Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC: una mirada a fondo
No hay duda de que Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC están íntimamente relacionados. Las dos últimas generaciones de consolas han marcado un importante punto de inflexión que, tras gestarse durante años, ha alcanzado su punto álgido con PS4 y Xbox One.
Estoy convencido de que muchos de nuestros lectores sabrán perfectamente a lo que me refiero, y es que las consolas se han convertido en el punto de partida de todos los desarrollos. Los grandes del sector ya no tienen tan en cuenta la mayor potencia del hardware en PC, y no dudan en hacer los ajustes necesarios para que sus proyectos triple A funcionen bien en las consolas de la presente generación, incluso aunque ello implique recortar la calidad gráfica de forma considerable.
Hay muchos ejemplos, pero creo que The Witcher 3 es uno de los mejores. Cuando CD Projekt RED anunció este título y mostró los primeros vídeos con escenas de juego real nos dejó con la boca abierta. Eso fue en 2013, antes de que se conociera el hardware definitivo de las consolas de la generación actual, PS4 y Xbox One. En 2014, un año después del lanzamiento de dichas consolas, pudimos confirmar que se había producido un downgrade muy marcado en dicho juego, y la propia CD Projekt RED reconoció que fue debido a la menor potencia de PS4 y Xbox One. Ubisoft es otra compañía trístemente célebre por sus downgrades en juegos.
¿Por qué hizo el estudio polaco ese movimiento? La respuesta es muy sencilla, porque las consolas representan una importante fuente de ingresos para los desarrolladores de juegos, aunque no es la única clave que debemos tener en cuenta. La paridad es otra de las claves más importantes, y tiene como objetivo principal intentar que las consolas no queden «demasiado mal» frente al PC. Esto se ha dejado notar a través de varios frentes durante los últimos años, y por desgracia me temo que ocurrirá lo mismo con Xbox Series X y PS5.
Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC estarán tan unidos que formarán prácticamente «una trinidad». De nuevo, los desarrolladores tendrán que partir de las consolas de nueva generación como mínimo común denominador, ¿pero qué supondrá esto para el jugador de PC? Pues básicamente lo mismo que ha ocurrido con la generación actual, aunque en esta ocasión la situación podría cambiar gracias a tres grandes claves:
- Las consolas de nueva generación no traen ninguna innovación que no esté disponible en PC, y desde hace años. PS4, por ejemplo, llegó al mercado con una GPU que tenía funciones avanzadas que no estaban disponibles en las tarjetas gráficas de aquel momento (GTX 700 y serie RX 200).
- Microsoft ha reforzado su apoyo al mundo el gaming en PC, gracias a DirectX 12 Ultimate y una unión más profunda entre dicha plataforma y Xbox Series X. Los desarrolladores tendrán las mismas herramientas para optimizar juegos en Xbox Series X y en PC.
- Los juegos exclusivosdejarán de ser del todo exclusivos. Una de las razones más importantes que, a mi juicio, justificaban la compra de una consola eran sus juegos exclusivos, de hecho en su momento compré Xbox por jugar a Halo. También tuve una Xbox 360, y compré una PS4 para jugar a Bloodborne. El caso es que tanto Sony como Microsoft van a llevar cada vez más juegos exclusivos al PC, y esto es, sin duda, muy bueno para los que jugamos en dicha plataforma.
Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC: ¿qué podemos esperar?
Se va a producir un salto generacional, y con ello veremos como los requisitos de los juegos van aumentando de forma notable. No habrá un aumento enorme e inmediato, de hecho durante la transición generacional, que va a durar entre uno y dos años, la mayoría de los juegos no van a ver incrementados sus requisitos porque seguirán siendo desarrollados sobre la base de Xbox One y PS4.
