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¿Spotify Premium Duo? ¿Y por qué no poner un precio equitativo según el país?

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La discusión es vieja y, por supuesto, no se aplica solo a Spotify: cualquier servicio al que puedas suscribirte a través de Internet hace exactamente lo mismo, venga de Spotify, de Google, de Apple, de Netflix y todo el largo etcétera que le quieras añadir. Pero ya que esta semana se anunciaba el nuevo plan Premium Duo de Spotify, voy a ponerlos de ejemplo de la cara dura que tienen todas estas empresas cuando de pasar por caja se trata. Y en esta ocasión hablo por España, el país en el que me tocó nacer y en el que sigo viviendo.

Como recogíamos hace unos días, Spotify Premium Duo es un plan nuevo pensado para parejas que conviven juntas y destaca por lo que calificábamos de «una tarifa reducida de 12,99 euros al mes«. Y, en efecto, lo es: en lugar de que cada uno pague los 9,99 euros mensuales que cuesta el plan individual, te acoges al Premium Duo y te ahorras 6,99 euros. Claro que si estás viviendo con alguien y ambos utilizáis Spotify, sale más barato suscribirse al plan familiar, que por 14,99 euros al mes permite hasta seis cuentas. En este caso, te estarías ahorrando un par de euros.

Eso es, de hecho, lo que hacen muchos grupos de amigos, vivan juntos o no: se apuntan al plan familiar y Spotify Premium les sale por una suma que no llega a los 2,50 euros mensuales. Un precio realmente atractivo que en Spotify no están por la labor de generalizar, y es que no hace falta ser un experto en demografía para saber que las familias de seis miembros no son lo más común en la sociedad actual, o al menos en un país como España, aunque haberlas seguro que las hay.

Es por ello que en los términos de servicio Spotify indica como condición para suscribirse al plan familiar que «el titular de la cuenta principal y los titulares de las cuentas subsidiarias deben ser miembros de la misma familia y residir en el mismo domicilio», advirtiendo que «es posible que, de vez en cuando, se pida volver a confirmar el domicilio con el fin de verificar que se siguen cumpliendo los requisitos para acceder al servicio», lo cual se traduce en comprobar que las IP de conexión, ya sea por dirección o geolocalización, coinciden de manera habitual. Por eso de vez en cuando más de un grupito de amigos se encuentra con sus cuentas bloqueadas.

La pregunta del millón es, ¿por qué si están dispuestos a que a una ‘familia’ le salga la cuenta de Spotify Premium a 2,50 euros por cabeza, no ponen precios más ajustados para que más gente considere convertirse en usuario de pago? Es obvio que el plan familiar es una treta comercial cuyo uso pleno y legítimo -seis miembros de una misma familia que vive bajo el mismo techo, cada uno con su cuenta- se dará en un porcentaje mínimo; como es obvio que sin la insaciable presión de las discográficas, Spotify tendría margen para reducir precios y hacer su oferta mucho más atractiva.

Pero ya que no van a hacer nada de todo eso, ¿por qué no, al menos, poner un precio equitativo según la economía de cada país? Porque no en todos los sitios se cobra lo mismo, y aunque Spotify y la gran mayoría de servicios de Internet lo tienen en consideración porque de lo contrario su negocio sería inviable, países como España -es el que me toca, discúlpenme- se ven perjudicados siempre. Porque si yo quiero Spotify Premium, voy a tener que pagar lo mismo que un estadounidense, un alemán o un japonés, cuyo sueldo será por norma general bastante superior al mío. ¿Es esto justo?

En España el plan individual de Spotify cuesta 9,99 euros al mes. Lo mismo que en Francia, Alemania, Estados Unidos o Japón. La diferencia es que el salario medio mensual en todos estos países es, con datos de 2019 y convirtiéndolo todo a euros: 1.658 euros en España, 2.415 euros en Francia, 2.794 euros en Alemania, 3.776 euros en Estados Unidos y 3.571 euros en Japón. Y ni siquiera hago alusión al cambio de moneda, que se lo pasan por el arco del triunfo: el número es el mismo en dólares y en euros. Conviene apuntar también que cuando hablamos de salario medio, no se contempla al grueso de trabajadores que cobra el mínimo o poco más, además de que se trata de estimaciones que pueden variar según la fuente, por lo que se trata de un dato irreal en la práctica, pero el más fiable al que agarrase para realizar este tipo de comparativas.

Sin embargo, Spotify no actúa de igual modo en todos los sitios. Ni siquiera dentro de la Unión Europea, donde tenemos desfases que dan pavor. Del más alto al más bajo: de los 3.133 euros al mes de salario medio que se cobra en Luxemburgo a los 428 euros al mes que se cobra en Bulgaria. ¿Y cuánto cuesta Spotify Premium en cada uno? En Luxemburgo, 9,99 euros; en Bulgaria, 4,99 euros. Otro ejemplo curioso dentro de las fronteras comunitarias es el de nuestro vecino Portugal, donde el salario medio mensual es de 997 euros -una cantidad mucho más cercana al salario real de muchísimos españoles- y la cuenta de Spotify Premium sale por 6,99 euros. ¿Nos toman por tontos, o qué?

Como decía más arriba, es obvio que Spotify varía el precio de suscripción dependiendo del territorio, porque de lo contrario no tendrían clientes potenciales a los que dirigirse. Pongamos como ejemplo un par de los países hispanoamericanos desde donde muchos nos leéis: de norte a sur, el salario medio mensual de México estaría en torno a los 500 euros, en Argentina en torno a los 450 euros; el precio del plan individual de Spotify costaría unos 4 y 1,75 euros, respectivamente. Ambos países están por encima de la media de la región, pero suponiendo que un mexicano cobre el equivalente a 500 euros al mes y un argentino cobre 450, ¿por qué uno paga más del doble por el mismo servicio?estarían

Por desigualdades como esta, que como digo no solo se aplica a Spotify, mucha gente seguirá trampeando todo lo que pueda y, en último término, nunca se subirá el carro de las suscripciones. Porque no es justo. Así que, señores de Spotify, ya saben qué pueden hacer con el Premium Duo y los dos euros de ahorro que trae consigo.

Imagen: Unsplash

Enfocado en las nuevas tecnologías empresariales y de usuario final. Especializado en Linux y software de código abierto. Dirijo MuyLinux y escribo en MC, MCPRO y MuySeguridad, entre otros.

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