Guías
¿Qué actualizaciones mejorarán más el rendimiento de tu PC?
Tarde o temprano llega el momento de renovar un PC, una realidad que podemos afrontar mediante actualizaciones parciales, es decir, cambiando ciertos componentes para estirar su vida útil, o haciendo una renovación total, es decir, cambiando directamente de equipo o sustituyendo casi todos sus componentes.
Ambos escenarios representan un desafío importante. Para ayudaros a afrontarlo publicamos el pasado año una guía dedicada a actualizar un PC de forma óptima, en la que os dimos una serie de consejos para no cometer errores a la hora de emprender actualizaciones de varios componentes, y hoy queremos profundizar en este tema desde una perspectiva distinta: viendo qué actualizaciones serán las más importantes.
Esto nos ayudará a ver qué componentes debemos priorizar a la hora de actualizar un PC, y sí, como habréis podido imaginar todo depende del uso que tengamos pensado darle, ya que obviamente no tenemos que priorizar de la misma forma componentes como la tarjeta gráfica en un equipo para gaming y en un equipo para ofimática.
Nuestro objetivo con esta nueva guía es que tengáis claro, desde el principio, a qué componentes debéis destinar la mayor parte del presupuesto que tengáis para afrontar actualizaciones parciales o totales. Como siempre os recuerdo que podéis dejar cualquier duda que tengáis en los comentarios, y estaremos encantados de ayudaros a resolverlas.
Actualizaciones de componentes para un PC de ofimática
Si queremos actualizar, de forma total o parcial un equipo que se va a utilizar para ofimática debemos partir de una base muy sencilla: el SSD y la memoria RAM. Aunque es cierto que el procesador determinará en parte el rendimiento del sistema este tipo de equipos no necesitan de un chip especialmente potente.
Por contra, el SSD puede marcar una diferencia enorme en la experiencia de uso, y la memoria RAM nos ayudará a disfrutar de una mayor fluidez trabajando con multitarea y con varias pestañas abiertas en el navegador.
Cómo mejora el rendimiento un SSD
Actualizar un PC de ofimática a un SSD eliminará los largos tiempos de acceso y de lectura y escritura que presentan los discos duros. No es necesario que busquemos unidades PCIE NVMe de alto rendimiento, un simple SSD con interfaz SATA III es más que suficiente para que notemos un cambio abismal frente a un HDD.
Las sensaciones que tendrás al actualizar a un SSD serán claras: los tiempos de inicio y de apagado del sistema se reducirán de forma notable, las aplicaciones cargarán antes, los archivos y documentos se abrirán en menos tiempo y todo el sistema operativo presentará un funcionamiento más fluido y ágil. Sentirás que todo «vuela», por eso es una de las actualizaciones más importantes.
Recomendaciones: si tienes un PC muy antiguo y quieres darle una segunda vida algo tan sencillo como montar un SSD de bajo coste supondrá un cambio radical. Hay modelos por menos de 20 euros, así que tenlo claro, esta es una de las mejores actualizaciones que puedes hacer, y de las más económicas.
¿Tienes dudas? Pues en esta guía dedicada al SSD encontrarás todo lo que debes saber. Las actualizaciones son más sencillas cuando tienes una buena base.
Cómo mejora el rendimiento la memoria RAM
Un PC para ofimática que tenga una cantidad de RAM muy ajustada puede limitar en gran medida nuestras posibilidades de trabajo. Puede que notemos que el equipo tarda en terminar de completar los procesos de arranque y de apagado, y que todo, en general, va lento.
Por ejemplo, las ralentizaciones al cambiar de una pestaña del navegador a otra y los largos tiempos de carga de una aplicación son un síntoma claro de que no tenemos suficiente RAM, y de que el sistema tiene que realizar ciclos constantes de vaciado y de llenado, lo que genera esas esperas y obliga al procesador a realizar trabajos redundantes.
Ampliar la RAM es también una de las actualizaciones más rentables que podemos hacer para dar una nueva vida a un PC viejo, ya que notaremos una mejora de rendimiento importante con una inversión mínima.
Recomendaciones: ten en cuenta que ampliar la RAM más allá de una cierta cantidad no hará milagros, de hecho a partir de los 8 GB con estas actualizaciones no notarás ventaja alguna en equipos para ofimática. Pasar de 2 GB a 4 GB representa una mejora enorme que se repetirá, aunque de forma menos marcada, al pasar de 4 GB a 8 GB.
