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Microsoft explica porqué no permite desactivar el antivirus de Windows 10
El antivirus de Windows 10, Microsoft Defender, ya no puede desactivarse mediante la modificación en el registro. La medida fue descubierta hace un par de semanas sin previo aviso, provocó cierta polémica y ahora Microsoft ha salido a dar explicaciones.
Microsoft dice que el propósito de la función DisableAntiSpyware en el registro de Windows era permitir que los profesionales de TI y los administradores de sistemas deshabilitaran el motor antivirus, siempre que instalasen un producto de seguridad de terceros alternativo.
La compañía explica que es una opción heredada que se elimina porque a su juicio no tiene sentido hoy en día, entendiendo que Windows Defender se desactiva automáticamente cada vez que los usuarios instalan otro producto antivirus en sus dispositivos.
«Esta configuración no estaba destinada a dispositivos de consumo y hemos decidido eliminar esta clave de registro. Este cambio se incluye con las versiones 4.18.2007.8 y superiores de la plataforma Microsoft Defender AntiMalware con la actualización KB 4052623. Las ediciones para Enterprise E3 y E5 se lanzarán en una fecha futura», explica Microsoft.
“Tenga en cuenta que esta configuración incluye una protección contra manipulaciones, que está disponible en todas las ediciones Home y Pro de Windows 10 versión 1903 y superiores y está habilitada de forma predeterminada. El impacto de la eliminación de DisableAntiSpyware se limita a las versiones de Windows 10 anteriores a 1903 con Microsoft Defender Antivirus. Este cambio no afecta a los antivirus de terceros. Estos seguirán funcionando como hasta ahora», detallan.
El antivirus de Windows 10, polémico, pero muy útil
Microsoft Defender, renombrado el año pasado desde Windows Defender para aprovechar el nombre de marca y extenderlo a otras plataformas, se estrenó en Windows 8 como mejora de la aplicación Microsoft Security Essentials de Windows 7. Si hace unos años Microsoft lo calificaba como «la primera línea de protección», con las mejoras introducidas en los últimos años la compañía llegó a asegurar aseguró que un dispositivo cliente de Windows 10 «no necesitaba antivirus externo».
La aseveración, junto a no pocos conflictos en el funcionamiento junto a las soluciones de terceros en varias actualizaciones, provocó fuertes críticas de los proveedores de seguridad, entendiendo que Microsoft no jugaba con la debida «limpieza» y aprovechaba su situación de privilegio al instalar el antivirus de Windows 10 por defecto en el sistema.
De hecho, Kaspersky presentó una demanda antimonopolio contra Microsoft ante la Comisión Europea por supuesto abuso de posición dominante para impulsar su propia solución de seguridad y exigió que «todas las soluciones de seguridad fueran capaces de trabajar en la plataforma Windows en igualdad de condiciones».
Ciertamente, Microsoft Defender ha sido ampliamente mejorado en capacidad, características e interfaz en las últimas versiones para Windows 10 y hoy en día puede competir en resultados de protección, falsos positivos o uso de recursos de otros antivirus externos gratuitos.
No podemos criticar a Microsoft por haber mejorado el antivirus de Windows 10. Al contrario, debemos alabarlo. Pero también hay que reclamarle que facilite las opciones de uso de antivirus de terceros y que puedan competir en las mismas condiciones para los usuarios que lo deseen. La industria ofrece software comercial de pago y también gratuito, mejor que Microsoft Defender. El Kaspersky Free que analizamos hace tiempo es una muestra.
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