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Nuestros lectores hablan: ¿Usas discos duros o has actualizado a SSD?
Hay poco que no te hayamos contado ya de las SSD y de sus grandes ventajas frente a los discos duros. Especialmente en cualquier apartado de rendimiento, arranque del sistema operativo, apertura de aplicaciones o en transferencia de datos, pero también en otros aspectos como el ruido, emisión calorífica y consumo, por su base en las memorias NAND flash y la ausencia de partes móviles.
La mejora de su robustez y resistencia a fallos en las últimas generaciones han acercado su tiempo medio entre fallos (MTBF) a lo que ofrece un disco duro típico de consumo, mientras que la llegada de nuevos formatos más pequeños y rápidos como las M.2 NVMe y una bajada constante de precios, han añadido atractivos adicionales para convertir a SSD en el componente recomendado para almacenamiento masivo, superando el cuello de botella que los discos duros suponen para las arquitecturas de computación actuales.
Los fabricantes llevan tiempo adoptándolas y entre las docenas de equipos presentados esta semana en la feria IFA, simplemente cuesta encontrar algún disco duro entre ellos, y como mucho, se usan como unidad adicional a las SSDs que actúan como principal unidad de almacenamiento.
Si su uso por fabricantes OEM es de estándar absoluto, la instalación de una SSD para mejorar equipos actuales o más antiguos es una de las mejores actualizaciones de hardware que un usuario puede realizar. Sea reemplazando el disco duro en un portátil o instalando una SSD (sola o junto a ellos) en un ordenador de sobremesa, los beneficios son tangibles desde el minuto uno.
Muchos usuarios han apostado por este tipo de actualizaciones y en mi caso personal, ya te conté como había dicho «adiós» a los discos duros como unidades internas en un proceso gradual a medida que el presupuesto lo ha ido permitiendo. Hace tiempo que reemplacé el disco duro del ordenador portátil en una guía práctica que conoces si nos sigues. Primero con una SATA de bajo tamaño manteniendo el disco duro para aumentar la capacidad y después a una M.2 NVMe eliminando el disco duro.
La misma táctica seguí en el sobremesa. Primero instalé una SSD SATA como unidad principal para el sistema y aplicaciones manteniendo un par de discos duros en RAID para obtener mayor capacidad y después (cuando el presupuesto lo permitió) instalé una SSD PCIe y retiré los discos duros. Por supuesto, lo del «adiós» a los discos duros es un eufemismo, porque podemos y debemos aprovechar todos los que vamos retirando. En mi caso los destiné para renovar los del NAS y otro como disco duro portátil.
Es un caso de uso personal, porque cada usuario es un mundo y tiene diferentes necesidades en capacidad y rendimiento, así como presupuestos diferentes. Hoy te preguntamos por ello buscando tu participación. ¿Has dado el salto a SSD? ¿En qué formato y capacidad? ¿Qué tipo de configuración utilizas? ¿Para qué usas los discos duros retirados?
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