Cómo mejora el rendimiento el procesador
Es el corazón de cualquier PC. Se ocupa de las tareas de propósito general, y por tanto todo el rendimiento del equipo gira en torno a él, pero las tareas de ofimática son poco exigentes y funcionan bien incluso en CPUs poco potentes, por lo que es importante priorizar antes el SSD y la RAM, salvo situaciones límite en las que nuestro procesador esté totalmente obsoleto.
Si tenemos un procesador obsoleto notaremos que este está siempre activo y que algo tan simple como abrir un documento de Word o ejecutar una aplicación ligera tarda más de lo que debería y genera un uso muy elevado del mismo.
Recomendaciones: no necesitamos un procesador muy potente, como hemos dicho. Cualquier chip con dos núcleos y cuatro hilos, como el Pentium G4560 o el Athlon G300, ofrecen un rendimiento óptimo para trabajar con tareas de ofimática y tienen precios muy contenidos. Por lo general no vale la pena gastar más de 50 euros en un procesador para este tipo de tareas.
Actualizaciones de componentes para un PC gaming
Si queremos actualizar un PC para juegos la cosa cambia, y mucho. Actualmente lo más importante para conseguir un buen rendimiento en juegos es la tarjeta gráfica, de hecho podemos contar con un procesador muy mediocre y disfrutar de una experiencia buena (aunque esté desequilibrada) en juegos si nuestra tarjeta gráfica es lo bastante potente.
Obvia decir que si nos vamos a los extremos cualquier desequilibrio exagerado hará que la experiencia en juegos no sea nada buena, pero entrando en un nivel de prioridades razonables la tarjeta gráfica es el elemento principal, el componente al que más presupuesto debemos dirigir en todas las actualizaciones de piezas de un PC para juegos.
Cómo mejora el rendimiento una tarjeta gráfica
Los juegos generan una intensiva carga de trabajo computacional que se resuelve en la tarjeta gráfica. El procesador realiza también una labor importante, puesto que prepara la información con la que trabajará posteriormente la tarjeta gráfica, pero esta es la que asume la carga más pesada. De la tarjeta gráfica dependerá la resolución a la que podremos jugar, la calidad gráfica y, en gran medida, la fluidez del juego (fotogramas por segundo).
Si tenemos un procesador de alto rendimiento y una tarjeta gráfica de bajo rendimiento la experiencia será un desastre, pero si tenemos una configuración a la inversa la experiencia puede llegar a ser, salvo casos aislados, muy buena. Actualizar nuestro PC a una tarjeta gráfica más potente se traducirá en un aumento de rendimiento enorme. Por ejemplo, saltar de una Radeon HD 7770 a una Radeon RX 580 nos permitirá multiplicar casi por cuatro el rendimiento en juegos.
Recomendaciones: normalmente la gama media es la que ofrece un mejor valor en relación precio-prestaciones, aunque también podemos encontrar opciones interesantes en la parte baja de la gama alta. Es importante tener en cuenta que aunque este componente es clave las actualizaciones que hagamos no deben dejarnos sin presupuesto si vamos a necesitar renovar otros componentes, como la RAM o la CPU. Piensa a qué resolución vas a jugar y cuánto dinero puedes gastar, y si no encuentras ninguna opción interesante recurre al mercado de segunda mano.
¿Tienes dudas? Echa un vistazo a nuestra guía de cinco tarjetas gráficas que son una mala compra y que debes evitar. Podrás utilizarla como punto de partida para futuras actualizaciones.
Cómo mejora el rendimiento la memoria RAM
La memoria RAM afecta al rendimiento de los juegos que utilizamos, pero también determina qué títulos podremos utilizar y cuáles no. En la mayoría de los casos, si tenemos un poco menos de la memoria RAM que listan los juegos en sus requisitos mínimos podremos ejecutarlos, pero tendremos tirones y parones, consecuencia de los vaciados y llenados constantes de la RAM, que pueden acabar haciendo que la experiencia sea nefasta.
En casos extremos, es decir, si no tenemos suficiente memoria RAM, no podremos ni siquiera iniciar el juego. La memoria RAM también puede afectar a la fluidez de los juegos, es decir, a la tasa de fotogramas por segundo, aunque su impacto es menor que el que tienen la tarjeta gráfica y el procesador.
