Análisis
Toyota Camry, condiciones
She’s got a ticket to ride The Beatles (Help!, 1965)
Antonio no ha podido dormir en toda la noche. Ha esperado a que amaneciera y ha mirado el despertador cada diez minutos hasta que se han hecho las nueve. Había medio decidido acercarse a casa de ella para pedirle explicaciones, a suplicárselas más bien. Después de tres meses de una relación ideal, con la cálida energía de los primeros encuentros, los primeros roces, las risas, aislarse de los amigos para vivir la intimidad de una relación que estaba floreciendo… ayer una llamada fría y brusca: «Antonio, no podemos vernos más» y ni una palabra más. Horas de angustia intentando devolver la llamada pero ese número de teléfono parecía haber dejado de existir. Preguntas, pero sobre todo ¿por qué? Durante horas. Luego ira y violencia contra las cosas que en su casa le recordaban a ella. Luego la desesperación al recordar esa voz que no admitía error ni duda. Nunca más.
Luego tras la noche en blanco la decisión, demasiado tiempo decidiendo qué ponerse y poco tiempo en arreglarse para coger el coche. La sombra del tráfico cruzando por delante de su mirada indiferente, pitidos por algún semáforo en verde ignorado. Pensando qué le iba a decir para convencerla, para que por lo menos le explicara el por qué de algo que no tenía explicación. El barrio de ella al que ella nunca le había llevado pero él había averiguado por casualidad. Aparcado de frente con el corazón acelerado anticipando el momento de verla una vez más, seguramente por última vez. Indeciso. Un coche negro grande le tapa ahora el portal que ha estado observando durante no sabe cuánto. Baja gente, sube gente, todos trajeados, gafas de sol, una escena irreal que se sumerge en la irrealidad en la que vive Antonio desde ayer. El coche arranca, gira, se detiene junto al suyo. Una mujer trajeada corre junto a la puerta y se levanta las gafas. El corazón de Antonio se detiene: «te lo dije Antonio, no podíamos vernos más». Lo de las películas… es verdad. Así suena un silenciador.
La habitabilidad es uno de los factores decisivos a la hora de comprar un coche. Se trata de conseguir en primer lugar estudiar cuántas personas y cuánta carga vamos a necesitar mover durante la vida útil del automóvil y a continuación encontrar un modelo que se adapte a nuestras necesidades. Ya el primer punto, analizar nuestras necesidades de tamaño, es bastante complejo, sobre todo si tenemos la intención de que nos dure unos años. Familias que crecen y encogen, cambios de trabajo de destinos de vacaciones… Todo contribuye a que las necesidades de habitabilidad sean variables y por eso muchos optan por pecar en exceso y comprar un coche más grande de lo que se necesita.
Ficha técnica del Toyota Camry
Y cabalgando la ola de esta tendencia han surgido primero los monovolúmenes y luego los SUV ya que ambos ofrecen espacio de sobra descansando sobre el mismo chasis de coche compacto solucionando las necesidades de espacio presentes y futuras. Pero entonces ¿qué pasa con las berlinas medianas y grandes? Parece que en esta batalla del espacio llevan las de perder, pero en realidad sigue siendo una opción muy valorada por los compradores, sobre todo por parte de aquellos que aprecian el manejo, diseño y concepto de un coche con una fisonomía más «tradicional».
El Toyota Camry es una de las berlinas medianas y grandes más longevas y exitosas de la marca japonesa. Nacido en los ochenta con un ojo puesto a la conquista de América, el Camry ha vuelto a aterrizar recientemente en Europa convirtiéndose en la berlina buque insignia de la marca posicionándose por encima de los recién llegados Corolla, otro modelo con una larguísima tradición dentro del fabricante japonés. Entra a competir con berlinas tan asentadas como el Volkswagen Passat o el Peugeot 508 con una propuesta mecánica exclusivamente híbrida.