Esto quiere decir que si tienes un procesador tipo Core i7 4770-Ryzen 5 1500X, una GTX 1060-GTX 970 o una Radeon R9 290-Radeon RX 470 y cuentas con, al menos, 8 GB de RAM, vas a poder seguir jugando en condiciones aceptables a casi todos los juegos que vayan saliendo durante esa transición intergeneracional (1080p, calidades medias-altas y buena fluidez). Obvia decir que la excepción a esta regla general serán los exclusivos de la nueva generación, que se moverán en un nivel superior y necesitaremos una configuración más potente (GTX 1660 Ti o Radeon RX Vega 56).
Con Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC tendremos, por tanto, un escenario dispar que podemos separar en dos fases, la primera será esa etapa de transición, y la segunda la de consolidación de la nueva generación. Cuando lleguemos a esa segunda etapa sí será necesario plantearnos una actualización profunda de nuestro PC. Contar con un procesador de seis núcleos y doce hilos será imprescindible, y también deberemos tener 16 GB de RAM para asegurar un funcionamiento óptimo, sin parones ni stuttering.
Será en esa fase cuando notaremos un auténtico salto generacional, y tecnologías avanzadas que ahora mismo tienen una baja tasa de adopción, como el trazado de rayos, ya se habrán estandarizado. Con esto quiero decir que, si afrontamos una actualización de hardware en dicha fase, deberemos buscar una tarjeta gráfica capaz de acelerar por hardware trazado de rayos.
El abandono de la generación actual de consolas permitirá desarrollar juegos más complejos, con enfoques nuevos y con un apartado técnico superior. Sin embargo, debemos tener en cuenta que las consolas de nueva generación se convertirán en el nuevo mínimo común denominador, y que por tanto seguirán marcando el camino a seguir.
Es poco probable que volvamos a ver a una desarrolladora embarcarse en un proyecto tan valiente como Crysis, un juego que fue toda una revolución en 2007, y que literalmente dejó en ridículo a PS3 y Xbox 360. Sé lo que estáis pensando, que al final el juego llegó a ambas consolas, y sí, es cierto, pero utilizó un motor gráfico distinto (simplificado y optimizado), trajo una importante reducción de calidad gráfica y se movía en tasas de fotogramas por segundo tan bajas que llegaban a ser insoportables. A esto debemos añadir que la misión «Ascensión» tuvo que ser eliminada porque ninguna de las dos consolas podía moverla.
Resumiendo, veremos un salto técnico claro. Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC seguirán profundamente unidos, y esta nueva generación favorecerá la estandarización y el aprovechamiento de nuevas tecnologías que están disponibles en PC desde 2018. Permitirán dar un paso adelante, pero al mismo tiempo acabarán frenando la innovación y repetirán ese «efecto ancla» que hemos visto con PS4 y Xbox One.
Estoy convencido de que cuando PS5 y Xbox Series X empiecen a mostrar síntomas de agotamiento demasiado evidentes, cosa que debería ocurrir dentro de tres o cuatro años, tanto Sony como Microsoft apostarán por lanzar una revisión intergeneracional de ambas consolas, es decir, una PS5 Pro y una versión mejorada y más potente de Xbox Series X. Puede que, en ese momento, los requisitos de los juegos en PC se incrementen un poco más, como ya ocurrió en su momento con la llegada de PS4 Pro y Xbox Series X.
¿Jugar en PC o jugar en consola?
Es la eterna pregunta, un tema complicado e interesante que ya tuvimos la ocasión de tratar en su momento en este artículo, y que os invito a repasar si no tuvísteis la oportunidad de leerlo en su momento.
Jugar en PC tiene sus ventajas y sus desventajas, y lo mismo ocurre con las consolas. No existe la plataforma perfecta, y esta realidad no va a cambiar con la llegada de las consolas de nueva generación. El que compra una consola normalmente prefiere jugar sin complicaciones, quiere olvidarse del hardware y despreocuparse de los requisitos de los juegos durante años.
