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Google Chrome sigue queriendo cuidar de tu batería
Hay que reconocer lo bueno y lo malo: a día de hoy, Google Chrome es una de las aplicaciones más «tragonas» en lo que se refiere a consumo de recursos, pero también es cierto que en este problema concurren múltiples circunstancias: desde páginas web que, ya sea por la complejidad de lo que ofrecen o por la mala optimización de su código, suponen una enorme carga de trabajo, hasta ese hábito tan común de abrir pestañas y más pestañas hasta ser incapaces de leer la descripción de cada una de ellas (el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra).
Y también es innegable que los responsables del navegador de Google trabajan, constantemente, en la búsqueda de soluciones que ayuden a reducir el impacto que tiene Google Chrome en los recursos de los sistemas en los que se emplea. Por ejemplo, con la llegada de Windows 10 2004 (May Update) y, de su mano, mejoras en la gestión de memoria, supimos que empezaron a trabajar para emplear SegmentHeap en sustitución de LegacyHeap, un método de gestión mucho más eficiente para la gestión de los montículos de memoria y el aprovisionamiento de la misma. Desgraciadamente, eso sí, al menos de momento no podemos contar con ello.
En esta misma línea de optimizar el consumo de recursos de Google Chrome, hace alrededor de un mes supimos que también estaban buscando optimizar el funcionamiento de JavaScript en las páginas web cargadas, con el fin de reducir su actividad, disminuyendo el consumo de recursos y, principalmente, el de energía, algo que cualquier usuario de portátil agradecerá en gran medida, especialmente si es de los propensos a tener abiertas más pestañas de lo que resulta humanamente justificable.
Y cuando todavía estamos esperando la llegada definitiva de esta optimización, así como que los ingenieros encuentren la manera adecuada de implementar SegmentHeap, sabemos por The WindowsClub que están trabajando en otra nueva función de Google Chrome para reducir el consumo de batería y, cabe esperar, también del resto de recursos de los sistemas en los que se utiliza. Y lo más sorprendente es que no solo dependerá del propio navegador, no, las páginas web también serán partícipes en el proceso.
¿Y en qué consiste esta nueva función? Pues en definir una nueva metaetiqueta, en la que sea la propia web la que, sabedora de su funcionamiento y de qué procesos de las mismas pueden ser especialmente voraces, emplearán dicha etiqueta para informar a Google Chrome sobre qué ajustes pueden realizarse (reducir la frecuencia de ejecución de scripts, la tasa de fotogramas de vídeo, los efectos visuales, etcétera) cuando sea necesario. De este modo, si el usuario del sistema selecciona un modo de bajo consumo de batería, el navegador lo reconocerá y podrá realizar los ajustes especificados por la propia web.
Este avance de Google Chrome tiene bastante sentido si hablamos de páginas web complejas, pero va todavía más allá en un escenario en el que las aplicaciones web progresivas van creciendo de manera paulatina. Una vez que el navegador se convierte en la interfaz y el gestor de recursos de aplicaciones con las que podemos trabajar a diario, tiene todo el sentido del mundo que navegador y webs trabajen, mano a mano, para ser más eficientes en todos los aspectos, también en el de consumo de recursos.
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