Aire… Lexus
El aspecto exterior del Toyota Camry recuerda al estilo entre sobrio y deportivo que lucen sus primos, los modelos de Lexus. Una amplia parrilla delantera coronada por un par de grupos ópticos afilados que se juntan en una parrilla más pequeña con el logo de Toyota en el centro dan un aire agresivo a la parte frontal del coche con perfil bajo. Dado que la parrilla es tan grande el parachoques delantero, también muy alto, se conforma con proteger los laterales y continúa hasta el paso de rueda donde se encuentran las atractivas llantas de 18 pulgadas también con aires deportivos.
La línea lateral también recuerda a las berlinas grandes de Lexus con una parte delantera larga, una generosa distancia entre ejes y un perfil deportivo que también se alarga en la parte trasera hasta el maletero. La sensación es de un coche grande y deportivo pero que también transmite una suerte de sobria elegancia en muchos de sus detalles. La parte trasera es quizás la más convencional: parachoques generoso y grupos ópticos alargados que se dividen entre la carrocería y el portón del maletero.
En el acabado de la unidad que pudimos probar, el Luxury, se incluyen más detalles estéticos y funcionales como los cristales traseros tintados, faros con tecnología LED, retrovisores calefactados, cromados en las ventanas laterales y el tubo de escape, lavafaros y otros detalles. La verdad es que estéticamente, como ya hemos apuntado, el Camry parece pariente más estrecho de la gama Lexus que por ejemplo a los Toyota Corolla sedan.
El Interior
Al interior se accede por las amplias puertas y la primera impresión es que en este caso podemos encontrar algunos detalles más de Lexus y otros cercanos a otros modelos de Toyota. El diseño es atrevido con líneas sinuosas que enmarcan los elementos del equipamiento de forma original como es el caso de la parte central del salpicadero que enmarca en una zona triangular en plástico brillante (cuidado con las huellas) tanto la pantalla del sistema de entretenimiento como los controles del mismo y del climatizador. Esta misma línea se aparta hacia la derecha en la parte inferior para convertirse en una separación vertical entre la zona de la caja de cambios y el asiento del acompañante.
Es una lástima que no se haya hecho un esfuerzo en este caso por modernizar la pantalla, que además se encuentra en el centro del salpicadero y no en su parte superior como es tendencia y recomendable por motivos de seguridad. Es algo que sí se ha mejorado en el Corolla, por ejemplo, y aunque esto rompería el planteamiento del diseño del interior del Camry sería más acertado desde el punto de vista práctico y de seguridad.
Como en otros coches de tamaño y categoría similar el túnel central es amplio y separa bastante los asientos delanteros. Los acabados son buenos, con alguna elección discutible para los plásticos en algunos detalles pero en general todo con un acabado perfecto y con una concepción muy práctica. A mencionar la excelente tapicería de cuero con detalles en algunos puntos como el volante o la palanca de cambios o la zona bajo las boquetas de ventilación.
Buenos asientos
Los asientos delanteros son muy cómodos y con amplias posibilidades de regulación, sujetan de forma excelente y tienen un tacto muy agradable. En la parte de la instrumentación tras el volante se ha elegido una configuración convencional con dos diales analógicos, el de la izquierda con indicadores de comportamiento del sistema híbrido y temperatura mientras que el de la derecha indica la velocidad y el estado del depósito de combustible. Entre los dos diales una pantalla de información que podemos configurar para ver los datos que nos interesen.
Esta elección es algo contracorriente frente a otros rivales que optan por una instrumentación totalmente digital, pero no podemos ponerle ningún pero pues la información es legible y podemos consultar una buena cantidad de información. En la parte del túnel central encontramos la zona de la palanca de cambios recubierta por un material plástico imitación de madera que no nos ha convencido demasiado. Delante de la palanca una zona oculta donde dejar el teléfono móvil que en nuestra unidad equipaba además carga inalámbrica. Junto a la palanca encontramos los botones para cambiar la modalidad de conducción (Eco, normal y Sport) así como la de modo totalmente eléctrico (con muy poco uso) y el botón que acciona el freno de mano.
La parte trasera sorprende por el espacio, uno de los más grandes que hemos podido encontrar para modelos de esta categoría. Amplio espacio para las piernas con pocos impedimentos (el túnel central apenas estorba) salidas de ventilación dobles, conexión para carga de dispositivos e incluso en el apoyabrazos encontramos un panel de control que nos permite configurar parámetros de ventilación, la posición de los asientos e incluso controlar la reproducción de música. Todo un detalle sobre todo si se destina el Camry a su uso como coche de representación.
