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World of Warcraft Classic: el poder de la nostalgia unida a un juego único

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El lanzamiento de World of Warcraft Classic fue uno de los eventos más importantes dentro del mundo de los videojuegos. Es curioso, ya que no se trata de un título nuevo, ni de un juego que tenga gráficos de última generación o que adopte el modelo gratuito para llegar a una mayor cantidad de público.

Nada más lejos de la realidad, World of Warcraft Classic supone el regreso del clásico de Blizzard que puso patas arriba el mundo de los MMORPG allá por 2004. En 2009 este juego se convirtió en el más popular de su género tras superar la barrera de los 10 millones de jugadores activos, y a finales de 2017 logró romper otro récord al superar los 9.000 millones de dólares en ingresos.

Está claro que World of Warcraft ha sido un fenómeno de masas, es algo más que un simple juego, y World of Warcraft Classic no hace más que confirmarlo. Como sabrán muchos de nuestros lectores se trata del regreso de la entrega original, es decir, del clásico tal y como llegó a los jugadores antes del lanzamiento de su primera expansión.

Con World of Warcraft Classic volvemos a la esencia del clásico y tenemos la oportunidad de descubrir, o de redescubrir, en caso de que seas un jugador veterano, ese estilo único que llevó a millones de usuarios de todo el mundo a invertir horas y horas explorando los vastos mundos de Azeroth.

World of Warcraft Classic: Azeroth antes de la catástrofe

Blizzard ha integrado World of Warcraft Classic como un juego independiente de World of Warcraft, de hecho en el propio cliente de Battle.net tenemos ambos títulos separados, aunque por suerte comparten suscripción. Esto quiere decir que si tienes tiempo de juego activo en uno podrás jugar al otro, no tendrás que pagar dos suscripciones.

Es un movimiento muy acertado, ya que permite a los fans de la franquicia compaginar sus ratos de ocio alternando entre ambos títulos sin tener que preocuparse por la cuota de suscripción. Esta se mantiene inalterada, pero debes tener en cuenta que la experiencia que ofrecen ambos es totalmente distinta.

No estamos exagerando. Es fácil dejarse llevar y olvidar que World of Warcraft Classic llegó hace ya quince años, una enorme cantidad de tiempo que, obviamente, no ha pasado en balde. Blizzard ha lanzado numerosas expansiones y actualizaciones que han cambiado por completo el juego que conocimos en 2004, y no solo en lo que a jugabilidad se refiere, sino también en lo que respecta al plano técnico.

Eso es, precisamente, lo primero que notamos nada más entrar, el gran cambio a nivel gráfico. Como hemos dicho World of Warcraft Classic es una vuelta absoluta al clásico original, y esto se deja notar en el apartado gráfico. La lista de cambios es enorme, y en ella se incluye desde el modelado de los personajes hasta las texturas, numerosos efectos y, como no, la distancia de visión que tenemos cuando recorremos Azeroth.

Blizzard ha querido recuperar la esencia de World of Warcraft y trasladarla directamente al usuario, y lo ha hecho con todas sus consecuencias, pero gracias a su cuidado diseño artístico y a la cuidada ambientación del juego tenemos un cambio que resulta menos brusco de lo que cabría esperar tras «viajar 15 años en el tiempo».

Una experiencia que vale la pena revivir

No puedo mentir, siempre he sido un gran aficionado a los juegos de rol online, y World of Warcraft fue en su momento uno de mis títulos favoritos. Tener la oportunidad de volver a recorrer el original ha sido una experiencia verdaderamente única que ha ido más allá de la nostalgia. Me ha hecho darme cuenta, una vez más, de que Blizzard tiene la capacidad de crear juegos únicos partiendo de un diseño y de una jugabilidad cuidada al mílimetro, sin necesidad de hacer grandes alardes a nivel técnico.

World of Warcraft Classic no tiene unos gráficos impresionantes, y tampoco unas animaciones espectaculares, pero reproduce a la perfección toda la magia del clásico que nos enamoró a mediados de la pasada década, representa un desafío y una experiencia única que ningún otro MMORPG ha sido capaz de reproducir, y que sin duda merece la pena disfrutar, tanto si es tu primera como tu segunda vez. Muy recomendable.

Antes de terminar os recuerdo los requisitos que debéis cumplir para poder mover el juego de forma óptima:

Requisitos mínimos

  • Windows 7 de 64 bits.
  • Procesador Core 2 Duo E6600 o Athlon 64 X2 equivalente.
  • 2 GB de RAM (4 GB si usas una GPU integrada).
  • Tarjeta gráfica Intel HD 4000, GeForce 8800 GT o Radeon HD 4850 con 512 MB.
  • 5 GB de espacio libre.
  • Resolución de 1.024 x 768 píxeles.

Requisitos recomendados

  • Windows 10 de 64 bits.
  • Procesador Intel Core i7 4770 o AMD FX 8370.
  • 8 GB de RAM.
  • Tarjeta gráfica GeForce GTX 960 con 4 GB o Radeon R9 280 con 4 GB.
  • 70 GB de espacio libre.
  • Resolución de 1.024 x 768 píxeles.

Tened en cuenta que los requisitos recomendados aplican a World of Warcraft en su estado actual.

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