20 años de Wi-Fi: la historia de cómo nos libramos del cable

Hace años que la conectividad inalámbrica forma parte de nuestra vida diaria y casi damos por hecho que cualquier dispositivo debe ser capaz de funcionar con Wi-Fi. Actualmente, más de 30.000 millones de dispositivos lo utilizan y hoy, 20 de junio, celebra su veinte aniversario. En este artículo conoceremos algo más sobre su historia.

Como ocurre con muchos grandes inventos, no es posible mencionar a una sola persona como la inventora del Wi-Fi. Tuvieron que pasar muchos años y muchas mentes brillantes para que podamos disfrutar hoy de un sistema de comunicación eficiente y fiable.

Nuestra historia comienza en el Hollywood dorado de los años 40. Una chica nacida como Hedwig Eva María Kiesler en el antiguo imperio austrohúngaro, y de familia judía, se convertía en la primera mujer que protagonizaba un desnudo en la historia del cine y también en la descubridora del espectro ensanchado, la base para protocolos de comunicación como el Wi-Fi o el Bluetooth.

Hedy Lamarr, el nombre artístico que le propuso su protector Louis B. Mayer, magnate y dueño de la Metro Goldwyn Mayer, fue capaz de combinar su carrera de cine con los estudios de telecomunicaciones, llegando a licenciarse como ingeniera. Richard Rhodes, uno de sus biógrafos, aseguró que Lamarr “odiaba las fiestas y nunca bebía. Su principal hobby era inventar”.

En colaboración con el compositor George Antheil, Hedy Lamarr inventó un sistema para detectar los torpedos teledirigidos que usaba la flota germana para dominar el Atlántico. El dispositivo era capaz de funcionar en 88 frecuencias (equivalentes a las teclas de un piano) y reproducir lo que hoy conocemos como espectro ensanchado por salto de frecuencia.

Este desarrollo supuso la base técnica necesaria para que 1971 se diera un paso más. Una red de ordenadores llamada ALOHAnet y diseñada por la Universidad de Hawai envío varios paquetes de datos a través de las ondas UHF, las mismas que usaban los canales de televisión. Algunos de los protocolos que se usaron en el experimento son la base de la conectividad que disfrutamos hoy.

En 1985, la FCC norteamericana primero y varios países después decidieron liberar la banda ISM para que cualquiera pudiera transmitir datos de forma inalámbrica sin tener una licencia. Entre otras, cubre los 2.4 y 5 GHz tan populares hoy día.

A mediados de 1991, NCR y AT&T presentaron WaveLAN, una solución de transmisión inalámbrica entre cajeros y durante toda esa década, varios proyectos se interesaron en desarrollar una solución para librarse de los cables. Ese mismo año, la operadora instaló la primera red inalámbrica a gran escala en la Universidad Carnegie Mellon.

El IEEE 802.11, lanzado en 1997, está considerado como el primer estándar Wi-Fi y permitió alcanzar una velocidad de 1 Mbps (un sueño para la época). Las letras “IEEE” hacen referencia al desarrollador del estándar, el Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (Institute of Electrical and Electronics Engineers). Los siguientes estándares son desarrollos posteriores sobre la base del IEEE 802.11.

En 1999 gigantes de las telecomunicaciones como Nokia, 3Com, Airones, Intersil o Lucent se unieron para crear la WECA, que más tarde se conocería como WiFi Alliance y que hoy día está formada por más de 150 empresas.

Finalmente, en abril de 2000, se certifica la interoperabilidad de equipos según la norma IEEE 802.11b, bajo la marca comercial Wi-Fi. Por primera vez, los consumidores tenían un estándar seguro y fiable de conectividad inalámbrica.

En los últimos años hemos asistido a la vertiginosa evolución del protocolo, que cada pocos años es capaz de multiplicar la velocidad de transmisión al tiempo que se mejora la seguridad y se reducen los precios. Sin lugar a dudas, uno de los avances tecnológicos más interesantes de los últimos años.