Gran maletero
El maletero es de los grandes, sobre todo profundo como suele ocurrir con berlinas de este tamaño. Son 500 litros bastante aprovechables gracias sobre todo a que el portón es muy grande y se eleva perpendicularmente dejando mucho espacio para introducir bultos. El interior está reforzado con plástico por lo que no se daña al introducir objetos que rocen o que manchen. Los pasos de rueda hacen que la superficie sea poco regular, eso sí.
También al Camry le llega el momento de ser puesto a prueba sobre el asfalto. Primero un vistazo a las características del motor. Se trata del sistema de propulsión híbrido de 218 caballos que ya pudimos probar en el RAV4, el denominado 220H que en el caso de la berlina permite alcanzar los 100 kilómetros por hora desde parado en 8,3 segundos, una décima menos que lo que en teoría se podía conseguir con el SUV, algo lógico dada la mejor aerodinámica pero sobre todo por los casi 100 kilos de diferencia.
En definitiva una mecánica que ya conocemos y está dando buenos resultados en toda la gama Toyota y Lexus, y que enseguida ponemos a prueba. Las impresiones en ciudad son parecidas a otros modelos del grupo, es el terreno donde mejor se desenvuelve ya que la sencillez de manejo, la suavidad con la que el motor coge velocidad y las bajas cifras de consumo con respecto a motorizaciones parecidas exclusivamente con motor de explosión se unen al excelente confort que proporciona el Toyota y que hace que los trayectos urbanos sean muy agradables. Además dispone de cámaras y radar para maniobras además de sistema de aparcamiento automático.
Potencia en carretera
En carretera es dónde se nota que el cambio de engranajes planetarios resta algo de brillantez a una motorización en teoría divertida. Sin embargo cuando nos acostumbramos al comportamiento del mismo es posible circular con bastante rapidez y sin mucha diferencia con respecto a otros coches de categoría y potencia parecida. Además la insonorización ayuda a que podamos ignorar el que el coche se revolucione más que con otros sistemas de cambio automático.
En el modo Sport este Toyota tiene un comportamiento mucho más divertido que si conducimos en modo normal. Aunque la suspensión es algo blanda para garantizar un confort muy bueno en cualquier carretera, no se comporta mal en curva aunque no transmite las mismas sensaciones que otras berlinas más preparadas desde el punto de vista deportivo. En cambio en las recuperaciones y adelantamientos el motor de 218 caballos se lleva bien con el cambio y permite respuestas si no fulmíneas sí lo suficientemente rápidas.
Sin embargo el verdadero terreno donde mejor se desenvuelve el Camry es en largos trayectos por carreteras poco viradas o en autopista con modos de conducción más tranquilos. El confort es excelente y el coche es muy sencillo de conducir, con una gran cantidad de ayudas que permiten mantener velocidad de crucero con detección de tráfico, mantenimiento de carril, detección de señales y todo lo que puede hacer que un viaje al volante sea lo más cómodo y placentero posible (con una buena contribución del notable equipo de sonido con su sistema de nueve altavoces JBL).
Conclusiones
Con el Camry Toyota está posicionándose en un mercado, el de las berlinas medianas y grandes, que ocupan de forma confortable rivales sobre todo alemanes, pero más notablemente su marca hermana Lexus sobre todo dada la motorización híbrida que monta como única opción. Es un coche grande, con líneas agradables y modernas que saca todo el partido de la mencionada motorización para dar un buen resultado en ciudad pero también desenvolverse con solvencia en carretera.
Los únicos peros son algunos detalles del interior y sobre todo el sistema de información y entretenimiento que necesita una actualización para ponerse a la altura de sus rivales. Por lo demás es un coche grande y extremadamente cómodo con una habitabilidad impresionante, sobre todo en las plazas traseras, y características de confort que incluso se podría decir que son propias de modelos con un precio superior al de este talentoso japonés.
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