tan atractiva para quienes consideran que se trataba de una señal de vida inteligente? Pues que hablamos de una estrella idéntica a nuestro Sol, idéntica en tamaño, temperatura y luminosidad. Dicho de otra manera, la señal Wow! podría, recordemos que todo esto es teoría por el momento, provenir de un sistema solar con similitudes con el nuestro.

Si la comunidad científica decide dar suficiente credibilidad a esta posibilidad, los siguientes pasos sería analizar el entorno de la estrella, con el fin de buscar posibles exoplanetas orbitando a su alrededor. Y es que, de detectarse alguno, y más todavía si se encontraran en la zona de habitabilidad de la misma, servirían sin duda para reforzar la teoría de que la señal Wow! tiene su origen en un planeta habitado, con vida capaz de emitir una señal de este tipo al espacio.

Insisto en que, de momento, el origen de la señal Wow! sigue siendo una incógnita. La posibilidad de que se originara en el entorno de la estrella 2MASS 19281982-2640123 tiene sentido (y justificaría la elección de un nombre más sencillo para la misma), pero es necesario que la comunidad científica profundice en el análisis de esa estrella y su entorno. Hasta entonces, de momento, solo tenemos una atractiva teoría que, eso sí, hará que más de uno (y me incluyo) profundice en su convencimiento de que el universo es demasiado grande como para que seamos la única forma de vida que lo puebla.