Sin embargo, eso no quiere decir que vaya a disfrutar siempre de una experiencia perfecta. Control, por ejemplo, llegó a PS4 tan mal optimizado que tenía tasas de entre 10 y 20 FPS. Era un pase de diapositivas en muchas escenas, y lo mismo le ocurría a Xbox One. Una consola te garantiza que podrás mover el juego, pero no asegura que vaya a funcionar en unas condiciones mínimamente aceptables, una realidad que se volverá a repetir con PS5 y Xbox Series X.
Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC van a tener cada vez más puntos de contacto. La mayoría de los exclusivos de ambas consolas llegarán a compatibles, una realidad que tiene un lado positivo, pero que por desgracia tendrá también un lado negativo.
Los exclusivos se desarrollan, normalmente, aprovechando al máximo el potencial de la consola a la que llegarán. Esto hace que, par portarla a PC, sea necesario llevar a cabo un proceso de optimización que representa una carga de trabajo adicional, ya que en el mundo del gaming en PC existen muchísimas configuraciones diferentes, pero no todos los desarrolladores hacen los deberes.
Podríamos poner muchos ejemplos, pero vamos a centrarnos en dos, Gears 5 y Horizon Zero Dawn, disponibles par Xbox One y PC, y para PS4 y PC, respectivamente. El primero está mucho peor optimizado que Gears of War 4, es más exigente a nivel de hardware y sin embargo no ofrece ninguna mejora gráfica que lo justifique. Por su parte, el segundo es uno de los juegos peor optimizados que han llegado a PC, ya que apenas mejora el aspecto gráfico frente a la versión de PS4 y da problemas de rendimiento en configuraciones que son mucho más potentes que PS4.
Mucho me temo que esa conjunción de Xbox Series X, PS5 y el gaming en PC nos va a seguir dejando juegos terriblemente mal optimizados en PC, que harán creer a algunos usuarios que su consola es más potente que un ordenador porque mueve mejor unos juegos concretos. Sé que estoy puede desanimar a muchos usuarios de PC, y hacer que se replanteen la compra de una consola de nueva generación para disfrutar de sus juegos favoritos, pero no debemos olvidarnos de las ventajas que tenemos al jugar en PC.
El PC es una plataforma mucho más versátil, potente y avanzada, con la que podemos disfrutar de los juegos en su máximo esplendor gráfico, y con la que tendremos acceso a una mayor cantidad de promociones, juegos gratuitos y a mejor precio. En esta plataforma tampoco tendremos que pagar por jugar online, y al final el ahorro que podemos conseguir en un año entre todos esos frentes suele ser más que suficiente para actualizar algunos componentes.
También seremos de los primeros en disfrutar de los nuevos avances gráficos que vayan llegando al sector. Es cierto que no tendrán una adopción amplia hasta que no lleguen a las consolas, pero esto no quiere decir que no vayan a marcar una diferencia. Por ejemplo, el trazado de rayos ha tenido una adopción limitada, es cierto, pero los usuarios de PC hemos tenido el privilegio de ser los primeros en disfrutarlo.
Metro Exodus hace un uso soberbio de dicha tecnología aplicada a la iluminación, y realmente marca una diferencia notable sin que el rendimiento llegue a verse muy afectado. Pude jugarlo en 1440p, calidad ultra y con trazado de rayos activo utilizando una RTX 2080 Super, y sin problemas de fluidez.
Quake 2 RTX es otro claro ejemplo, de hecho lo considero como el mejor exponente de lo que puede dar de sí el trazado de rayos. Ofrece una experiencia única, y demuestra que el trazado de rayos tiene tanto potencial que puede convertir un juego de los noventa en una maravilla de la técnica sin cambiar la geometría base del mismo.
Entiendo que habrá gente a la que esto no le importe, a la que le dé igual ser la primera en disfrutar de tecnologías de última generación, pero esto cambia el hecho de que siempre ha sido, y seguirá siendo, uno de los grandes distintivos del gaming en PC.