Recomendaciones: debes tener claro que a día de hoy el mínimo para jugar en condiciones son 8 GB de RAM. Si tienes 4 GB y necesitas actualizar también la tarjeta gráfica reserva sí o sí una pequeña parte del presupuesto para añadir al menos 4 GB de memoria más. Es una de las actualizaciones más económicas y más importantes, y te abrirá muchas puertas, ya que no solo podrás jugar a todos los títulos actuales, sino que además podrás olvidarte de los tirones y de los parones en plena acción.
¿Tienes dudas? Pues no te pierdas esta guía dedicada a la memoria RAM. Te ayudará a acertar en futuras actualizaciones.
Cómo mejora el rendimiento un procesador
El procesador es el núcleo central de cualquier PC. Cuando hablamos de juegos su tarea es fundamental, ya que se ocupa de realizar todas las operaciones de propósito general que requiere un juego y suministra datos a la tarjeta gráfica y a la RAM. La RAM le sirve como punto de apoyo para recuperar datos e instrucciones que necesita sin tener que volver a procesarlas, mientras que la tarjeta gráfica depende directamente de él para desplegar su potencial.
Si el procesador no es capaz de mantener un buen ritmo de trabajo la tarjeta gráfica no recibirá datos e información de forma continuada y no podrá trabajar adecuadamente, lo que producirá un cuello de botella al tener la segunda un limitador, un freno. En casos extremos en los que el procesador no tiene suficiente potencia, ya sea por su bajo IPC o por no contar con los núcleos que requiere un juego, puede que tengamos caídas muy grandes de rendimiento o que el juego ni siquiera arranque.
Recomendaciones: a día de hoy debemos contar, como mínimo, con un procesador de cuatro núcleos al nivel de un Ryzen 3 1200 o un Core i5 serie 4000 que superen los 3 GHz de frecuencia, aunque lo ideal es montar un procesador de cuatro núcleos y ocho hilos, o de seis núcleos, para jugar a todos los títulos actuales con garantías. Si queremos estar preparados para el futuro necesitaremos un procesador con ocho núcleos.
¿Tienes dudas? Pues no te pierdas nuestra guía de cinco procesadores que son una mala compra y que debes evitar. Te servirá como referencia para tus actualizaciones de componentes.
Notas finales: actualizaciones, prioridades y sentido común
Las actualizaciones de componentes «priorizadas» son la mejor opción cuando tenemos en mente un uso concreto del PC, pero debemos hacerlas siempre con sentido común. En los apartados anteriores os hemos explicado el orden de prioridad que debemos seguir a la hora de afrontar actualizaciones de componentes centrándonos en el uso que vayamos a dar al equipo, pero antes de tomar una decisión debemos valorar el estado de nuestro PC y la necesidad real de actualización de cada componente.
Por ejemplo, si tenemos un PC para ofimática que cuenta con un disco duro, un procesador muy poco potente y solo dispone de 2 GB de RAM lo ideal sería repartir el presupuesto en mejorar esos tres componentes de la siguiente forma:
- Montar un SSD económico de, al menos, 240 GB.
- Actualizar a un procesador de dos núcleos y cuatro hilos.
- Montar, al menos, 2 GB adicionales de RAM.
Con un PC para juegos ocurre exactamente lo mismo. A la hora de realizar actualizaciones hay que tener en cuenta qué componentes cumplen con los mínimos que hemos indicado y qué componentes no. Si tenemos, por ejemplo, un equipo con un procesador de cuatro núcleos, como un Core i5 4690, por ejemplo, y 8 GB de RAM podríamos centrar casi todo el presupuesto en cambiar la tarjeta gráfica y reservar un poco para montar también un SSD.
Por contra, si tenemos un PC con un procesador de dos núcleos y cuatro hilos, como el Core i3 4130, 4 GB de RAM y una GeForce GTX 650 y queremos jugar en 1080p tendremos que dividir el presupuesto para conseguir, al menos, estos componentes:
- Un procesador Core i5 serie 4460 como mínimo.
- Ampliar la RAM a 8 GB.
- Montar una Radeon RX 470 como mínimo (están muy baratas de segunda mano).
Con una configuración centrada en las actualizaciones que hemos indicado arriba podremos mover prácticamente cualquier juego actual en resolución 1080p y calidades altas o máximas disfrutando de una buena fluidez, y con una inversión mínima.
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